Heredera divorciada Novela de Juliany Linares -
Chapter 70
Chapter 70
Mi amor.
Mis fosas nasales fueron inundadas por el exquisito y costoso perfume de Alexander, su respiraciónchocaba con mi cabello, mientras
sus manos acariciaban ligeramente mi espalda, por un instante senti tranquilidad al mismo tiempo quemis piernas perdian la
fuerza.
No pude soportar un segundo más el cálido contacto de su cuerpo con el mio y me separé como si depronto quemase, a pesar de
que hice un buen intento para liberarme de sus brazos, sus manos se aferraron a mi cintura y subi lavista para mirarlo y descubrir lo que
pasaba por su mente en este momento, pero su suave mirada era indescifrable, no podia adivinar loque estaba pensando.
Abri mi boca para hablar, pero las palabras se quedaron en el aire cuando él habló primero.
claros.
¿A qué se debe este cambio tan repentino? preguntó en voz baja, sus ojos me miraban con un brilloque lo hacian lucir aún más
Si te ha desagradado, puedes soltarme. solte aquello, esperando que fuera una buena excusa paraque me dejara libre, sin
necesidad de apartarme con brusquedad y que Paul se diera cuenta que todo era fingido.
¿Por qué crees que aún no te suelto? No te das una idea de cuánto necesitaba un abrazo de tu parte,tus brazos se convirtieron en
mi lugar favorito. cuando aquellas palabras salieron de su boca, me quede un palabras, aunque pordentro, lo felicitaba por lo cínico
que está siendo, entonces, un carraspeo se escuchó en la oficina y fue xcusa perfecta para apartarmede sus brazos y fingir
descaradamente que no había pasado nada.
Buenos dias, Sarah, te estaba buscando.
dijo Paul, entrando por la puerta, mientras miraba a Alexander con el odio reflejado en
su rostro, este último, le devolvió la mirada con fastidio, como si no soportara su presencia o tal vezporque habia interrumpido lo que
para él era “su lugar favorito”.
Buen dia, Paul. Pues ya me has encontrado, pasa algo
pregunté al llegar despreocupadamente a mi ulla detrás del escritorio,
no sabia de donde sacaba la habilidad para permanecer serena e imperturbable, después de lo queacabo de hacer, tal vez eran las ganas
que tenia de que Paul se diera cuenta que su plan no iba del todo bien.
Alexander también se acercó a mi escritorio, llegando hasta la silla para los invitados, pero no sesento, lo único que hizo fue apoyar
sus manos en el respaldo de esta, para darle una mirada intimidante a Paul, pero este ni se inmutó.
No pensé que estuvieras acompañada.
dijo Paul, desviando por completo mi pregunta y pasó de largo para sentarse con
confianza en la silla libre, como si Alexander no estuviera de pie a su lado.
Si y muy bien acompañada, hasta que usted decidió interrumpir, ¿no le han enseñado a tocar antes deentrar? Alexander
respondió evidentemente enfadado, sin darme tiempo a pronunciar una sola palabra, mostrando suirritación y enojo por la presencial
de Paul.
Miré sorprendida a Alexander, porque no imaginé que se atreviera a cuestionar los modales de Paul.Lo último que queria era que la
situación se me saliera de las manos.
Alex… mencioné su nombre con advertencia, en un intento por calmar su enojo, me miró conincomodidad y no dijo nada más.
–
Esta mañana te dejé unas rosas, las he seleccionado especialmente para ti. Paul ignoroolimpicamente las palabras nada
amables de Alexander. ¿Las recibiste? Oh, ya sé, mandaste a que las pusieran en agua. Paul insistióen el tema, como si quisiera
molestar a Alexander y hasta ese momento me atrevi a levantar la mirada, mientras jugaba con elboligrafo en mi mano, encontrándome
con el orgulloso rostro de Paul y la expresión de tragedia de Alexander que por poco me hace soltaruna carcajada, sumándole el labio
herido que lo hacia lucir tan miserable.
Gracias, las he recibido y las he mandado a tirar. -la sonrisa en el rostro de Paul desapareció deinmediato y me dio una mirada de confusión y frustración, sus mejillas se sonrojaron gradualmente, taly como pasa cuando está molesto, eran muy pocas las veces que lo vela de esa manera, peroninguna la disfruté tanto como en este momento.
Alexander soltó una leve risa, eliminando por completo aquella expresión de desgracia y se sentódespreocupadamente en la silla que estuvo sosteniendo con fuerza lodo este tiempo.
–
− ¿Qué? Pero, ¿por qué? Nunca habias tirado mis regalos a la basura, ¿qué está pasando? Sari.comenzó a quejarse con el ceño fruncido y pronto se quedó en silencio, antes de dedicarle una miradade rabia al hombre que estaba a su lado. Su expresión se relajó
como si hubiera caido en cuenta. No me digas……
Antes de que de su boca saliera cualquier suposición, dejé el boligrafo sobre la mesa y lo miréinexpresiva.
Paul, no te molestes en darle vueltas al asunto, hemos vuelto a Paris y las cosas siguen igual queantes, ¿cierto que es asi? dije
refiriéndome a que su oportunidad habla finalizado y ahora más que nunca, debía rechazarlo, suinsistencia tenia un porque, y uno muy
desagradable. ¿Hay algo más?
decir.
¿Podríamos hablar a solas?-preguntó luego de escasos segundos en silencio, en los que se dedicó adigerir lo que le acabo de
Era claro que no queria hablar de aquello con la presencia de Alexander, pero no tenia nada más quédecir. Antes, no accedi a sus
constantes propuestas de iniciar una relación y ahora, me aliviaba no haber cometido un errorinvolucrándome con él, estaria
arrepintiéndome en este momento.
