Capítulo 11

“No fui yo, ¿cuántas veces tengo que decirtelo para que me creas? Yo no la empuje…”.

Sin pruebas, Renán siempre creyó ciegamente en las palabras de Yuria, le tenía una fe ciega. Encuanto a mi, me trataba como si fuera simplemente basura.

“Nayra, deberias estar muerta”.

Lo que más me decía era: “Nayra, deberías estar muerta”.

Ese día, al final, no me dejó en paz, me quería en la habitación privada del club, y realmente era solopara humillarme, dijo: “Nayra, ¿sabes cuánto cobra una acompañante de bar por noche? Perorecuerda, no vales ni lo que ellas valen. Nayra, ¿acaso debería haber permitido que ellos te tuvieranjusto ahora?”.

Yacia adormecida en el sofá, sintiendo mi cuerpo como si estuviera destrozado, solo decía: “Renán,por favor, déjame en paz”.

Olvidé cuánto tiempo me tuvo así. Probablemente cuando se le pasó la borrachera, me soltó,disgustado arreglándose la ropa. Siempre impecable, sin importarle si mi ropa ya estaba hecha jirones.por él, ni siquiera me miró de más, como si le repugnara haberse descontrolado por el alcohol y habertocado algo tan sucio como yo

1. “Renán, no me abandones, te lo suplico”.

Giró y salió de la habitación como huyendo, sin importarle mi desastrosa figura. Me senti como untrapo abandonado en el suelo, luego lentamente me levante, pisé pedazos de vidrio rotos con mispies, y el dolor y la sangre me hicieron recobrar la consciencia, me vesti adormilada, me envolvíen mi camisa ya rota y sali tambaleándome.

Afuera del club aún llovia a cantaros, y Renán no me había esperado, se había ido.

“¿Eres nueva aquí? ¿Cuánto por una noche? Vaya que juegas duro, ¿eh?”, el empleado que abrióla puerta me preguntó con una sonrisa cuánto cobraba por una noche. No dije una palabra, soloescapé aterrorizada hacia afuera.

Pero, el empleado me detuvo, burlándose con sus palabras: “¿Por qué corres? ¿Qué te haces lainocente ahora? Después de que un rico te haya dejado así, ¿te importará evitar a uno más comoyo?”.

Tenía mucho miedo, retrocedi nerviosa: “No me toques, voy a llamar a la policia”.

El empleado rio con desprecio: “Ahi fuera todos están borrachos, ¿crees que saldrás de aquíintacta? Mejor quédate conmigo”.

Afuera del club, habia muchos borrachos, esos hombres nunca me dejarian ir, Renán sabía quedejarme sola era peligroso, pero aun así se fue sin mirar atrás.

“¡Alejate!”, empujé al empleado, llorando y corriendo hacia afuera.

a

El empleado tenía razón. Apenas sali del club, me bloquearon en un callejón; temblorosa, marquéel número de emergencia, llorando y esperando a que la policia viniera a mi rescate, y ahí fuecuando me di cuenta que ya no lo amaba, yo necesitaba sobrevivir y para hacerlo tenía queescapar lo más lejos. posible.

“No me toquen, por

savor no me toquen”, rogaba entre lágrimas, pero esas personas no tenían intenciones dedejarme ir..Mientras sus manos recorrian mi cuerpo, el as incontrolablemente en mi estómago.

se revolvía

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Capitulo 11

“Pero qué guapa eres, vamos rápido, que después quiero ser yo”.

“¿Te das prisa?”,

Caí al suelo, escuchando sus palabras obscenas, llorando sin fuerzas. Luché hasta que no mequedó energía para resistirme, pensé que ese día sería abusada por esos hombres, y cuando miconciencia empezaba a desvanecerse, una figura alta y borrosa apareció, arrastrando un tubo deacero, golpeando con fuerza la cabeza del hombre que me tocaba. Luego, gritos de agoniallenaron el callejón.

“¡Dejen de golpearnos!”, los hombres que me acosabah rogaban.

Pero esa persona no tenía intenciones de detenerse, los gritos resonaban mientras eldesconocido golpeaba con la barra de acero en las muñecas de un hombre: “Tocarla… es buscarla muerte”.

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