Capítulo 35

“Pues, que sea cualquiera, él es mi enemigo de por vida.”

“Sobre todo, jel muy descarado se atrevió a aceptar la pintura de Celina! Un hombre asi no tiene verguenza, es un avaro sin principios, un corrupto. Puede que parezca decente, pero por dentro tiene un corazón de perro”

Serena se paró frente al estante y comenzó a abanicarse con una foto del hombre, como si fuera un objeto despreciable.

Rocio, aterrorizada, susurró, “No creo que sea buena idea insultarlo y golpear su foto en su propia oficina, ¿no crees?”

“¿Qué crees, que tiene cámaras escondidas aqui?” Serena dijo con desdén, mirando a su alrededor.

Notó que había un espejo de cuerpo entero que parecía ser de un solo lado, probablemente la otra oficina estuviera al

otro extremo.

Mientras tanto, del otro lado del espejo, un hombre alto permanecia de pie, observando la escena mientras su asistente sudaba frío al oír a la Srta. Serena insultar a su jefe. Pero el gran jefe esbozaba una sonrisa enigmática en los labios, como si estuviera disfrutando ver a su pequeña gatita mostrando sus garras, lo cual encontraba adorable.

“¡No hay manera, Rociito! Con ese tipo de hombre ruin, hasta Celina cayó en sus trampas Yo ni me molesto.”

Serena se dejó caer frustrada en una silla.

Mirando la imponente oficina, con las piernas cruzadas sobre el gran escritorio, no podía resignarse, “Si tan solo hubiera podido vencerlo en el pasado, todo esto sería mío, este escritorio, esta silla…”

“¿Y yo también sería tuyo, Srta. Zaldivar? De repente, una grave voz masculina resonó desde la puerta, cargada de un tono burlón y perezoso.

Serena, que tenía la silla volteada, se tenso de inmediato y giro para enfrentarse a la entrada.

Rocío había desaparecido, y en la puerta estaba un hombre impresionantemente atractivo, con las manos en los bolsillos y los ojos fijos en ella.

Pasó un segundo, luego dos…

El silencio se apoderó del lugar. Serena nunca había vivido un momento tan embarazoso.

Ella era una mujer de alta sociedad, con modales refinados, y aunque frente a ella estaba su archienemigo. ¿dónde había puesto sus inquietos pies traviesos?

Serena se quedó rígida y de un salto se puso de pie.

“No te muevas.” El hombre alzó una ceja interesada y camino hacia ella. Sus largas piernas se detuvieron junto a la silla de Serena y con una mano tomó su delicado pie como si fuera de porcelana. Lo levantó y lo colocó en la palma de su mano. Su rostro seguía imperturbable, pero sus ojos la miraban con un destello travieso, “Este escritorio cuesta trescientos mil dólares y es digno de tus delicados pies.”

Serena no tuvo tiempo de reaccionar antes de que él le hiciera cosquillas en el arco del pie.

Su rostro se puso rojo, y cuando intentó retirar el pie, él la sujeto firmemente.

El hombre miró las curvas de Serena y con una sonrisa picara dijo, “La silla cuesta seiscientos mil, de madera importada de lujo, también es adecuada para tu trasero.”

Serena se sonrojó furiosamente y finalmente reaccionó, “Sr. Navarro, me estabas espiando! ¿Me sueltas?”

Ella se retorció, intentando liberar su tobillo y su delicada pierna, pero él la sujetaba con fuerza, dejándola inmovilizada en la silla con solo tres dedos.

“No.” Él bajó la cabeza con elegancia, sus ojos oscuros destellaron con humor, “A un hombre avaro y codicioso como yo, le resulta fácil dar oportunidades a algunos competidores ¿No puedes aprovecharlo también?

Sus poderosos brazos se apoyaron en la silla, su camisa y corbata impecables, pero esos ojos traviesos se acercaron mientras soplaba una bocanada de aire sobre ella, “Ganar el primer premio también es fácil, Srta. Zaldivar.”

