Diario de una Esposa Traicionada por Rocio H. Gómez -
Capítulo 460
Capítulo 460
En Puerto Nuevo, dentro de un club privado, el ambiente estaba efervescente. Las personas allí presentes intercambiaban copas y conversaciones, rodeados de un bullicio que llenaba el aire. La mujer sentada en la posición de honor, vestía un elegante traje a medida, y su rostro, de belleza impecable, mostraba una expresión indiferente que no permitía adivinar sus emociones. Sin embargo, incluso sin pronunciar palabra, el aura de autoridad que emanaba era suficiente para imponer respeto en toda la sala.
A su lado derecho, un hombre llamado Oliver, levantó su copa y se puso de pie diciendo: “Presidente Montes, hemos puesto toda nuestra sinceridad en este proyecto. Estamos dispuestos a aceptar cualquier condición que Ventana del Mundo ponga sobre la mesa.”
Para ellos, lo importante no era tanto la ganancia inmediata, sino establecer una conexión con Ventana del Mundo. En el Puerto Nuevo de aquel día, quien no desearía aferrarse a esa gran oportunidad. La idea era iniciar con un proyecto que demostrara su compromiso, dejando el resto para el futuro. Sin embargo, su discurso no parecía haber causado ninguna impresión en la persona de mayor jerarquía. Las ofertas de alianza ya no eran una novedad para Ventana del Mundo.
Isaac Montes miró brevemente su reloj y, con indiferencia, se levantó diciendo: “Si no hay nada innovador que ofrecer, mejor esperemos la respuesta del departamento de mercado.”
Isaac, en realidad, no tenía necesidad de estar presente en esa reunión. Solo estaba allí porque coincidió con un encuentro con Thiago Fernández y otros amigos de la infancia en un lugar cercano, y fue prácticamente reclutado por Omar Angulo para asistir.
Al escuchar eso, Vicente Benítez lanzó una mirada suplicante hacia Omar, buscando su apoyo. El estar ahí era un favor a la prima de Omar, quien era la novia de Vicente.
Omar había asistido para complacer a su prima, quien había hablado maravillas de Vicente. Sin embargo, lo que había visto esa noche no había estado a la altura de sus expectativas. Incluso un practicante de Ventana del Mundo habría hecho un mejor trabajo. Sin mucha paciencia, Omar intervino: “Lo que diga el presidente Montes. Esperaremos.”
Isaac, poco interesado en sus intrigas, ya se había ido. Al salir del baño, se cruzó con César Almanza el cual lo llamó: “Presidente Montes…” Isaac estaba preocupado por la señora, quien se encontraba sola en Villa del Mar, y había dejado gente a cargo para que le informaran de cualquier novedad. El mensaje que César le llevaba aquel día era difícil de comunicar.
ha
visto con Camilo.”
Al notar la gravedad en la mirada de Isaac, César se vio forzado a hablar, “La señorita Coral… se Según los rumores, se les había visto juntos, incluso de la mano. La señorita Coral parecía apoyarse en Camilo de una manera muy intima, algo que nunc
se había visto entre ella y el presidente Montes. En el pasado, el presidente Montes siempre se había mostrado distante, y con el tiempo, la señorita Coral se había alejado emocionalmente.
Al ver las fotos enviadas por su equipo, César sintió un cierto alivio por ella, pero al mismo tiempo, compadecía a su jefe. La culpa era tanto de la falta de apreciación del presidente como de las ironías del destino.
Isaac, con su figura alta y erguida, de repente se quedó inmóvil. Un instante después, continuó caminando hacia el estacionamiento y su paso se suavizó, como si nada fuera diferente. Unas palabras muy leves llegaron a los oídos de César: “Está bien.”
César no sabía cómo darle consuelo. Justo antes de que Isaac subiera al carro, la típica tormenta de verano cayó repentinamente, golpeando fuertemente. Las gotas de lluvia mojaron sus pestañas y las puntas de su cabello, su camisa empapada dejaba ver las manchas de agua que se expandían, él parecía no darse cuenta y simplemente se sentó en el carro sin mostrar ninguna emoción.
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