Capítulo 94

Amelia no se acercó a la mesa de la niña.

Simplemente pasó de largo.

La pequeña, que estaba siendo entretenida por una mujer alta y rellenita, tampoco levantó la vista.

El rostro de Amelia se mantuvo sereno mientras caminaba.

Después de pasar por la mesa de la niña, se detuvo en otra junto a la ventana. Seguía al teléfono, mirando confundida a su alrededor, como buscando a alguien.

Pero al parecer no encontro a quien esperaba y al acercarse el mesero con el menú, lo rechazó amablemente con un gesto de la mano. Tras una mirada más al centro comercial a través de la ventana, salió por la puerta principal.

Dorian echo un vistazo a la pequeña que sequía con la mujer rellenita. La niña no parecía estar muy involucrada en el juego, solo miraba a su alrededor con curiosidad y confusión.

No sabía por que, pero Dorian asociaba a la nina con Amelia.

Quizá era la similitud en sus edades, o quizás la tranquilidad en sus ojos que le recordaba a Amelia y a una Amanda mas joven. Al verla, sintió como si algo lo golpeara en el pecho, pero era una sensación tan efímera que no podia aferrarse a ella.

Estrictamente hablando, la niña y Amelia no se parecían mucho.

No sabia si era su predisposicion la que jugaba con él, al igual que inicialmente confundió a Amelia con Amanda. Al ver

a la niña, penso de manera natural en Amelia y ese bebé, luego buscó a Amelia de manera subconsciente.

Aunque ella había aparecido en el lugar por casualidad, no tenia ninguna interacción con la niña.

La nina pareció notar a Amelia saliendo, pero no mostró ninguna reacción especial, sin llorar, sin hacer alboroto, sin sorpresa, solo la observaba con la misma curiosidad y confusión que a los demás.

Una joven latina se acercó disculpándose a la mesa y se sentó frente a la mujer rellenita. Dejó su bolso y se volvió a jugar con la niña, que se reia a carcajadas, mostrando una relación cercana con la desconocida.

Aunque era el resultado más normal, Dorian no podía negar la sensación de pérdida que brotó en su corazón por un

instante.

El mundo no está lleno de tantas coincidencias y suerte.

Dorian retiró la mirada de la niña y la dirigió hacia Amelia, que ya estaba afuera. Tras una pausa, camino hacia ella.

Rufino estaba concentrado en su comida, ajeno a Amelia que había pasado por allí. Solo levantó la cabeza cuando Dorian se acerco Iba a invitarlo a comer mientras estaba caliente, pero él ya se estaba despidiendo: Sigue comiendo, tengo un asunto urgente. Hablamos después.”

Rufino se quedó perplejo. “¿Qué?”

Dorian que ya estaba recogiendo la cuenta de la mesa y escaneando un código con su teléfono para pagar. Se marchó rápidamente.

Amelia no se había ido lejos, estaba esperando a alguien en la entrada del centro comercial. Al girarse, lo vio acercándose.

A diferencia de la sorpresa inicial, estaba mucho más tranquila ahora y hasta sonrió al saludarlo: “¿Vienes a comer?”

Dorian asintió levemente. “Si.”

Miró detrás de ella: “Estás esperando a alguien?”

Amelia asintió: ‘Si, una compañera me invitó a comer.”

Luego le preguntó Y tú que haces por aqui?”

Firespondió: “Viaje de trabajo.”

Capitulo 9

Amella sonnó sín seguir la conversación, solo miró su reloj y luego volvió a mirar hacla afuera, claramente esperando a

alguien.

Dorian también miró hacia afuera un momento y luego la miró: “Felicidades por graduarte.”

Ella sonrió: “Gracias.”

Recordó cuando él le pidió a través de Frida que no dejara la escuela, que ya no la molestaría más y mientras sus labios se curvaban levemente, lo miraba y le agradecia sinceramente: “Gracias por aquel entonces.”

Dorian no respondió, solo la miraba.

Amelia se sintió un poco incómoda bajo su mirada y desvió la vista.

Finalmente, él dijo: “¿Cómo te ha ido estos años?”

Su voz era tan tranquila como siempre.

Ella respondió: “Muy bien.”

Luego cortésmente, le pregunto: “¿Y a ti?”

Dorian dijo: “No está mal.”

Amelia se quedó un momento sin saber qué decir. No es que Dorian y ella hablaran mucho en sus buenos tiempos, y ahora, con dos años encima y el incómodo titulo de ex-cónyuges, no sabia bien qué tema sacar. Así que se limitó a sonreír y desvió la mirada hacia la puerta, usando la espera como excusa para esquivar el momento incómodo.

Dorian también miró hacia afuera, siguiendo su ejemplo: ¿Y ahora qué planeas? ¿Volverás a tu país?”

Ella negó con la cabeza suavemente: “No, no voy a volver.”

Él la observó: “¿Por qué?”

Amelia apenas frunció los labios, no quería realmente entrar en detalles, pero los penetrantes ojos oscuros de Dorian seguian fijos en ella, esperando una respuesta.

“No tengo un hogar al cual volver, da igual dónde esté,” dijo con una sonrisa. Justo en ese momento, su teléfono emitió un “bip”, indicando una nueva notificación de WhatsApp.

Ella lo tomó y echó un vistazo rápido, luego miró a Dorian con una expresión de disculpa: “Mi amiga ya llegó, tengo que irme.”

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