Diario de una Esposa Traicionada por Rocio H. Gómez
Capítulo 512

Capitulo 512

Camilo se quedo un momento sorprendido, luego dejó escapar una risa mientras el agua corría del grifo. Después de enjuagarse las manos y secarlas, se giró, me tomó de la cintura y me atrajo hacia él.

El hombre bajo la cabeza, mirandome fijamente con sus ojos brillantes, y tomó mi rostro entre sus manos. “Cloe, mi inquietud nace de no sentirme lo suficientemente fuerte. No tiene nada que ver contigo.”

Rodeé su cuello con mis brazos, sinceramente le dije: “Ya has hecho mucho!”

“Cloe…”

Su pulgar rozaba suavemente mi rostro, mientras una sombra de culpa cruzaba por sus ojos, “Si realmente hubiera sido suficientemente fuerte, nunca te habrían secuestrado de niña. Y hace dos años, Gregorio Galindo no habría conseguido acercarse a tl, forzándote a’volver, con Isaac Montes.”

“¿Cuántos años tenías cuando me secuestraron?”

Levanté la vista hacia él, tratando de aliviar su culpa, “Y sobre señor Galindo… al final, el error nunca fue tuyo.”

Su dedo se detuvo en la esquina de mi ojo, su voz se volvió más profunda, “Pero si hubiera sido más fuerte, eso nunca habría pasado.”

Así es la naturaleza humana.

Nadie se atreve a molestar a los fuertes.

Como aquel secuestro de mi infancia, si Camilo y yo hubiéramos hecho que pagaran un precio muy alto por ello, Lorena nunca habría tenido esa idea.

Lo mismo ocurrió hace dos años, en aquel entonces señor Galindo solo se atrevió a amenazarme porque Camilo todavía dependía de la familia Galindo.

Lo abracé fuerte, “Entonces luchemos juntos, Camilo. No estás solo.”

En la Residencia Bella Vista.

Abril Monroy lanzó una taza hacia su asistente, “¿Acaso eres inútil? ¿Qué importancia tiene que Rosa Yáñez esté en la cima del mundo si va a tener su fiesta en Villa del Mar? ¡Somos la familia Monroy, cómo es posible que no tengamos ni una invitación!”

La fiesta de Rosa había captado la atención de todos los notables de Villa del Mar.

Todos esperaban ver quién recibiría una invitación y quién no.

La familia Monroy puede haber perdido algo de su prestigio en los últimos años, pero seguían siendo una familia poderosa y arraigada. Abril no podía creer que Rosa, recién llegada a Villa del Mar, se atreviera a excluir a la familia Monroy, por lo que había difundido el rumor de que Rosa había prometido enviar una invitación a la familia Monroy.

¡Si no conseguían una, sería el házmerreír de sus enemigos!

El asistente intentó esquivar, pero no lo logró, quedando con un golpe en la frente, “Señorita…”

“¿Qué pasa aquí?”

Lorena apareció desde el elevador, frunciendo el ceño ligeramente hacia Abril, “¿Qué es tan grave como para que estés tan enfadada?”

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Con una mirada feroz hacia el asistente, Abril murmuró a Lorena, “Es por esa fiesta. Este inútil no ha sido capaz de conseguir una sola invitación.”

El semblante de Lorena se endureció, su mirada se tornó pensativa, “¿Todavía quieres ir a la fiesta de Rosa?

**Claro!”

Abril golpeó el suelo con el pie, “¡Si no voy, todos se reirán de mí!”

“Ve y cuida ese golpe en la cabeza.”

Lorena hizo un gesto para que el asistente se fuera, antes de decir firmemente: “¿Y qué hay para reírse? ¿Qué tiene Rosa de especial? Incluso si nos enviara una invitación, ¡te prohíbo que vayas!”

“¿Por qué?!”

Abril se levantó de un salto, indignada, “¡Mamá, por qué cada vez que se menciona a Rosa, actúas de esta

manera tan autoritaria?!”

Durante años, en casa ni siquiera se permitía ver las series o películas en las que aparecía Rosa.

Si Rosa participaba en algún evento, ni soñar con verlo.

Sin embargo, Abril realmente admiraba a Rosa.

Incluso había ido de incógnito a uno de sus eventos solo para conseguir un autógrafo.

Lorena estaba furiosa, “Ya te dije que no, es no, Abril, ¿acaso te he consentido demasiado todos estos años? ¿Cómo es que ahora no escuchas a nadie?”

Abril, “Pero al menos debes darme una razón. ¿Qué, acaso ella sedujo a mi papá?”

Algo tocó una fibra sensible en Lorena, quien se enfureció aún más, “En lugar de perder el tiempo en esas tonterías, mejor piensa en qué va a pasar cuando esa vieja finalmente salga del hospital y Cloé sea traída de vuelta a casa. ¿Crees que aún tendrás un lugar en la familia Monroy?”

“Yo…”

Al mencionar esto, Abril se desinfló como un globo, escondiendo sus emociones y sentándose de nuevo para tomar del brazo a Lorena y decirle con voz suave: “Mamá… ¿qué vamos a hacer? Tengo tantos problemas viejos y nuevos con ella, si ella llega a tener el control de la casa, ¡seguro me echará a la calle!”