La Traición Silvia G. Rivero novela completa -
Capítulo 50
Capítulo 50
Enzo nunca habla visto a Ainhoa en ese estado. La abrazaba fuertemente, murmurando palabras de consuelo: “Ainhoa, tranquila, ya he contactado a los mejores especialistas para salvario, no permitiré que te lo arrebaten.”
Ainhoa, sollozando sin parar, dijo. “Enzo, mi padre no se habría quitado la vida sin razón, alguien debió haberle contado sobre nuestra relación actual. Si descubro quién fue, no lo perdonaré.”
Estaba profundamente angustiada, llorando sin poder respirar adecuadamente. Pero en aquellos ojos llenos de lágrimas, habla un brillo de ferocidad poco común.
Enzo bajó la mirada, mientras sus dedos frios acariciaban suavemente las lágrimas de ella y su voz cada vez se volvía más ronca: “Tranquila, voy a averiguar qué pasó, y te daré una explicación, no llores más, ¿vale?”
Nunca habia sentido algo asi. Ese temor de perder algo y luchar con todas sus fuerzas para no dejarlo ir. Sabia perfectamente que si algo le pasaba a Martin, ya no tendria excusas para mantener a Ainhoa a su lado. En ese momento, solo tenia una idea en la cabeza: abrazar fuertemente a Ainhoa y no dejar que se alejara de él.
Mientras estaban abrazados, salió el médico de la UCI, diciendo: “El paciente tiene muy débil voluntad para seguir luchando, ustedes, como familiares, pueden entrar a hablarle, intenten mencionar temas que al paciente le gusten. Cuanto antes recupere la conciencia, será mejor para su estabilización.”
Ainhoa rápidamente se secó las lágrimas y dijo: “Entendido, entraré ahora mismo.”
Enzo estaba a punto de seguirla, pero ella lo detuvo diciendo: “Mi padre no puede recibir ningún tipo de shock, no te dejaré
entrar.”
“No hablare, solo estaré a tu lado.”
Nunca le habia suplicado de esa manera a nadie. Solo quería estar a su lado y que Martin despertara pronto.
Quizás ni él mismo sabía por qué quería hacerlo. Ambos se pusieron trajes estériles y se acercaron a la cama de Martin. Ainhoa tomó la mano de su padre, mientras las lágrimas calientes caian sobre el dorso de su mano y decía: “Papá, una vez me prometiste que nunca me abandonarias, ¿por qué no estás cumpliendo tu palabra? ¿Sabes que si te vas, no tendré hogar y no habrá nadie más en este mundo que me quiera? ¿Realmente quieres ser tan cruel? Que mamá me abandone una vez, y ahora lo hagas tú. ¿Acaso soy tan desagradable que ninguno de ustedes me quiere?”
Recordando el pasado, Ainhoa se apoyó sobre su padre, sollozando suavemente.
Enzo, parado a un lado, acariciaba suavemente su cabeza con su mano. Había convivido con Ainhoa durante tres años, pero nunca supo que ella tenia un lado tan vulnerable. Ella anhelaba tanto el cariño familiar y temia tanto ser abandonada. En ese momento, Enzo queria saber más que nunca qué habia vivido Ainhoa en el pasado. Fue entonces cuando sono su móvil. Se movió a un cuarto estéril al lado y contestó fa llamada.
“Presidente Castro, he descubierto que esa mujer es en efecto la madre biológica de la secretaria de la Vega, fue expulsada de casa hace siete años por su vida desordenada por el señor de la Vega. Pero ese incidente afectó mucho a la secretaria de la Vega, fue acorralada en la clase por otros padres que le rompieron la ropa y le tomaron fotos. La insultaron diciendo que era tan indecorosa como su madre, seduciendo a los compañeros de clase. El escándalo fue grande en la escuela, y la secretaria de la Vega se convirtió en una mujer despreciada por todos. Después, enfermo gravemente y se cambió de escuela,
No he podido encontrar qué enfermedad tenia ni a qué escuela se fue, hasta que aparecieron noticias de ella en la universidad. Creo que esos tiempos debieron ser muy dificiles, por eso, el señor de la Vega borró todos los registros.”
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