Chapter 150

El rescate

El asistente Martín organizó a los experimentados hombres de combate que tenía a su cargo, todo teníaque salir perfecto, si fallaba se enfrentaría a la furia del CEO mexicano, ésto tenía que funcionar sí o sí

En la habitación dónde Camill se encontraba junto a su pequeño veía cómo el niño quería salir, estabaacostumbrado a jugar en el jardín o la sala de estar, se sentía encerrado, Camill lo alzó y lo paseó unpoco, ella le cantaba las canciones de su programa favorito para distraerlo

En un momento de descuido Cristóbal por fin pudo preguntarle a Mauro si había emitido su órden

Por supuesto jefe, el plan para éstos momentos ya debe estar en marcha, lo único qué…. no me importamorir, no le temo a la muerte, pero que cree que hará su transtornado tío con usted una vez que ya notenga en su poder a la señora Camill y al pequeño Cristóbal? usted va a quedar desprotegido porcompleto, lo sabe verdad?

Por supuesto que lo sé Mauro, pero eso no me importa, mientras ellos escapen de las garras deldemente de Aníbal todo valdrá la pena

Mauro asintió, el hombre era valiente, el se quedaría al lado de su jefe hasta el final

Siento mucho ponerte en está situación querido amigo, parece que nuestra hora a llegado, lo que mepuede es no conocer siquiera el rostro de mi nena, no estar con Camill cuándo de a luz, esa mujercita nimuerto me lo va a perdonar

Mauro sonrió, pocas veces lo hacía, jefe tiene razón su mujer no se lo va a perdonar se lo reprocharà ensu tumba furiosa de mi se acuerda!

Cómo puede ser tan exasperante esa mujer? Camill! mi Camill! si en esta vida no vuelvo a tus brazos tebuscaré en la próxima, no creas que vas a librarte de mí tan fácilmente y es mejor que no tengas un

prometido por qué te castigaré! 1:1 El comando aprovechó la madrugada cuándo los guardaespaldas deAníbal estaban más descuidados, unos entraron con mucho sigilo por la parte de adelante, otrosestaban en el techo y la parte trasera del edificio, armas de grueso calibre, granadas, los mejoreshombres en combate cuerpos a cuerpo iban a por Camill y el hijo del CEO Altamirano Sin demorar nadaentraron y comenzaron a matar todo lo que se movía, el lugar se convirtió en un campo de guerra, elfactor sorpresa jugó a su favor, en la habitación madre e hijo se encontraban dormidos, Camill abrazabaa su pequeño tazmanio, se había dormido llorando como siempre lo hacía cuándo su papá no volvía acasa por estar en viaje de negocios

Levántate mujer! un corpulento hombre levantó violentamente a Camill, el bebé Cristóbal quién conmucho trabajo se había quedado dormido, se despertó llorando asustado

Calla a ese niño o lo voy a matar primero! gritó el malencarado hombre, si Cristóbal pudiera ver cómoeran maltratados sus dos amores, mataría a todos con sus propias manos, el hombre tomó a Camill delcuello apuntándole, si los que venían con intensiones de rescatarla llegaban hasta ellos le volarian lossesos al igual que al niño, los sicarios no estaban dispuestos a dejarse

matar

Después de veinte minutos de escuchar detonaciones, explociones y gritos, el comando llegó a lo quesuponían era la habitación dónde retenían a sus objetivos, con una bomba de corto

alcance derribaron la puerta apuntando con su arma mientras el humo se despejaba

nas

Camill lloraba pensando que sus hijos tal vez serían asesinados por esas bestias humanas Suelten a laseñora y al niño! se escuchó ordenar una voz

Por qué piensas que voy a obedecerte? te recomiendo que nos dejes salir o de lo contrario losmataremos a los dos! no me va a temblar la mano para volarles la cabeza te lo aseguro! dijo el sicarioriéndose perverso

Qué la sueltes! hazlo si quieres seguir viviendo, me harás matarte si no te rindes te lo advierto!

Jajajaja! no están en posición de advertirme nada! respondió el jefe de los guardaespaldas de Aníbal,llevaré a está mujer y su hijo con el que me contrato para que me pague y largarme de aquí! ustedes novan a impedir que cobre mi dinero Si es por dinero nosotros podemos darte el doble de lo que AníbalAltamirano te dará, solo sueltalos

Me creés pendejo acaso, déjenme pasar o les volaré la cabeza!

Camill estaba muy asustada, el sicario le tenía el arma en la sien, el hombre se estaba enfureciendomucho, temia que le hiciera daño al pequeño Cristóbal

Esta es la última advertencia, baja el arma y déjalos, de lo contrario date por muerto! El desalmadohombre quitó el seguro de su arma con la intención de disparar a Camill, el estruendo del ruido de unapistola se escuchó por toda la habitación, la sangre salpicó para todos lados ante la mirada de todos, loque pasó en esa habitación era horrendo y muy difícil de ver…

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