Capitulo 18

Capítulo 18

Ainhoa apretaba el móvil con una mano, cada vez más fuerte. Conocía aquel proyecto, ya que era una nueva iniciativa del Grupo Castro. Las perspectivas eran realmente prometedoras; si tenía éxito, las ganancias podrían multiplicarse exponencialmente. No podía creer que su padre, un hombre de palabra, pudiera hacer algo así. A menos que alguien estuviera buscando problemas a propósito.

La expresión en el rostro de Ainhoa se volvía cada vez más fría. Sacó el móvil y llamó a Enzo. Llamó varias veces, todas despiadadamente rechazadas. Hasta que en la quinta llamada, una voz indiferente y despiadada contestó: “¿Te arrepientes?

Ainhoa mordió su labio, intentando mantener la calma.

a

Su voz sonaba algo ronca, como si estuviera cansada: “Enzo, mi padre no es un hombre que falte a su palabra. Si quieres vengarte de mí, hazlo conmigo, pero no manches la reputación que ha construido toda su vida. Él siempre ha valorado su honor más que a su propia vida, acaba de salir de cirugía, ¿sabes que podrías matarlo con lo que estás haciendo?”

Al escuchar esas palabras, Enzo se tensó por un momento, y luego una luz siniestra brilló en sus oscuros ojos mientras le decía: “¿Quieres salvar a tu padre?”

Se rio suavemente y dijo: “Encuéntrame en el aparcamiento del hospital.”

Ainhoa, aunque sospechaba que había sido Enzo, escucharlo admitirlo era otra historia.. No podía creer que no le importaran los tres años que pasaron juntos. Si hubiera sentido algo por ella, aunque solo fuera por un momento, no sería tan frío y cruel. Con ese pensamiento, Ainhoa sintió un nudo en la garganta y sus ojos se humedecieron. Levantó la mirada, fijándose en la luz cegadora del pasillo, y dijo con frialdad: “Enzo, espera, lucharé por hacerle justicia a mi padre y no permitiré que acuses a un inocente sin razón.”

Enzo soltó una risa ronca y le dijo: “Bien, luego veremos cómo consigues esa justicia.” Cinco minutos más tarde.

Ainhoa encontró el auto de Enzo en el aparcamiento subterráneo.

Pablo la vio acercarse y le hizo señas: “Secretaria de la Vega, el presidente Castro te espera en el auto.”

Abrió la puerta del auto para que Ainhoa entrara y luego, muy discretamente, se alejo. Enzo, al ver entrar a Ainhoa, notó inmediatamente la herida en su frente. Sus oscuros ojos se tiñeron de rojo al instante y le preguntó: “¿Quién te hizo esto?”

Capitulo 16

Agarró la barbilla de Ainhoa con fuerza, con una mirada oscura y turbia.

Ainhoa giró la cabeza, diciendo con un tono irritado: “No es asunto tuyo.”

“Ainhoa, ¿esto es lo que dijiste sobre sobrevivir sin mi? ¡Te has reducido a esto!”

Dicho eso, sacó una pomada del compartimento y comenzó a aplicarla en su herida. Luego buscó una tirita feisima, que había comprado Ainhoa como castigo la última vez que él se lastimó la cara por beber demasiado.

Al ver esa tirita horrenda, Ainhoa retrocedió un poco diciéndole: “No me la voy a poner.”

Enzo la atrajo hacia si con fuerza y le puso la tirita en la frente. Después de ponerla, mordió vengativamente su labio y se burló diciendo: “¡Qué fea quedaste!”

Ainhoa estaba tan enfadada que se puso pálida. Después de todo lo que había hecho la familia de la Vega, aún tenía ánimos para burlarse de ella.

“Enzo, ¿qué quieres para dejar en paz a mi padre?”

Los profundos ojos de Enzo la miraban fijamente, y de su garganta surgió una risa fría mientras le proponía: “Es simple, vuelve a mi lado y te aseguro que no solo tu padre estará a salvo, sino que la familia de la Vega también volverá a la normalidad.”

Tip: You can use left, right keyboard keys to browse between chapters.Tap the middle of the screen to reveal Reading Options.

If you replace any errors (non-standard content, ads redirect, broken links, etc..), Please let us know so we can fix it as soon as possible.

Report