Capítulo 3

Al escuchar la palabra ‘separarse‘, el corazón de Odalys se apretó con fuerza, sintiendo un agrio dolor. Desde que se hablan casado, las visitas anuales de Gerson a Oasis Sereno se podian contar con los dedos de las manos, prácticamente como si ya estuvieran separados.

*De todos modos, solo quedan tres meses, no creo que sea necesario vivir juntos“.-

Gerson la miró fijamente por unos segundos y con una sonrisa burlona le respondió: “Eso no lo decides tú. yo mando aqui. Hoy le pedi a Ulises que te diera dos horas libres para que llevaras tus cosas de vuelta a

casa“.

“Yo…”

Pero, las palabras de rechazo de Odalys fueron interrumpidas por unos golpes en la puerta, Ulises recordabar desde afuera: “Sr. Borrego, la reunión va a comenzar“.

Gerson se abrocho de nuevo los gemelos y ordenó: “Vete“.

Odalys permaneció inmóvil, insistiendo: “Gerson, ya te lo dije no volveré“.

El pareció no darle importancia: “¿Cuántas veces has dicho eso?“. No era la primera vez que discutian, ni la primera vez que Odalys se mudaba fuera, ella siempre terminaba regresando por su cuenta al poco tiempo. En ese momento, ella sabia que él no le creia, asi que no quiso perder el tiempo en más explicaciones, el tiempo le demostraria que esa vez no volveria.

Al salir de la oficina, ella fue al baño a retocarse el maquillaje, el lugar donde la habian pellizcado en la barbilla estaba morado. Después de arreglarse, estaba lista para llevar su carta de renuncia al departamento de personal pero escuchó a alguien llamarla: “Odalys, se acabó la tinta de la impresora, ve a cambiarla rápido, la necesitamos“.

Ese tipo de órdenes las escuchaba todos los dias, como asistente personal de Gerson, solo debía atender sus necesidades básicas, pero dado que él no la apreciaba, siempre era Ulises quien llevaba a cabo las tareas, por lo que ella terminó siendo la que hacia los recados en todo el piso treinta y seis.

“Odalys, te estoy diciendo que cambies la tinta“, quien la llamaba era Paula, la secretaria que siempre le mostraba desprecio, la misma que se habia mofado de ella por romper con su novio rico. “Aunque vayas a renunciar, debes mantener tu profesionalismo. ¡Aún no has dejado tu puesto aqui!“.

“Mi trabajo es seguir las órdenes del Sr. Borrego y encargarme de su comida, ¿ahora tú también tienes autoridad para dar órdenes en su nombre?“. A pesar de que su puesto como asistente personal parecia humillante, era muy codiciado.

La mujer frente a ella estaba ansiosa por desplazarla y tomar su lugar. Sin embargo, Paula la miro como si viera un fantasma: “Odalys, ¿qué te pasa hoy? ¿Encargarte de la comida del Sr. Borrego? ¿Has visto alguna vez que él se coma esos pedidos que haces?“.

Recordando la comida que había terminado en la basura, Odalys sintió un pinchazo en el corazón. De repente, sintió un dolor en el pecho: era Paula arrojándole unos documentos, diciéndole con arrogancia: “Necesito que estos veinte informes estén impresos para las dos en punto, secretaria Tovar, uno debe conocer sus propios limites“.

Odalys frunció el ceño y, al oir ruido detrás de ella, se giró y vio a Gerson y Ulises saliendo de la oficina, la mirada de Gerson se encontró con la suya. Él, con un gesto burlón en sus labios, expresaba un mensaje claro: “Si ni siquiera podia manejar un trabajo simple, ¿qué derecho tenia de hablarle de divorcio?”

