Capitulo 144: Encontrándola

Después de un largo rato de golpes y gritos desgarradores de Marc, finalmente cesaron, Santiago. solo habla parado porque empezó a pensar en Valentina, de lo contrario, hublera disfrutado. golpeándolo un poco más. Con un gesto, indicó que ya era suficiente. Thiago ordenó a los guardaespaldas detenerse y siguió a Santiago fuera de la habitación.

-¿Qué hacemos con este hombre? -preguntó Thiago con precaución.

Santiago, arreglándose los puños de la camisa, respondió con una sonrisa despreocupada.

-Déjenlo en algún rincón, sabrá cómo volver a casa. Y además…

Recordó el millón de dólares que Valentina habla transferido a Marc. Los Leones del Desierto

tenían métodos para hacer que Marc devolviera cada centavo, pero no deblan dejar que relacionara la golpiza con Valentina. Tras pensarlo un momento, Santiago tuvo una idea.

-Bajo el nombre de don Mendoza, lancemos un cebo en el mercado de valores. Ese dinero que le

quitó a Valentina, lo devolverá todo.

Pronto, Marc fue metido de nuevo en el saco y, diez minutos después, lo arrojaron desde un auto en un callejón desolado. Thiago le dio una patada al saco antes de Irse. Marc rodó por el suelo, ya demasiado adolorido y con la voz ronca. Intentó pedir ayuda, pero el callejón estaba vacio. Después de mucho esfuerzo, logró liberar sus manos y salió del saco, quitándose la tela que cubría su cabeza. Su rostro, ya de por si poco agraciado, estaba hinchado e irreconocible. Pero lo

que más le dolla era la ira que sentia.

-¿Quién… quién fue…

Balbuceo Marc. Queria vengarse, pero recordando el aura imponente de su agresor, perdió el

coraje.

Marc decidió resignarse. Mientras tanto, Santiago ya había regresado a la Villa de Los Pinares.

-Valentina… -llamó en cuanto entró, pero la casa estaba a oscuras.

-¿Dónde está ella?

Murmuró, preocupado. Marcó su número varias veces, pero ella no contestó. Preocupado, salió

y ordenó a Thiago rastrear el teléfono de Valentina.

Por su parte, Valentina estaba en una ambulancia, sosteniendo la mano de don Raúl, preocupada

por el anciano.

Momentos antes, mientras comían la tarta, don Raúl había hablado de su hija, que había

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Después de una acalorada discusión, ella se fue y nunca regresó. Valentina podia sentir el arrepentimiento del anciano, pero de repente, don Raúl se desvaneció de dolor. Rápidamente llamó a una ambulancia.

En el hospital, los médicos llevaron a don Raúl a la sala de emergencias. Valentina esperabal afuera, rezando en silencio.

Santiago llegó al hospital buscando frenéticamente a Valentina.

Al no encontrarla entre los pacientes ingresados, se alivió momentáneamente, pero su preocupación no cesó hasta verla sentada fuera de la sala de emergencias.

Al acercarse a ella, lleno de enojo por su silencio, se detuvo. Valentina, con la cabeza baja, levantó la vista y lo reconoció. Su mirada era la de una criatura herida, lo que hizo que Santiago

suavizara su actitud.

-¿Por qué no contestaste el teléfono?

Preguntó con una voz inesperadamente suave. Sin esperar respuesta, la abrazó.

-No vuelvas a ignorar mis llamadas.

A pesar del tono mandatorio, había un deje de súplica en sus palabras. Valentina, tocada por ese gesto, se aferró a él, encontrando un inusual consuelo en su abrazo.

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