Capítulo 429

Elías levantó la cabeza, mirándome con dificultad mientras me decía: “Cloé, ¿cómo se escribe ‘tio‘?”

“Tio, ¿ya lo tienes?

Si.”

No pasó mucho tiempo antes de que volviera a levantar la cabeza y preguntar: ¿Y ‘casa‘ cómo se escribe?”

“casa.

Justo después de decirlo, el timbre sonó. Me levanté para ver quién era y, al mirar hacia fuera, me sorprendí y me alegré al mismo tiempo: “¡Almibar!

“¡Guau guau guau! Auu~”

Un Samoyedo blanco saltó sobre mí, frotándose frenéticamente.

Estaba tan feliz y miré a David diciéndole: “David, aún estaba pensando cuándo podría traer a Almíbar de vuelta a casa, y tú ya lo trajiste.”

“Te has acostumbrado a él, te ayuda emocionalmente.

“¡Gracias!”

Lo miré agradecida para luego decirle: “Si no fuera por ti, definitivamente no me habría recuperado tan rápido.”

Él bromeó y preguntó:“¿No vas a invitarme a pasar?

“¡Por supuesto, pasa!”

Retrocedí, con Almíbar pegado a mí sin moverse, mostrando cuánto me extrañaba. Mientras llevaba a David a la sala, me di cuenta de que Elías ya no estaba por el sofá. Lo busqué por todos lados y finalmente me detuve frente a la puerta del baño, de donde venían algunos murmullos.

Toqué suavemente la puerta y le pregunté: ¿Elías?

“Cloé, ¡Elías está haciendo pipí!”

El pequeñín respondió y continuó murmurando, se podía notar su urgencia. Al parecer muchos niños tenía la costumbre de hablar solos en el baño.

Sonreí y le advertí: “Está bien, tómatelo con calma, no te caigas.”

Fui a la sala, y después de preguntarle a David, le preparé un café. Me senté, y Almíbar se acomodó tiernamente a mi lado, frotando su cabeza contra mi rodilla mientras yo hablaba: “David, me has causado tantas molestias, venir especialmente por Almíbar.”

“No es molestia.”

David sonreía suavemente mientras me decía: “Justo venía a Villa del Mar por unos asuntos, y de paso traje a Almíbar.

Suspiré y le dije: “Siempre dices eso.

Cada vez que me ayudaba, no quería que me sintiera abrumada. Siempre encontraba alguna excusa de “por cierto” o “de paso.

Elías salió corriendo del baño y, al ver a David, antes de que pudiera decir algo, lo llamó respetuosamente: “¡Señor!”

David respondió cortésmente, mirándome confundido.

Le expliqué: “Es el hijo de la hermana de Camilo, lo estoy cuidando por un rato.

¿Camilo?

David se tensó, dejándose llevar: ¿Te has encontrado con Camilo? ¿Vino a verte?

Me quedé atónita y le dije: “Compañero, ¿sabías que Camilo no estaba muerto?”

Siempre habíamos especulado sobre si Camilo estába vivo o no. Sin tener certeza. Para la mayoría, Camilo ya estaba muerto hacía tiempo.

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David me miró con ternura, sonriendo y diciendo:/Claro que no lo sabía, solo me sorprendió que aún esté vivo y que ustedes se hayan visto, me alegro por ti.

Me relajé, Elías se acurrucó a mi otro lado, diciendo inocentemente: “Señor, tú también piensas que mi tio y Cloé hacen buena pareja, ¿verdad?

David, algo resignado le dijo: “Esoeso debe decidirlo ella.”

Entonces, señor, ¿estás casado? Si estás soltero, ¡puedo presentarte a mi mamál

No pude evitar sonreír, mientras David casi se ahoga con el café y le decía: “Eh… no, no, por ahora no estoy pensando en eso.”

“¡Oh! Entonces definitivamente no estás considerando a Cloé.

Elías se arrastró hasta mí, susurrando: “Cloé, este señor no te quiere, ¡pero a mi tío le gustas mucho!”

“No es así.”

David se defendió seriamente: Si algún día, Cloé, consideras estar conmigo, definitivamente

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