Ella se rio con desden y, delante de Gerson, lanzó los papeles de vuelta hacia Paula, antes de que ésta pudiera reaccionar, los documentos se esparcieron por el suelo. Odalys se dio la vuelta para marcharse, mientras su voz se alejaba se escuchaba: “Paula, no solo necesitas conocer tus limites, también tienes que

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aprender a escuchar. No cambiare la tinta, no imprimiré los documentos. Si tienes agallas, ve y quéjate con Gerson, y otra cosa, él prefiere a las que no tienen cerebro, pero si pecho grande, tú definitivamente careces de cerebro, pero te falta tamaño alli“.

Ya que iba a renunciar, no tenia miedo de ofender a nadie. ¡Era un alivio poder dejarlo en evidencia antes de irse!

La cara de Gerson se tenso al instante, sus labios se apretaron en un arco descontento. Luego, Odalys fue al departamento de recursos humanos para entregar su solicitud de renuncia, el gerente de personal echó un vistazo y le dijo: “Secretaria Tovar, mejor llévese esta solicitud de renuncia. Usted es la asistente personal de Sr. Borrego, necesitamos su firma de aprobación para procesarla“.

Odalys no tomo el documento y dijo sin rodeos: “Mañana no vendré, pueden considerarlo como falta o como quieran“.

El gerente de personal se quedó perplejo: “Esto es incumplimiento de contrato, incluso para renunciar necesita dar un periodo de transición de quince días“.

¿Era necesario un periodo de transición para un puesto que se encargaba de la comida y bebida de alguien? ¿Qué tenia que pasar en unas simples preferencias? ¿Probablemente Gerson moriria de hambre, porque ella no le ordenaria comida?

Odalys se desentendió: “Entonces que Gerson me demande“.

Al salir del Grupo Borrego, recibió una llamada de su amiga intima Otilia Durán, invitándola a tomar algo, probablemente habia visto las noticias del dia anterior y se preocupaba por cómo se estaria sintiendo. Un poco cansada, Odalys rechazó la oferta y se fue directamente al hotel, donde se durmió sin siquiera cenar.

Un ruido de golpes en la puerta la despertó en medio de un sueño borroso, miró la hora, eran las siete y cincuenta. Se levantó para abrir la puerta y encontró al gerente del hotel, quien con una sonrisa incómoda le dijo: “Buenas Srta. Tovar, resulta que hay un problema con su habitación, necesita reparación“.

“No hay problema, cámbienme a otra habitación“, respondió Odalys mientras se disponía a volver a su cuarto a hacer las maletas.

Pero el gerente añadió: “Lo siento, no tenemos más habitaciones disponibles. Ya hemos reembolsado el dinero a su tarjeta y, como fue nuestro error, también le hemos dado la compensación por incumplimiento“.

Odalys se detuvo en seco, Gerson le había pedido que volviera a la villa antes de las ocho y allí estaba el gerente a las siete y cincuenta, echándola. Si no entendía lo que estaba pasando era porque realmente no queria.

“¿Es una orden de ese maldito de Gerson? ¡No acepto la devolución!“, perdió el control de su temperamento y soltó una palabrota.

El gerente ya no intentó ocultarlo. “Srta. Tovar, somos solo un pequeño negocio, por favor no nos haga esto“. ¿Un pequeño negocio de más de catorce millones? Aunque Odalys no estuviera de acuerdo, el hotel estaba decidido y dispuesto a pagar la compensación por incumplimiento, los trabajadores que iban a hacer la reparación ya estaban esperando en la puerta, diciendo que habla un problema eléctrico y que, si no se arreglaba pronto, podría haber un incendio.

Finalmente, Odalys salió del hotel arrastrando su maleta y el carro de la familia Borrego ya la esperaba afuera. Sancho, al verla salir, se apresuró a bajar del carro para ayudarla con el equipaje: “Señora, el Sr. Borrego me envió a recogerla“.

Odalys evitó su mano: “Dile a Gerson que no volveré“. Dicho eso, se dirigió a otro hotel cercano.

Sancho no intentó detenerla, y pronto ella descubrió por qué no lo hizo. El recepcionista del hotel cercano le

Cantus 3

devolvió su tarjeta diciendo: “Lo siento, su tarjeta acaba de ser restringida, ¿tiene otra para usar?”.

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