Diario de una Esposa Traicionada por Rocio H. Gómez -
Capítulo 406
Capítulo 406
Puerto Nuevo era tan pequeño que, cuando decidi regresar a mi pais, ya estaba preparada para encontrarme con él de nuevo. Pero no experiba que sucediera tan pronto.
Bethé mi mano rápidamente, solo pare escuchar a Rosa preguntar con cierta sorpresa: “¿Señora Montes?”
La exesposa.
Isaac y yo hablamos casi al mismo tiempo.
Me calme y mire a Rosa con una sonrisa leve: “Señora Yáñez, usted está ocupada, nosotros nos vamos.”
“Si, señora Yáñez, si necesita algo, no dude en llamarnos.” Leticia también se despidió cortesmente.
Mientras nos alejábamos, escuchamos a Rosa decir con malicia: “Presidente Montes, parece que s su exesposa no se alegra de verlo.”
Justo cuando estábamos saliendo del hotel, un auto negro europeo salió del estacionamiento. Instintivamente, corrl hacia afuera, viendo una serie de matriculas vagamente familiares.
Leticia me siguió: “¿Qué pasa, por qué corres así, viste un fantasma?”
“No es eso.” Respondi y señale hacia el auto europeo que se mezclaba con el tráfico: “Ese día vi ese auto en el sanatorio donde estaba Camilo.”
Leticia sorprendida: “Camilo vino a Puerto Nuevo?”
“Supongo que si” Le dije.
Le lance las llaves del auto sugiriendo: “Vuelve tú, quiero ir a Chalet del Lago Azul a ver.”
Dos años después, su fallecimiento era de conocimiento público, probablemente ya no vivirla alli
Pero aun así queria intentarlo.
“Te acompaño “Leticia me agarró, impidiendo que tomara un taxi por mi cuenta.
Al llegar a Chalet del Lago Azul, ella no bajo del auto, solo esperó en el estacionamiento.
Se rio: “Si realmente aún vive aqui, mejor no me presento en este momento de reencuentro después de tanto tiempo. Ve tú, cualquier cosa
Lámame.”
“Está bien.” Asenti.
Después de entrar al ascensor, presioné el piso familiar. Viendo como los números del ascensor subían uno por uno, me senti inusualmente nerviosa. Como había dicho Leticia, lo había encontrado. ¿Y entonces qué? ¿Qué debía decir? ¿Qué podia decir? En aquel entonces, fui yo quien decidió dejarlo, pensando que era lo mejor.
Al llegar al piso, di un paso fuera y me paré frente a la puerta donde él solla apoyarse despreocupadamente. Apreté mi mano en un puño antes de presionar el timbre. Estaba preparada para que no hubiera nadie. Pero para mi sorpresa, la puerta se abrió rápidamente, entreabierta, revelando a una mujer madura y atractiva. Ella tenia el cabello largo ondulado, maquillada con delicadeza, y al verme, levantó una ceja preguntando: “¿Quién es usted?“.
“Yo…” Me quedé atónita por un momento, sonriendo incómodamente, luego dije: “Lo siento, parece que me equivoqué de puerta.”
“No hay problema. Contestó ella.
Ella era amable y parecía un poco curiosa sobre mi. Solo cuando entré al ascensor, fue que ella cerró la puerta. Dentro del salón, Camilo estaba sentado en el sofá, con una manta sobre sus piemas, ocupándose del trabajo en su tableta, mientras miraba sombriamente: “¿Ya terminaste de mirar?”
Ella se giró y se sentó en el sofà individual, mostrando interés: “En realidad, no. Debo encontrar la oportunidad para conocerla mejor, y ver qué tipo de mujer ha logrado mantenerte esperando tanto tiempo.”
Camilo se burlo con una sonrisa: “Deja de buscar problemas.”
Ella le regaño: “Aun así, ¿la defiendes? Después de todo lo que pasó, ella te traiciono, ¿no? Y durante estos dos años que ‘moriste‘, ella siguió siendo la señora Montes. Incluso cuando Jazhin la llamó, fue Isaac quien contestó.”
“Inés Galindo, si no sabes qué decir, mejor calllate.” Recriminó él.
“Dije algo incorrecto?” Reclamó ella.
Camilo la miró de recjo diciendo: “Correcto o no, no importa, me duele el corazón, y no quiero escucharlo.”
Ella preguntó: “¿Y ahora qué piensas hacer? ¿Vas a seguir muerto para siempre?”
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