Capitulo 126: Tres Contra Una y Aún Asi No Pueden

Justo después de que Noah terminara de gritar, el puño de Alonso impactó fuertemente contra su rostro. La sangre broto del labio de Noah, sus ojos se llenaron de furla, pero frente a Alonso se

contuvo.

-Señor Valenzuela, no se deje engañar por ella, ella debe haberlo seducido, pero como ya le dije.

ella y don Mendoza.

-Noah…

Incluso acostumbrado a la compostura. Alonso no pudo contener su ira. La forma en que Noah insultaba a Valentina era intolerable. Antes de que pudiera hacerle callar, Valentina se adelantó y le propino una bofetada a Noah. El sonido resonó, sorprendiendo a todos alrededor.

-Valentina, maldita…

Noah, con ira contenida y queriendo avanzar, se encontró detenido por Alonso. Valentina enfrentó

su mirada furiosa.

-Noah, si hablas de asesinos, te equivocas de persona. ¿Aitana te dijo que yo la empujé y tú le creiste? Aunque no soporto a esa hipócrita de Aitana, jamás me rebajaría a hacer algo tan vil

¡Ah! Valentina, solo te justificas. Tú solo odias que Aitana me haya quitado de tus manos…

Valentina soltó una risa:

-¿De dónde sacas tanta confianza? ¿No tienes espejos en casa? Aitana se trago tu patética existencia, y por eso deberia agradecerle.

-Carajo…

Noah se puso pálido, recordando su propio pasado incómodo. De repente, vio a Luna y creyó

tener un as en la manga.

-Luna, tú estabas alli, ¿verdad? Viste a Valentina empujar a Aitana. Diselo a la policia, contratare al mejor abogado para que Valentina acabe en prisión.

Al escuchar la palabra prisión», Luna sintió un escalofrio, pero rápidamente asintió con

determinación:

-Si, fue ella. Lo vi con mis propios ojos. Señor Rodriguez, ya se lo dije a la policía, puede estar

tranquilo.

Carmen, observando el espectáculo, se apresurò a secundar:

-Si, yo también lo vi. Valentina empujó a Aitana. También se lo dije a la policia.

-¿Y quién va a decir qué castigo conlleva el falso testimonio?

+15 BONOS

De repente, una voz resonó desde afuera. Valentina se giró y vio a su esposo, sintiendo un escalofrio, pero luego notó a Lucia Valenzuela detrás de él y su corazón se tensó aún más.

Noah, al ver a Santiago, lo miró con ansias.

-Señor…

Comenzó a decir, pero Santiago, con un destello de nerviosismo en sus ojos, rápidamente interrumpió a Noah antes de que pudiera hablar.

-Tengo a alguien que también vio lo sucedido.

Santiago hizo que Lucía se acercara. Luna, al ver a Lucía, esbozó una sonrisa fria, confiada en haberla sobornado. Estaba segura de que el esposo de Valentina también intentaria sobornarla, pero un trabajador de un bar, que ahora solo era un desempleado, no podría superar su oferta.

Lucía miró a Luna y luego a Valentina. En su mirada hacia Valentina, había un atisbo de sombría profundidad.

-Oficial, vi lo sucedido. Pero no fue esta señorita Lancaster quien empujó a la víctima, sino ella.

Lucia señaló a Luna.

-Fue ella quien causó la caída de la víctima. Este incidente no solo no tiene nada que ver con la señorita Lancaster, sino que ella fue la victima del acoso.

Tras escuchar a Lucía, los rostros de algunos cambiaron instantáneamente, especialmente el de Luna, quien no pudo evitar confrontar a Lucía.

-¿Qué estás diciendo? Tú acabas de…

Luna la miró con reproche, como si la acusara de no cumplir su parte del trato. Pero Lucia la

miró con indiferencia.

-¿Acabo de qué? ¿Ha pasado algo?

Luna entendió. Valentina debió haber ofrecido más dinero. Pero no podía revelar el soborno, así que soltó la mano de Lucía con disgusto.

-Tonterías, nosotras dos vimos a Valentina empujar a Aitana. Eso es un hecho. ¿A quién le creerá la policía, a nosotras dos o a ti?

-¿Hecho? ¿El hecho de que ustedes tres atacaron a la señora Lancaster?

+15 BONOS

Luna miró a Valentina. Tres contra una y aún así no pudieron con Valentina. Era alguien a quien

no deblan subestimar.

-¡Eso es mentira! -exclamó Luna, su rostro mostrando una extrema incomodidad.

De repente, sintió una mirada y se encontró con los frlos ojos del esposo de Valentina. Un temor inexplicable la invadió.

Noah, recuperándose de su sorpresa inicial, miró a Luna, aún convencido de su versión.

-Esa señora no lo vio, no puede inventar cosas.

Noah, al darse cuenta de que Lucía no era una persona común, moderó su tono. Estaba decidido a que Valentina pagara. No creia que con un historial penal, Valentina siguiera recibiendo el mismo trato de don Mendoza y el señor Valenzuela.

Justo cuando iba a hablar de nuevo, un trabajador del museo entró corriendo y entregó un

teléfono móvil a Valentina.

-Señorita Lancaster, esto es un regalo de un caballero para usted.

No solo Valentina, sino también Santiago y Alonso miraron el teléfono con curiosidad. ¿Un regalo? ¿Qué tipo de regalo sería?

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