Diario de una Esposa Traicionada por Rocio H. Gómez -
Diario de una Esposa Traicionada Capítulo 215
Capítulo 215
Victoria había perdido la razón, y sin más, abrió el video sin importarle que los sonidos de pasión y ambigüedad se escucharan desde su teléfono.
Andrea, por su parte, estaba completamente desesperada al escuchar esos sonidos y su voz temblaba: “Mamá…”
Victoria le propinó una bofetada feroz, por su parte sus ojos estaban llenos de sangre y veneno mientras gritaba: “¿Mama? ¿Todavía tienes la cara de llamarme mamá? ¡Jaime es tu padrastro, tu padrastro, entiendes? ¿Acaso no puedes mantener tus piernas cerradas, incluso frente a tu padrastro tienes que abrirlas?”
Cuanto más había protegido y mimado a Andrea, en aquel momento era tanto el odio que sentia. Ser traicionada por la persona más cercana y querida, ese sentimiento, debía ser mucho más doloroso y profundo que cuando Nerea Meléndez me traicionó.
Andrea ni siquiera podía preocuparse por el dolor, y de repente se arrodilló en el suelo diciendo: “Mama… no fui yo… ¡no fui!”
“¿Me estás diciendo que este video, todas esas cosas en internet, son todas falsas?”
Victoria estaba furiosa, sus ojos casi se salian de sus órbitas, y le salpico saliva a Andrea. Lo que sucedió ese día fue tan repentino que Andrea no estaba preparada en absoluto, y después de un largo tiempo, apenas logró articular una excusa para defenderse, mientras las lágrimas caían como lluvia: “El me obligó… sí, me obligó… ¡También fui forzada!”
Otra bofetada feroz desordenó su cabello y dejó una marca roja e hinchada en su cara. Victoria, con cada palabra como si estuviera teñida de sangre, dijo: “¿Crees que soy tan tonta como tú? ¿Esa forma lasciva en el video también fue forzada por él?”
“Yo… yo…”
Andrea ya no tenía cómo justificarse, solo podia abrazar a Victoria suplicándole amargamente: “Mamá, me equivoqué. Solo fue un momento de confusión, por favor… no me culpes, estaba cegada por el momento. Soy tu hija, por favor, perdóname esta vez..
Sus últimas palabras golpearon duramente los ya frenéticos nervios de Victoria, quien agarró su cab y comenzó a golpearla de lado a lado.
“¿Aún sabes que e esposo!”
eres mi hija? Puta, ¿sabes sobre quien te estás colgando? ¡Te estás colgando de mi
Victoria rugió histéricamente, tirando de su cabello con fuerza y gritandole sin parar: “¡Perra! ¡El es mi esposo, mi esposo!”
“¿El es tu esposo?”
Andrea ya no quería fingir, cambió de expresión, se levantó de repente y se liberó, se arrancaba los mechones de su cabello, pero parecia no sentir dolor, y con una risa siniestra cuestionó: “¿Qué derecho tienes para juzgarme, acaso no se lo robaste calculadoramente a otra?
ita y preguntándole: “¿Qué estás diciendo?
Victoria se quedó inmóvil, mirándola ¿Sabes lo que
dices?”
Luego, sin poder contenerse, volvió a gritar.
Andrea, con palabras que cortaban como cuchillas, dijo: “Lo que digo es que éste padrastro barato
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Capitulo 215
también fue robado por ti al ascender como la otra, llamándome puta, ¿acaso tú no lo eres? En esto,
eres mi maestra.”
Había anticipado su conflicto interno, pero… nunca imaginé que llegarian a insultarse a ese nivel.
No parecían madre e hija, sino más bien enemigas. Tan amargadas y maliciosas como podian ser, si en ese momento les hubieran pasado un cuchillo, probablemente no habrian dudado en apuñalarse la una
a la otra.
Victoria colapso, lanzándose hacia Andrea para empezar a pelear: “¡No debería haberte tenido! ¿Cómo pude dar a luz a algo como tú?”
“¡Sueltame!”
Andrea, con una locura en su rostro, la empujó al suelo y se rio burlonamente: “¿Algo como yo? ¿O más podrías esperar de una puta como tú?”
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