Capítulo 402

“¡Decir ah!” Nicolás dejó escapar una mueca. “En ese caso, renunciaré a mi cargo como presidente dela empresa. No es como si me importara mucho este trabajo, de todos modos. De esa manera, elabuelo no tendrá que enojarse más y puedo hacer lo que quiera sin tener que cargar con mi familia”,dijo. Con eso, se dio la vuelta y se fue de inmediato. Esa misma noche, Nicholas se fue al extranjerode inmediato con Gregory. Tobias se quedó atónito cuando se enteró de la noticia. No esperaba queNicholas fuera tan resuelto y determinado. Naturalmente, esto tampoco podía ocultársele aRemus. “¡Qué inaceptable! ¡Esto es simplemente escandaloso! ¡¿Quién le dio permiso parairse?!” ladró con una mirada feroz mientras estaba sentado en su lecho de enfermo en la sala delhospital; estaba tan furioso que le dolía el pecho. Temiendo que pudiera enfermar de rabia, Tobias yStefania intentaron apaciguarlo repetidamente. Tobias dijo: “Cuídate, papá. Sermonearemos aNicholas por eso. Stefania intervino: “Tobias tiene razón; tienes que cuidarte. El doctor dijo que nopuedes enojarte en este momento”. Para sorpresa de todos, Remus los ignoró por completo y, encambio, desvió su mirada furiosa hacia Kieran, quien había estado a un lado e intentando ser invisibletodo este tiempo. Ordenó: “Ve a traer a tu hermano de vuelta, ¡ahora!” Kieran no esperaba que Remuslo apuntara a él a pesar de sus mejores esfuerzos para minimizar su presencia. Parpadeó y levantó lasmanos, diciendo inocentemente: “Abuelo, no es que no quiera buscarlo. Ni siquiera sé dóndeestá”. Exasperado, Remus le dijo a Tobias entre dientes: “Envía gente a buscarlo. ¡Tráelo de vueltapase lo que pase! Tobias asintió con una expresión solemne. Al ver la respuesta de Remus, Kieranrespiró aliviado. Bueno, está bien mientras no tenga que buscar a Nicholas yo mismo, pensó. Dehecho, tenía una idea aproximada de lo que estaba pensando Nicholas. De hecho, Remus habíaempujado a Nicholas un poco demasiado lejos esta vez. Nicholas solo se fue porque no tenía otraopción, por lo que Kieran quería aprovechar una oportunidad para él. Y además, sabía adónde iríaNicholas. Remus todavía estaba furioso durante los siguientes días. Después de todo, realmente noesperaba que Nicholas renunciara a su trabajo como había dicho. Por otro lado, Hayley y los Stonesestaban estupefactos. Nunca esperaron que Nicholas fuera tan directo; prefiere renunciar comopresidente de la empresa de su familia que casarse con Hayley. “¡Este chico Nicholas ha idodemasiado lejos! ¡Está humillando a nuestra Hayley! Sonia maldijo con exasperación. Nero y Maxwell

también se veían tan negros como un trueno. Con los ojos bajos, Hayley se sentó en el sofá mientrassus manos se apretaban en puños sobre su regazo con tanta fuerza que sus nudillos se pusieronblancos. ¡Nunca antes me habían humillado así en toda mi vida! pensó. … Mientras tanto, Tessadesconocía por completo lo que estaba sucediendo en el país. Su vida diaria en Viena transcurríabásicamente entre la orquesta y su apartamento. Hoy volvió a su apartamento con su violín a laespalda como siempre. Sin embargo, para su sorpresa, tan pronto como llegó a la entrada de suvecindario, vio a alguien que no esperaba. Sonó la voz alegre de Gregory. “¡SeñoritaTessa!” Sacudiendo la mano de Nicholas, corrió alegremente hacia Tessa tan rápido como suspequeñas piernas se lo permitieron antes de lanzar sus brazos alrededor de sus piernas. “SeñoritaTessa, estoy aquí para verla. ¿Estás sorprendido?” Al escuchar esto, Tessa finalmente se recuperó dela sorpresa. Se inclinó y recogió a Gregory antes de caminar hacia el hombre extraordinariamenteguapo que estaba cerca con una sonrisa brillante. Nicholas observó con ternura no disimulada en susojos mientras la dama caminaba tranquilamente hacia él. “Bienvenido a casa”, dijo. Tessa se quedóatónita por un momento. No entendía por qué, pero estas simples palabras la hicieron sentir como encasa. Al final, incapaz de averiguar la razón, dejó de pensar en ello. Sus ojos se arrugaron en unasonrisa mientras asentía y decía: “Sí, he vuelto”. Nicholas curvó los labios en una leve sonrisa. Luego,tomó el violín de Tessa y tomó su mano, llevándola a casa. Después de que regresaron alapartamento, Tessa sirvió a Nicholas y Gregory un vaso de agua para cada uno y se sentó en el sofácon ellos. “¿Cuánto tiempo se van a quedar ustedes dos esta vez?” ella preguntó. Nicholas dijo conuna sonrisa traviesa: “¿Qué pasa si digo que nos quedaremos aquí de forma permanente?” “Papá,¿realmente nos vamos a quedar aquí por mucho tiempo?”

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