Dejé de Amarte
Capítulo 14

tu cuenta.”

Capítulo 14

Alejandro, sin decir más, se dio la vuelta y fue tras Valentina.

“¡Alejandrol”

Nieve miró incrédula cómo Alejandro se alejaba, dejándola atrás por primera vez para seguir a Valentina

¡Cómo podía ser posible!

Valentina salió del club y justo cuando iba a tomar un taxi, fue levantada en brazos por sorpresal

Instintivamente, abrazó el cuello de Alejandro para evitar caerse y le gritó furiosa, “¿Qué estás haciendo?”

Sin dar explicaciones, Alejandro la subió al auto y ordenó al conductor que arrancara,

“Déjame bajar!” Valentina luchó con todas sus fuerzas, “Alejandro, suéltame!”

Alejandro sujetó sus manos firmemente, inmovilizándola en sus brazos, “Si quieres armarla aquí mismo en el auto, adelante, inténtalo.”

Valentina se quedó quieta, estaba muerta de miedo,

Ella estaba embarazada, y si Alejandro se ponía brusco, podría lastimar al bebé.

Finalmente, Alejandro la soltó, “¿Todavía t es a empujar a Nieve y piensas seguir en prisión?”

Valentina se giró, “¿Me creerías si te digo que no la empujé?”

Alejandro no le respondió.

Valentina esbozó una sonrisa amarga, “No debería haber preguntado algo tan obvio, siempre vas a creerle a Nieve.”

“Valentina”

“¿Me llamaste solo para que viera cuánto amor hay entre tú y Nieve?” Interrumpió Valentina, “Realmente no tienen que besarse delante de mí para disgustarme, siempre he sabido que su amor es inquebrantable.”

Alejandro frunció el ceño, “¿Nos viste besarnos?”

“¿Necesitas que te lo recuerde mejor?” Le contestó Valentina con sarcasmo,

Alejandro tomó sus hombros, “¿Así que estás celosa?”

Valentina desvió la mirada, evitando que viera la fragilidad en sus ojos, “Celos no es la palabra. Simplemente, no quiero soportar tus infidelidades mientras aún no nos hemos divorciado.”

Alejandro la atrajo hacia él, su voz ruda se suavizó un poco, “Nunca dije que quería divorciarme de ti. No volveré a molestar a tu tío. Vuelve a casa conmigo, dejemos de pelear.”

Valentina se apoyó en su pecho, escuchando su corazón latir fuerte y constante.

En el pasado, eso habría ablandado su corazón.

Pero ahora, se resistía a esa pizca de ternura que él le ofrecía.

¿Desde cuándo dejó de desear esa ternura que él le brindaba?

Tal vez fue cuando la arrastró fuera de la habitación del hospital, dejando a su abuela morir sola.

O cuando dijo que no podría donarle sangre a Nieve si estaba embarazada.

Valentina se sentía exhausta. Tan entregada había estado a él antes, y ahora, todo lo que quería era alejarse.

Cerró los ojos y sin darse cuenta, se quedó dormida.

El Rolls–Royce se detuvo frente a la mansión. El chofer bajó y abrió la puerta trasera. Alejandro sacó a Valentina del auto y apenas había dado unos pasos cuando se detuvo y le preguntó en voz baja, “¿Tú llamaste a la señora y a Nieve al club esta noche?”

“Señor, yo no lo hice. He estado toda la noche esperando en el auto por su llamada,” se apresuró a decirle el chofer

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Capítulo 14

“Pero cuando llegó la Srta. Nieve, el gerente del club salió personalmente a recibirle.”

Alejandro no dijo nada y entró a la casa con largos pasos.

Llevó a Valentina al dormitorio principal del segundo piso, la acostó con cuidado en la cama.

Valentína, agotada, se dio vuelta y abrazó la almohada, continuando su profundo sueño.

Alejandro la cubrió con una manta y se retiró.

En la habitación lujosamente decorada, Nieve estaba inquieta. Su teléfono sonó de repente.

Al ver que era un vídeo de Alejandro, lo abrió emocionada.

Pero en ese instante, el ro

e Nieve palideció.

¡Nunca imaginó que en un club tan exclusivo hubiera cámaras de seguridad!

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