Diario de una Esposa Traicionada por Rocio H. Gómez
Diario de una Esposa Traicionada Capítulo 71

Capítulo 71

De repente, me acordé de aquellos tiempos. Había pasado solo medio año desde que Isaac y yo nos casamos. Mi periodo se había retrasado unos diez dias. Aunque cada vez él se había protegido, yo no →podía evitar sospechar si estaría embarazada. Al comprar la prueba de embarazo, incluso ya no podia

esperar para pensar cómo compartiría con él la noticia.

En aquel momento que realmente estaba embarazada, pensé en Isaac, que estaba al otro lado de la puerta. Pero no sentia ni un poco de emoción o alegría. Solo habia miedo, nerviosismo y la inquietante sensación de no saber qué cambios traería eso. Lo peor sería perder a ese bebé.

Al pensarlo, senti un escalofrio recorrer mi espalda. En solo dos

y medio, todo había cambiado tanto que parecia otra vida. Mis piernas se sentían como si estuvieran llenas de plomo. Con sentimientos encontrados, caminé hacia la puerta, solo para darme cuenta de que Isaac ya no estaba alli. ¿Dónde estaba? Solo mi bolso estaba solitariamente colocado sobre un banco metálico junto a la puerta. ¿Se había ido?

Saqué mi celular del bolso, y un mensaje de WhatsApp apareció en la pantalla.

“Surgió un asunto urgente. César llevará el informe médico a casa después de que salgan los resultados, y yo volveré más tarde. Espérame tranquila”

Solté un suspiro y me dirigi hacia la salida del hospital, cuando de repente cambié de idea. El informe del ultrasonido ya estaba en mis manos. Aprovechando ese momento para hacer algunos cambios

sería fácil.

Llamé a Leticia, quien respondió casi de inmediato: “Justo estaba por llamarte. ¿Dónde estás, por qué no viniste a trabajar, qué pasó anoche que tu celular estaba apagado? No me digas que estuviste con Isaac resolviendo asuntos pendientes.”

Ella estaba ansiosa, lanzando preguntas una tras otra como si fueran ráfagas. La última pregunta incluso me hizo sonrojar. ¡Qué tontería!

Decidi responder a la primera pregunta: “Estoy en la Clinica Horizonte Azul.”

“¿Fuiste a un control prenatal? Deberías haberme dicho, podría haber ido contigo.”

Leticia siempre iba directo al grano: “Espera, ese no es el hospital que pertenece a Montes Global Enterprises, ¿qué haces alli?”

Le expliqué brevemente lo que había ocurrido: “Pero cuando sali del ultrasonido, Isaac ya se había ido.”

“Dios mío, casi me muero del susto.”

Leticia concluyó: “Entonces Isaac aún no sabe que estás embarazada, ¿verdad?”

“No.”

“Eso está bien.”

Tomé un taxi en la calle, y una vez dentro, me recosté en el asiento diciéndole a Leticia: “Leti, estoy algo confundida.”

Había pensado en alterar el informe. Pero al ver la pequeña imagen del bebé en el informe, mi corazón se ablandó de manera indescriptible. Las palabras de aquella doctora también resonaban en mi cabeza, dando vueltas sin parar. ¿Podría el cambiar de opinión por el embarazo…Y asi, ¿podríamos

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darle al bebé una familia completa y yo… finalmente estar satisfecha?

“¿Estás pensando si él cortará relaciones con Andrea por tener un hijo?” Leticia pensó un momento y luego preguntó con precisión.

No traté de ocultarlo: “Si, ¿soy tonta?”

“No te permito hablar asi de ti.”

Pensé que Leticia me regañaría al saber lo que pensaba, pero en cambio, me dijo: “Cloé, sé cuánto lo amas. El amor no es algo que nace bajo la guía de la razón. Si todas las personas pudieran detenerse a tiempo y sopesar los pros y los contras, el amor se convertiría en un sentimiento aún más escaso.”

“Además, has invertido un tercio de tu vida en él. Con solo darte un poco de esperanza, te resulta difícil alejarte.”

“No eres tonta, son los hombres los que no valen la pena.”

Al oir eso, guardė silencio por un largo tiempo, y finalmente, con voz ronca, dije: “Quiero intentarlo una

vez más.”

Por el bebe

y por mí misma.