Capítulo 409

Sus ojos se curvaron “Todo está bien, tengo plata”

Me quedé sin palabras, después de todo tenía razón, solo pude asentir: “Está bien, entonces yo… me voy primero, cuando esté listo mandaré a alguien a la mansión.”

Cuando regresé a Nancy&Dorcy, ya habia alguien sentado en la oficina. David me miró, con una expresión de resignación:

“¿Como es que te fuiste del pais sin decir nada? Si no fuera porque hablé con James, ni siquiera sabría que habias vuelto”

Le sonrei al contestar. “Vi en Instagram que estabas de viaje en el extranjero.Pensé en decirtelo cuando volvieras.”

Justo después de decir eso, Leticia entró, caminando rápido con sus tacones altos, y me levantó una ceja: “¿Conseguiste lo que fuiste a buscar esta vez?”

Asenti: “Lo consegui.”

“¿En serio?” Leticia no lo creia: “Déjame ver.”

Le había dicho la noche anterior que ese dia iría a buscar el certificado de divorcio con Isaac. Ella tampoco lo crela. Pensaba que probablemente algo saldría mal de nuevo.

Le pasé el certificado de divorcio: “Mira, es auténtico.”

La última vez también fue por falta de experiencia que Isaac logró engañarme con un certificado falso.

Leticia se iluminó: “Finalmente te has librado de ese matrimonio roto.”

David se sorprendió un poco: “¿Te has divorciado completamente de Isaac?”

“Si, justo hoy.” Aseguré.

“Bueno, hoy invito yo a cenat para celebrar tu vuelta y

uelta y tu divorcio.” Dijo David con alegria.

“¡Qué generoso!” Leticia le hizo un gesto de aprobación con el pulgar: “¿Podemos aprovecharnos bien de ti?”

“Como quieran.” Contestó él.

No sabía si reír o llorar, los dejé a ellos dos hacer los planes. Después de la experiencia anterior con Nerea Meléndez, no volvería a dejar los bocetos importantes en la oficina. Antes de salir del trabajo, guardé bien la tableta gráfica y sali de la empresa con ellos. La cena la eligió Leticia en un restaurante privado muy famoso de Puerto Nuevo, especializado en cocina local auténtica. El ambiente era elegante David, mientras nos servia jugo, preguntó como si nada: “Cloe, ¿cuánto tiempo planeas quedarte en el país esta vez?”

“Si todo va bien, probablemente me quede definitivamente. Respondi francamente.

Francia era maravilloso, pero siempre me senti como si estuviera flotando, sin sentido de pertenencia.

David pareció sorprenderse por un momento, y luego sonrió: “¿Cuándo decidiste eso?”

“Siempre lo he pensado, nunca tuve la intención de establecerme en Francia…” Aseguré.

Mientras hablábamos, el camarero entró a servir los platos. Instintivamente mire hacia la puerta, y via un guardia de seguridad empujando una silla de ruedas. Esa vez, sin otros guardias que lo cubrieran. Pude reconocer de inmediato que la persona en la silla de ruedas era Camilo, Me levanté y corri hacia donde habla pasado, buscando alrededor, pero ya no habia nadie. Me quedé parada en el centro del pasillo por un rato, mirando a los camareros pasar, como si lo que habia visto fuera solo producto de mi imaginación. De repente, la puerta de un salón privado se abrio detrás de mi

Parada alli, la misma mujer que me habla abierto la puerta aquel día en el Chalet del Lago Azul, con la puerta medio cerrada, se apoyaba en la otra mitad, me preguntó: “¿Estás buscando a Camilo?”

La posibilidad que Leticia mencionó aquel dia cruzó mi mente. Por un momento no supe que responder. Pero queria saber cómo estaba Camilo. Apreté la palma de mi mano, tratando de no causar malentendidos, y con la mayor calma posible dije: “Si, soy una amiga suya, ¿está aquí?”

¡Camilo Llamo ella.

Inesperadamente, la mujer abrió completamente la puerta, giró con elegancia y miró hacia el hombre sentado en el lugar principal, con un tono enigmático dijo: “Tu amiga te busca.”

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