Capitulo 55

La Sra. Cabrera recibió el regalo con gran alegria: “Gracias, ¿cómo podria rechazarlo?”

Ella sacó de su bolso una caja de regalo que contenia una pulsera de diamantes, no era extremadamente cara ni única en su estilo: “Esto lo compré mientras paseaba por las tiendas, no es nada caro, solo un pequeño gesto de mi parte. Gracias por el perfume“.

Para Odalys era claro que no podia aceptarlo; cambiar una pulsera de diamantes recién comprada por un perfume de segunda mano que costaba unos pocos cientos, era demasiado. Le preocupaba que el regalo fuera tan generoso que la aplastara!

“Sra. Cabrera, no puedo aceptarlo. Ese perfume me costó solo trescientos, no puedo permitirle que se quede con esta pérdida…, dijo Odalys.

“Sra. Borrego, estoy tratando de disculparme en nombre de mi marido por lo de esta mañana; cuando el bebe, pierde la noción y sin querer te ofendió“, explicó la Sra. Cabrera.

Odalys arqueó una ceja, mientras la Sra. Cabrera le ponía la caja de regalo en las manos. Por lo que al ser una disculpa, ella no insistió más y aceptó, lo único que lamentaba era que la otra parte no le hubiera dado directamente un cheque. Después de aceptar el regalo, le respondió cortésmente: “Usted y el Sr. Cabrera parecen llevarse muy bien“.

La Sra. Cabrera forzó una sonrisa, quizás porque acababan de intercambiar regalos, y se abrió a la conversación: “Fue un matrimonio arreglado por nuestras familias, ni siquiera nos habiamos visto mucho antes de casarnos. Mi familia me presentó a varios candidatos, y pensé que él parecia honesto y trabajador. seguro seria un buen proveedor para el hogar“.

Odalys adivinó el resto al escuchar la primera mitad de la historia; ese tipo de drama era una fórmula conocida. Como se esperaba, la historia de la Sra. Cabrera confirmó sus sospechas: “Quién iba a decir que solo era honesto en apariencia. Los primeros dos años de matrimonio estuvieron bien, pero después de tener hijos, su verdadera naturaleza salió a la luz, no solo mantenia abiertamente a otras mujeres, sino que también se ausentaba de casa durante años“.

No conocía bien a la Sra. Cabrera y al escuchar esos asuntos intimos, no sintió empatía, solo le resultaba incómodo.

“Pero al menos es generoso conmigo. Lo que les da a sus mujeres, también me lo da a mi. Con los años, he aprendido a aceptarlo y cada quien lleva su vida“, la Sra. Cabrera continuó, y luego, con una mirada significativa hacia Gerson, agregó. “Te envidio a ti y al Sr. Borrego; tienen una relación tan buena“.

Odalys guardó silencio por un momento, sintiendo que esa no era una verdadera envidia, sino más bien una forma de sondear su relación, asi que solo sonrió levemente y se mantuvo fiel a su papel: “Es que Gerson suele consentirme mucho“.

¡Qué asco! ¡Se decia a sí misma, con náuseas por sus propias palabras!

Después de hablar, Odalys le sirvió a Gerson una porción de brócoli, algo que normalmente él nunca tocaba, y él que estaba discutiendo los detalles de un acuerdo con el Sr. Cabrera, notó su acción. Primero vio el brócoli en su plato y luego a la mujer que le sonrela con dulzura, mantuvo su expresión neutral, cogió el brócoli y se lo comió.

Odalys sonrió con mucho disimulo, pensando: ‘Sigue actuando, ¡sigue con tu farsa!”

– La Sra. Cabrera observó la escena y su mirada titiló, luego miró a su esposo, cuando éste se levantó para ir al baño, ella también se excuso. Una vez fuera, ella fue directa: “No creas que no sé lo que estás tratando de hacer. Te aconsejo que no albergues malas intenciones; el Sr. Borrego y la Sra. Borrego tienen una relación muy sólida, no vayas a acabar perdiendo más de lo que puedas ganar y arruinar el contrato“.

Capitulo 55

El Sr. Cabrera estaba impaciente: “Si se arruina, será asunto de la familia Cabrera, ¿qué tiene que ver contigo?”.

El tenía dinero, no le faltaban mujeres; habla muchas hermosas que se le ofrecian voluntariamente. Aunque Odalys era atractiva, no era uno de esos tontos cuyo cerebro estaba en la entrepierna, que arriesgarian todo por una mujer y se enfrentarian a Gerson. Pero habla algo que le tascaba el alma, algo que no podia dejar pasar, cerró los ojos y recordo la suavidad de la piel que habia locado al mediodia, era tan tierna que casi convertia en agua en su palma. Solo de pensarlo, se sentia abrumado por la pasión; luego miró a su esposa al lado, con la piel opaca y áspera, una apariencia común y un aire tan monótono como aquas estancadas, sin nada de pasión.

El Sr. Cabrera expresó su descontento con más fuerza: “Te pedi que sondearas sus sentimientos, no que me vinieras a decir cómo hacer mi trabajo”,

Le lanzó una mirada despectiva: “Esa cara arrugada y descolorida, solo verla trae mala suerte“.

Asi pasó toda la tarde. Odalys se desvivia por demostrar su amor por él, interpretando a la pareja perfecta hasta el más minimo detalle. Luego, acompañó a Sra. Cabrera a contemplar las flores, caminando por más de dos horas sobre el verde césped con tacones altos, hasta que finalmente pudieron regresar a sus habitaciones después de cenar. Ella encontró una excusa para retrasarse un poco, evitando compartir el ascensor con el Sr. Cabrera y aprovechando para tomar un respiro; apoyada contra la pulida pared det ascensor, le envió un mensaje a Gerson: [Haz que me envien ml equipajel

De vuelta en su habitación, sin haber recibido respuesta de Gerson, lamentó no haber dejado su equipaje en la recepción: si hubiera sabido que él era tan poco conflable, ella no lo habría hecho. Habia reservado una habitación estándar con una cama grande, sin yacusi. Después de ponerse las zapatillas desechables del hotel, se preparó para bajar a darse un baño relajante: habla caminado más de veinte mil pasos en tacones y sentia que sus piernas ya no le pertenecian, habla una tienda de ropa en la planta baja, la habia visto al llegar. Aunque no tenia mucha variedad, estaba segura que cubriria sus necesidades básicas.

Al salir de su habitación, esperaba poder sumergirse tranquilamente en el agua sin distracciones, pero no esperaba encontrarse con el Sr. Cabrera en el ascensor. Maldijo en silencio antes de forzar una sonrisa y saludar: “Sr. Cabrera, qué coincidencia“.

El Sr. Cabrera primero echó un vistazo al vacío pasillo detrás de ella, antes de volver su mirada hacia ella, deslizándola por las zapatillas desechables que llevaba puestas: “¿Sra. Borrego no está compartiendo habitación con el Sr. Borrego?“.

Sin inmutarse, Odalys mintió: “Tengo una amiga que se hospeda en este piso, bajé a hablar con ella“. El Sr. Cabrera la miró con significado, la habitación de Gerson estaba al lado de la suya, pero no la habia visto regresar con Gerson, y en ese momento ella estaba en pantuflas. Probablemente su relación con Gerson era igual que la de él; cada uno jugaba por su lado, y Odalys habla reservado una habitación solo. para ella en ese piso, parecia que esa mujer no era tan querida por su esposo como aparentaba.

“Sra. Borrego“, el Sr. Cabrera dio un paso hacia adelante, su vientre casi tocando la espalda baja de Odalys. “¿Está yendo a las aguas termales de abajo?“.

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