Un Beso Que Le Atrapó A Mi Señor Perfecto Novela Completa
Un Beso Que Le Atrapó A Mi Se5ñor Perfecto Capítulo 2468

Capítulo 2468

Ella habla decidido que después de terminar la película se tomaría un descanso antes de aceptar otro proyecto. Ese tiempo, por supuesto, estaba destinado a pasar momentos de calidad con sus dos queridos abuelos, después de todo, ya estaban en edad avanzada.

La abuelita estaba encantada con sus atenciones, “Ay, mi hijita, aunque estuvieras todo el día revoloteando a mi alrededor, no me molestaría ni un poquito. ¿Cómo no voy a estar feliz con una nietecita tan adorable

como tú?”

El abuelito también estaba de muy buen humor. Maira no pudo evitar que sus ojos se humedecieran al ver la mesa llena de sus platillos favoritos.

“Desde temprano, cuando Leo me dijo que iban a venir, le pedí especialmente a la Señora Flora que preparara todo lo que a ti te gusta. Seguro que afuera no has podido disfrutar de todo esto.

Mira estos chiles rellenos, fui con la cocinera a escoger los más frescos personalmente.

Te apuesto a que te van a encantar.”

La abuelita seguía describiendo los platos, y Maira no podía imaginarse desde cuándo los ancianos habían empezado a planear esta comida.

De repente, se sintió un poco culpable; si hubiera regresado de sorpresa, los ancianos no habrían tenido que preparar tantos platos.

Ahora, después de todo el esfuerzo que hicieron, solo iban a comer en casa y al día siguiente ya tendría que

marcharse.

¡Qué desperdicio!

Leonardo, como si estuviera leyendo sus pensamientos, le acarició la espalda dulcemente.

“Decidimos avisarles con tiempo para que pudieran alegrarse antes. Volver de improvisto nunca es tan gratificante como saberto con anticipación, ¿no te parece?”

Después de escuchar a Leonardo, Maira dejó de preocuparse innecesariamente y asintió con la cabeza.

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“Sí, voy a tratar de venir más seguido.”

Maira respiró profundamente, no queriendo arruinar el buen ánimo de los ancianos.

Con mucho entusiasmo, tomó asiento en la mesa y la abuelita no paraba de servirle comida. Pero Maira era toda cortesía, devorando todo lo que su abuela le ofrecía hasta dejar los platos relucientes.

“¡Definitivamente no hay nada como la comida de casa!”

Después de terminar con el postre, Maira, con el estómago lleno, expresó esa reflexión que hizo sonreír descontroladamente a la abuelita.

“Si está delicioso, vengan a comer más seguido. Yo hago todo esto con la ayuda de Flora, no me cuesta ningún trabajo.”

Maira sonrió y asintió con la cabeza, “Seguro que si.”

Después de la cena, ella tenía la intención de quedarse un rato charlando con los ancianos, pero apenas se sentó en el sofá, no pudo evitar empezar a dar cabezadas debido al sueño.

Leonardo le acomodó la barbilla para que pudiera apoyarse en su hombro y dormir más cómoda, y luego le explicó en voz baja a la abuela.

“Estos últimos días ha estado bastante ocupada con el final del rodaje. Se ha estado levantando a las cuatro

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o cinco de la mañana, y no llega a la cama hasta las once o doce de la noche. Hoy terminaron temprano y por eso la traje a verlos.”

Al escuchar esto, los ancianos no pudieron hacer otra cosa que sentir pena por Maira, e instaron a Leonardo a llevarla a la habitación para que descansara.

“No dejes que se quede dormida en el sofá y se resfrie. Ya casi termina todo ese ajetreo, después pueden volver y pasar más tiempo con nosotros.”

Maira apenas había sido acomodada en la cama cuando abrió los ojos con cierta confusión y preguntó, “¿Y los abuelitos?”

Leonardo acarició su mejilla, “Sigue durmiendo, yo voy a bajar a charlar un rato con ellos.”

“¿Cómo voy a hacer eso? Apenas si he venido, y aún quiero seguir hablando con la abuela.”

Antes de terminar la frase, Maira ya había vuelto a sumergirse en el sueño.

Viéndola de esa manera, Leonardo se sintió plenamente satisfecho y le dio un beso en su frente.

Se dio cuenta de que lo que había estado buscando todo este tiempo era esta paz, esta tranquilidad. Con ella a su lado, se sentía completamente satisfecho.

Al bajar, Leonardo no alcazaba ver al abuelo, solo quedaba la abuela sentada en el sofá, disfrutando de su

mate.

Capitulo 2469

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