Despidiéndose de mi amor -
Capítulo 12
Capítulo 0012
Silvia comprendió recién antes de irse lo que Natalia quería decir, resulta que ella iba a quejarse de inmediato con Julio. T
Antes de que pudiera responder, las palabras de Julio la siguieron rápidamente.
-El divorcio es asunto nuestro, no necesitas pelear con Natalia. Ella aún está en el hospital.
Silvia se quedó atónita por un momento, pero pronto lo entendió todo. No se esperaba que Natalia usara tan bajos métodos para difamarla, y sorprendentemente, Julio le creyó todo en absoluto.
-No importa si crees o no, solo nos vimos una vez, y no le hice nada - dijo Silvia antes de colgar el teléfono.
En el hospital, la cara de Julio era sombría. Natalia yacía en la cama, con la frente vendada. Después de conocer a Silvia, se golpeó la cabeza, acusando a Silvia de haberla cruelmente golpeado.
-Iba a hablar con ella de manera razonable, pero no esperaba que ella reaccionara...
Natalia no terminó de hablar, antes de sacar una serie de fotos y entregárselas a Julio.
Eran fotos que había tomado especialmente después de enterarse de que Silvia estaba embarazada.
-No quería en realidad ocultártelo. Por favor, no te enfades al ver las fotos.
Julio tomó las fotos y, al ver el contenido, se enfadó muchísimo. Eran fotos de Silvia y Luis en actitudes comprometedoras.
WW
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Natalia se sentó: -Afortunadamente, encontré estas fotos y las compré. Sería un desastre si se difundieran.
Julio estaba muy molesto. Después de salir del hospital, se sentó en su Cadillac negro y le ordenó con firmeza a su asistente, Adrián, que le enviara el dinero necesario a Natalia por las fotos.
Luego dijo: -Investiga dónde está Silvia ahora.
-Si, -, respondió Adrián, y de inmediato envió a alguien a hacerlo.
se
Silvia tuvo una noche de pesadillas. Soñó que Julio y Natalia casaban y vivían felices. También soñó con los años pasados. Julio, muy enojado, la dejaba sola para viajar por trabajo, y ella no podia encontrarlo.
Luego soñó que Julio se arrepentía, le pedía perdón y le proponía volver. En el sueño, Silvia no dudó dos veces y finalmente aceptó...
Pero no pasó mucho tiempo antes de que Julio la abandonara nuevamente, desapareciendo.
Cuando Silvia abrió somnolienta los ojos, se tocó las lágrimas en la comisuras de sus ojos. Se dice que durante el día pensamos y durante la noche soñamos, pero nunca se atrevió a esperar que Julio se arrepintiera, ni se atrevió a pensar si ella podria en algún momento perdonarlo después de su arrepentimiento.
Afuera, seguía lloviendo intensamente.
Silvia se levantó, de inmediato se aseó y, sin querer esperar más, estaba a punto de llamar a Julio para que la acompañara a tramitar el divorcio.
En ese momento, alguien golpeó la puerta.
Penso
era Luis y fue a abrir rápido la puerta.
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En la puerta estaba Adrián, vestido con traje impecable y gafas.
-Señorita, Julio me pidió que la llevara de regreso.
Señorita... Siempre la llamaba así.
Silvia ya se había acostumbrado. Miró en otra dirección y dijo: -No voy a regresar.
-Ya que estás aquí, hazme el favor de contactar a tu jefe. Vamos a manejar el divorcio hoy.
Siempre y cuando no exceda los tres meses, aún se puede tramitar.
Recordó la llamada de Julio ayer, llena de mil interrogantes, y no quería contactarlo ella misma para evitar más humillaciones.
Adrián se sorprendió muchísimo.
Sabía que Silvia y el jefe estaban a punto de divorciarse, pero no lo había presenciado personalmente.
Después de todo, la antigua Silvia era como un perro fiel y obediente.- El jefe no podía quitársela.
Frunciendo levemente el ceño, Adrian dijo: -Señorita, le aconsejo que se detenga. El jefe ya está muy enojado.
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