Capítulo 39: Una Propuesta en un Evento Asl
Miró a su alrededor y al no ver al esposo de Valentina, no pudo contenerse.
-¿Dónde está tu esposo, Valentina? ¿Por qué no está aquí? ¡Llámalo! Entre nosotras, seguro que él también quiere ganar su parte de la comisión.
Sus palabras cayeron como una piedra en un estanque, causando un alboroto instantáneo entre
las demás.
-¿Qué quieres decir?
-¿Qué significa eso de ganar una comisión?
-¿Ah? ¿No lo sabian? -fingiendo sorpresa, Luna exclamó-. ¡El esposo de Valen trabaja aquí como gigoló!
Las mujeres quedaron en shock.
-¿En serio? Jajaja….
-Entonces, ¿es uno de los gigolós de aquí? Valentina, realmente tienes un gusto único -se
burlaban.
En ese momento, quedó claro por qué Luna habia insistido tanto en organizar este encuentro y elegir este lugar especifico: ¡era para humillar a Valentina!
-¿Dónde está tu esposo? -preguntó Carmen, emocionada.
Siempre habia envidiado a Valentina por su belleza y talento, siempre el centro de atención dondequiera que fuera. No iba a perder esta oportunidad de humillarla. ¡Tenia que sacar al esposo de Valentina para hacerlo aún más divertido!
Llena de entusiasmo, Carmen sacó su teléfono para grabar un video para Instagram y luego
llamó al gerente.
-¡Trae a todos tus gigolós aqui!
El gerente, ante tal escena, no tuvo más remedio que hacer un recuento.
-Lo siento, señorita, pero todos están aquí.
-¿Cómo es posible? -Luna sostuvo su copa, manteniendo una actitud arrogante-. Si falta
alguien, lo que hemos dicho sobre los gastos no cuenta.
-Están todos, señorita. ¿Quiere revisar la lista usted misma? -El gerente le ofreció la lista a
Luna revisó uno por uno, todos con foto incluida, ¡y ninguno era el esposo de Valentina!
-Luna, -Carmen, impaciente, preguntó-, ¿aún no lo has encontrado?
Luna, con un semblante cada vez más sombrío, arrojó la lista y apuntó directamente a Valentina.
-Valen, ¿acaso tu esposo renunció? Claro, ya estando casada, ¿cómo seguiría vendiendo su
cuerpo?
Esas palabras, “vendiendo su cuerpo» enfurecieron completamente a Valentina.
-Luna Herrera… -Valentina la miró frlamente.
Esa mirada hizo temblar a Luna, pero confiada en que Valentina no se atrevería a hacer nada delante de todos, continuó con su humillación.
-Valen, tú y tu esposo son la pareja perfecta. Una expulsada de casa y el otro, un gigoló…
-¡Luna… por fin te encontré!
Interrumpió un hombre antes de que Luna terminara. Todos se giraron hacia la voz. Era un hombre con camisa y barba sin afeitar, luciendo desaliñado: ¡Leandro Cabrera!
Leandro se acercó apresuradamente a Luna, agarrando su mano.
-¡Luna, ven conmigo!
-¿Quién es este hombre? -preguntaron las mujeres, curiosas.
Luna, sorprendida por la llegada inesperada de Leandro, pero viendo la oportunidad perfecta, se enlazó orgullosa del brazo de Leandro y lo presentó ostentosamente:
-Este es mi novio. Su familia tiene un negocio propio y él es un alto ejecutivo en la Corporación Mendoza, muy valorado por el señor Mendoza. Leo, no te confundas, solo vine a reunirme con mis amigas, no soy como ciertas personas.
Luna miró triunfante a Valentina, sintiéndose completamente superior. Pero justo cuando Valentina iba a responder, Leandro vio a Valentina y, de repente, soltó la mano de Luna y se arrodillo con un golpe. Este acto sorprendió a todos.
-¿Leo? ¿Qué haces? -Luna pensó que Leandro iba a proponerle matrimonio, mostrando una falsa timidez-. Leo, hay mucha gente aquí, ya sabes que no me gusta ser tan ostentosa…
A pesar de sus palabras, Luna estaba emocionada por dentro. Le encantaba llamar la atención, ¡ cuanto más, mejor! Una propuesta en un evento así sin duda la colocaría en el centro de
Mientras Luna maquinaba cómo humillar a Valentina, no Cuenta de la reverencia y el
temor en los ojos de Leandro al mirar a Valentina. Hasta que Leandro, como un perro, se arrastró
frente a Valentina y golpeó su cabeza contra el suelo…
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