La Traición Silvia G. Rivero novela completa -
Capítulo 14
Capítulo 14
Enzo, envuelto en un aire glacial, se paró en la puerta. Esos profundos ojos almendrados estaban fijos en la gran mano que descansaba sobre la cabeza de Ainhoa. Sin esperar reacción alguna de los dos, avanzó con sus largas piernas hacia Ainhoa.
Arrancó la cuchara de las manos de Ainhoa y, agachándose, la levantó de la silla. Se apresuró hacia el dormitorio y con un golpe seco, cerró la puerta con llave. Cuando Ainhoa reaccionó, ya estaba siendo aprisionada por Enzo en la cama. Desde fuera seguia el insistente golpeteo de Iker en la puerta.
El frío que emanaba de Enzo era tan intenso que hizo temblar los labios de Ainhoa y le gritó: “¡Enzo, estás loco!”
La mirada de Enzo, algo enrojecida, se clavó en ella y su voz era ronca mientras decía: “¡Puedo volverme aún más loco!”
Dicho eso, bajó la cabeza y mordisqueó sus labios. Lo único en su mente era la imagen de aquel hombre mirando a Ainhoa con adoración. Nunca había perdido la razón por una mujer como lo estaba haciendo en aquel momento. Mordía con locura los labios de Ainhoa, bajando lentamente por su cuello blanco como la nieve.
Ainhoa luchaba y maldecía: “¡Enzo, cabrón! Ya terminamos, ¡no me hagas despreciarte!” Lejos de soltarla, Enzo la besaba con mayor furia. Mordió con fuerza el pecho de Ainhoa y preguntó con voz ahogada: “¿Tan rápido encontraste a otro?”
“¡Hemos terminado, con quién esté ya no es asunto tuyo!”
“¿Ah, sí? ¿Y si hago que desaparezca del mundo legal, tampoco te importaría?”
“¡Enzo, no te atrevas!”
“Se atrevió a tocar a mi mujer, dime si me atrevo o no.”
“Él es solo mi compañero, no tenemos ninguna relación, no te metas con él.”
Ainhoa sabía de los despiadados métodos de Enzo y nunca se había mostrado indulgente con aquellos que le eran adversos. Iker acababa de regresar del extranjero, sin bases firmes y Enzo podría arruinar su futuro con un solo movimiento. Enzo miró s nerviosismo y soltó una fría carcajada diciendo: “Vuelve conmigo, o no podré garantizar su seguridad.”
SU
Justo en ese momento, la puerta del dormitorio fue derribada con fuerza. Iker no esperó a que Ainhoa reaccionara y rápidamente se lanzó hacia la habitación, golpeando
a
Enzo. Pronto, se oyó el sonido de cosas rompiendose dentro de la habitación. El grito
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Capitulo 14
desesperado de Ainhoa sonaba tan frágil e impotente. Después de un tiempo indefinido, la habitación volvió a la calma.
Iker, desaliñado y con manchas de sangre en su ropa, salió del interior. Se arrodilló en el suelo, mirando a Ainhoa con un dejo de dolor y le dijo: “Ainhoa, no seré una carga que te obligue a someterte a otros, levántate, es hora de comer.”
6 una gran
mano y ayudó a Ainhoa, que temblaba, a levantarse del suelo. La apoyo para que se sentara en la silla del comedor. Ainhoa, con lágrimas en los ojos, lo miró y le dijo: “Lo siento, compañero.”
“No tienes que disculparte conmigo, somos amigos. La sopa se ha enfriado, voy a calentártela.”
Tomó el tazón de sopa fría y entró a la cocina. En ese momento, Enzo también salió del dormitorio. Aunque no estaba tan desastrado como Iker, seguía teniendo marcas en su cara. Se limpió los labios, miró a Ainhoa con una expresión oscura y dijo sin vacilar: “Elige, ¿vienes conmigo o te quedas a tomar su sopa?”
Ainhoa lo miró con frialdad y dijo: “Hemos terminado, no volveré contigo.”
“Ainhoa, esta es tu elección, ¡no te arrepientas después!”
Se giró para irse cuando el teléfono de Irene sonó. Respondió con impaciencia.
“Enzo, las grabaciones de la sala de descanso fueron borradas por la secretaria de la Vega, mis padres lo saben y quieren denunciarla por agresión intencionada, ven rápido a calmar las aguas, si no, la secretaria de la Vega irá a la cárcel.”
La mirada severa de Enzo se fijó en Ainhoa, sin rastro de duda, dijo: “¡Pues que la encarcelen!”
Capitulo 15
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