Creo que he sido clara. ¿Hay algo que debamos hablar? lo miré fijamente tras mi pregunta. Él no losabia, pero con aquello, me
estaba refiriendo a sus secretos, a lo que estaba planeando en contra de la familia Doinel, peroobviamente, no iba a hablar sobre ello, ni
se le cruzaba por la mente que yo sabia sobre sus planes.
Hablemos a solas y…..
Sr. Dubois, creo que Sarah ha sido muy paciente y sincera con usted, tal vez no le haya entendido,pero dějeme que yo se lo
explique. Le ha dicho que no, no acepta un no como respuesta? Alexander intervino interrumpiendo loque Paul tenia por decir, lo
miré de nuevo con advertencia. Que estuviera en medio de nuestra conversación, no le daba derechode hablar por mi, no necesit.
que alguien abogara por mi.
¿Cuál es su problema, Sr. Lancaster? ¿Es el defensor de Sarah? Si no recuerdo mal, usted lastimó aSarah en el pasado y se atreve
a interceder por ella, le recuerdo que gracias a su infidelidad se han divorciado. Que usted esté aquíno significa nada, no tiene derecho
alguno sobre Sarah, si usted está en esta empresa en este momento, no es más que por un golpe desuerte. Paul se enfrentó a
Alexander, sacando a relucir el pasado logrando incomodarme de sobremanera, sobre todo, porque eneste momento sabia que Paul fue
el principal causante que llevó a Alexander a tomar aquella errada decisión.
Alexander se levantó de su asiento, con la mira fija en el rostro de Paul, casi de inmediato, Paultambién se puso de pie, quedando
frente a frente a Alexander, estaban teniendo una guerra con solo mirarse y temia que en cualquiermomento se fueran a los golpes, en
ese caso no tendria más opción que llamar a seguridad.
¿Mi problema? Usted es mi problema en este momento. Yo sé que Sarah no necesita a nadie que ladefienda, ella es muy capaz,
creo que usted no la conoce como yo, y me importa muy poco si estamos divorciados o no, mientrasyo esté aqui, la voy a defender de
intensos y patanes como usted, asi ella no me lo pida. Creo que ya conoces la salida. – Alexandersoltó aquello con tanto odio en su voz,
qué por un momento temi que fuera él quien diera el primer golpe.
Inmediatamente me calmé al caer en cuenta de un detalle importante.
Si Alexander reaccionaba de esa manera con Paul, diciéndole aquellas cosas sin ni siquieraconocerlo, significaba una sola cosa. Y no,
no me refería a los celos, porque era claro que estaba rechazando a Paul directamente sin darle lamás minima posibilidad.
—Lo veo muy seguro de si mismo, Sr. Lancaster, no perderé el tiempo con un poco hombre comousted. Tenemos una conversación
pendiente, Sari. Sin esperar respuesta alguna, Paul salió de la oficina pisando fuerte, dejándome solauna vez más con Alexander.
No tenia por qué molestarse. – dije cuando Alexander soltó un suspiro fuerte, mientras volvia sumirada a mi. Enarcó una ceja y
sus dedos golpearon ligeramente el escritorio.
Sarah, quiero hacerte una pregunta y necesito que me respondas con sinceridad. dijo serio y en susojos pude ver que él pensó de mi lo mismo que yo de él. Entrelacé mis dedos y apoyé mi mentónsobre ellos, solo esperaba que me soltara la pregunta, porque yo también tenia una pregunta para él.¿Lo sabes? ¿Es asi? ¿Sabes lo hay detrás de esa cara de ” no mato ni una mosca”? hizo la preguntay confirmé que él sabía más de lo que crei.
Dejé caer mi espalda al respaldo de la silla, mientras miraba a Alexander lo más sería posible.
Se muchas cosas de él, pero, ¿por qué no me dices tú lo que sabes? – respondi, evitando soltar másinformación de la
necesaria.
finalmente
¿Sabes todo lo que é ha hecho para que nuestro matrimonio fracasara? ¿Sabes que intenta casarsecontigo y quedarse con la empresa de tu padre? ¿Sabes que su madre es la que planea destruir a tufamilia? ¿Sabes que la Sra. Dubois quiere vengarse de tu madre.
porque tu padre se enamoró de la Sra. Joelle y no de ella? ¿Sabes que tienen clausulas preparadasen caso de que Paul se case contigo Y sabes cuál es la peor parte? Que esas clausulas dejan a Paulcomo heredero universal de todos los bienes a tu nombre y solo pueden pasar a tus manos si tú…mueres. mi corazón se paralizó y senti que el calor abandonaba mi cuerpo. Mis piernas temblaron sinpode
controlarlas y por un momento crei que iba a desmayarme, pues la tensión se me bajó de tal maneraque tuve que sostenerme del
escritorio porque todo daba vueltas. Miré de reojo a Alexander con el ceño fruncido, sin saber en quémomento llegó a mi lado para
sostenerme por la espalda, mirándome con preocupación mientras abanicaba su mano en mi rostro.Sarah, mi amor, no te desmaye
toma un poco de agua. Sarah, mirame.
Levanté mis ojos para mirar su rostro preocupado y de inmediato fui consciente de tres cosas.
La primera es que Alexander sabia más de lo que incluso cualquiera sabía.
La segunda, el problema de la familia Dubois era más grande lo que habia imaginado, hasta habianplaneado asesinarme para quedarse con lo que es de la familia Doinel por un simple amorio.
Y tercero, después de casi cuatro años, escuchaba que Alexander me llamaba “mi amor”.
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