“Tu, un hombre tan distinguido como el Sr. Navarro, ¿pretendes usar el poder para obtener favores de una diseñadora?

Serena logró liberarse y temblando, come una gatita, se escabulló de su abrazo

El permaneció inmóvil, seguía elegante y la observó mientras ella se alejaba

Serena retrocedió varios metros y lo maldijo, “Eres un descarado, y de lo peor. Claro que me guardas rencort Te advierto, Valentino, volveré a levantarme y te derbare”

“Si bien podría ganarte sin esfuerzo, estaré encantado de recibirte asi. El entrecerró los ojos y sonnó con malicia.

¡Qué hombre más sinvergüenza! Serena tardó un momento en procesar sus palabras, se sonrojó y llevándose sus zapatillas, salió corriendo, “No pienses en aprovecharte de mi! Te aviso que tengo marido, lo amo mucho y jamás me rebajaria a tu nivel. Además, no eres ni la mitad de guapo que é!!”

El hombre sonrió con los labios curvados, “¿Cómo sabes que no puedo superarlo si no lo pruebas?”

Serena no sabia si reír o llorar al darse cuenta del parecido entre Valentino y el enigmático hombre de su casa, ¡qué cosa tan extraña!

Con el ceño fruncido, salió pitando del lugar.

En ese momento, el asistente entró con dos almuerzos en mano, “Señor, ¿por qué se fue la Srta Serena así de rápido?” “Se molesto y se fue, manda un carro para que la lleven. El hombre levantó una ceja y se acomodó en su silla ejecutiva, bajando la mirada hacia el escritorio, donde había un papel con varios dibujos de tortugas en el reverso.

Aún se podia percibir en la silla un dulce aroma, ¿ella le había llamado tortuga?

El hombre esbozó una sonrisa satisfecha en sus labios, ¿se atrevia a burlarse de su virilidad?

El asistente pensó para en su interior que la intención de retener a la Srta. Serena no era más que para jugar con ella, una diversión maliciosa tipica de un magnate que disfrutaba del juego del gato y el ratón“.

¡La vida de las parejas ricas era realmente divertida!

Serena, todavia enfadada, abandonó la empresa y se metió en el coche de Rocio, quien le trajo noticias emocionantes, “Carlota nos ha invitado, vamos a reunirnos esta tarde!”

Sorprendida, Serena guardó su computadora y respondió con una sonrisa, “Claro.”

Llegaron al restaurante “Cena de las Estrellas y Carlota ya estaba alli, cubierta de pies a cabeza con una gorra y una

mascarilla.

“¿Cómo escapaste del set de filmación, Carli?” Rocio corrió a abrazarla.

“Terminamos las grabaciones, Serenita.” Carlota la miró de arriba abajo, con un brillo de emoción en sus ojos, “Recién me enteré de tu accidente, ¿te encuentras bien?”

“Todo está bien.” Serena parpadeo.

Las tres se dieron un abrazo y entraron en un reservado.

Carlota se quitó la gorra, dejando caer su larga melena rizada y rosada, con una figura de ensueño, tipica de la industria

del entretenimiento.

“Carli, estás cada dia más deslumbrante, ¿algún novio en el horizonte?” Rocio era pura curiosidad.

De las antiguas “Bellezas de Valverde, Serena era la más deslumbrante, Rocio la tierna de ojos grandes, Carlota la seductora, y Nora la de belleza distinguida.

Carlota frunció el ceño, “¿Dónde voy a encontrar tiempo para conseguir un novio? Aún me falta mucho para alcanzar a las grandes estrellas, y tú, Rocito, ¿cómo va lo tuyo con el hijo de los Núñez?”

“Un matrimonio por conveniencia, eso suena como un mujeriego.” Rocío rodó los ojos

Serena la miró con aire maternal, “Pero si te tiene comiendo de su mano.”

wentz sena y luego peegurad

Tip: You can use left, right keyboard keys to browse between chapters.Tap the middle of the screen to reveal Reading Options.

If you replace any errors (non-standard content, ads redirect, broken links, etc..), Please let us know so we can fix it as soon as possible.

Report