Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) novela completa
Mi Frío Exmarido Capítulo 281

Capítulo 281

Mientras murmuraba esas palabras, Rufino no se atrevió a dejar las cosas así nada más y finalmente se adelantó para rescatar a Lorenzo de las manos de Dorian.

Lorenzo tenia un moretón oscuro alrededor de la boca.

No contraatacó, solo tocó su herida con el dorso de su mano y luego se puso de pie lentamente, mirando a Dorian:

“Dorian, tú tienes a alguien que quieres proteger y yo también tengo a alguien que quiero cuidar. Todo este asunto de quien se lleva el crédito por el proyecto solo es un acuerdo mutuo, nadie está forzando a nadie. Si puedes aceptarlo, genial, todos felices; si no, nadie la está empujando a aceptar. Que la Srta. Amelia reaccione tan fuerte a esto, es por algo que seguramente tú entiendes mejor que yo. Desquitarse conmigo no cambiará nada.”

Dorian lo miró: “Eso no te da derecho a insultar a las personas.”

Lorenzo esbozó una pequeña sonrisa y luego dijo: “Solo quiero evitar que mi abuelo tenga remordimientos en los años que le quedan, los sentimientos de los demás no son mi preocupación.”

“Piensas que hacer esto es evitarle remordimientos, ¿pero alguna vez le preguntaste si esto es lo que él quiere?” Dorian no pudo evitar mirarlo, “Si descubre que le mentiste…”

Lorenzo lo interrumpió: “No dejaré que lo sepa.”

Continuó, mirando a Dorian: “Solo me importa que viva feliz el tiempo que le queda. En cuanto a lo que pase después de cien años, para entonces solo será un montón de tierra y la verdad ya no importará.”

Dicho eso, Lorenzo se marchó sin mirar atrás.

Rufino vio cómo se alejaba y suspiró profundamente sin seguirlo.

Aunque no aprobaba la manera de actuar de Lorenzo, podía entenderlo.

Lorenzo y Dorian fueron criados y educados personalmente por su abuelo, tenían un vínculo muy fuerte.

Manuel se había sumido en la culpa y el arrepentimiento por haber perdido a su nieta, su salud se había deteriorado por el desgaste emocional a lo largo de los años, y parecía que se despediría del mundo con esos pesares. Lorenzo no quería que su abuelo muriera arrepentido, así que encontró a una chica que convenciera a su abuelo de que era la nieta perdida. Rufino entendía eso desde un punto de vista racional.

St-hubiera estado en su lugar, quizás hubiera hecho lo mismo.

Pero como espectador, sus sentimientos eran algo complicados.

Aunque no sentía por Amanda lo mismo que Dorian, ella era un dulce recuerdo de su juventud y había pensado que Amanda realmente había vuelto. Pero al final, todo había sido un sueño.

Rufino se sentía un poco triste y desvió la mirada hacia Dorian.

Dorian ya se había dado la vuelta, agarró la botella de vino ya abierta que estaba sobre la mesa, tomó una copa, la llenó y bebió un gran sorbo, su estado de ánimo también parecía ser sombrío.

Rufino suspiró de nuevo, se acercó y le dio unas palmaditas consoladoras en el hombro, con tacto evitó hablar de Amanda y en cambio le preguntó:

“¿Amelia está bien?”

Dorian asintió ligeramente: “Sí.”

“Me alegro de que no haya nada malo.”

Rufino comentó, pensando en Amelia, su estado de ánimo se volvió algo complicado de nuevo.

En su opinión, el matrimonio entre Dorian y Amelia también había sido para cumplir con el deseo de su abuelo gravemente enfermo.

Aunque el anciano también quería a la pequeña Amanda, nunca había considerado que su único nieto pasara su vida esperando a alguien que quizás ya no estuviera en este mundo. No tenía prejuicios sobre la clase social; que Dorian

ara fue su mayor consueto

En aquel momento, Dorian llevó a Amelia embarazada a casa y se casaron, finalmente el anciano falleció sin

mordantos

Ahora Lorenzo, queriendo satisfacer la deuda que su abuelo sentía por su nieta, esperaba usar el nombre de la falsa Amanda para alegrar al anciano con las obras de Amelia.

En cierto sentido Amelia había sido usada como una herramienta dos veces.

Yambas veces estaban relacionadas con Amanda.

Finalmente podia entender por qué Amelia había actuado tan fuera de lo común esa tarde.

Tal vez debido a esos sentimientos complicados, al día siguiente en el trabajo, cuando vio a Amelia no pudo evitar prestarle un poco más de atención.

Después de una noche para reflexionar, Amelia observaba todo con la misma serenidad de siempre. Su rostro y mirada mantenían esa calma habitual, esa misma aura de tranquilidad y compostura que siempre la caracterizaba. Seguía siendo meticulosa en el trabajo, como si los eventos del día anterior no la hubieran afectado en lo más mínimo.

Rufino no intentó mencionar el proyecto cuando hablaba con ella.

Pero Fabiana, que nunca podia ser paciente, seguía siendo impertinente. Al ver a Rufino pasar por el área de oficinas, no se contuvo y le llamó: “¡Sr. Rufino!”

Su jefe se volteó: “¿Qué pasa?”

De pie, Fabiana apoyó sus codos en la división de su cubiculo y le preguntó en voz baja:

“Mi hermano vino ayer a encargar algún proyecto? ¿Podría encargármelo a mí?

Quiero darles una sorpresa,” susurró Fabiana, con ese tono meloso y coqueto que solía usar.

Rufino no estaba seguro si Fabiana sabia que ella no era la verdadera Amanda o si también estaba siendo engañada, asi que no quiso sacar conclusiones precipitadas, manteniendo en su rostro la habitual sonrisa:

“Eso tendrías que preguntárselo a tu hermano.”

Le devolvió la cuestión a Lorenzo.

La chica frunció el ceño: “Si él estuviese dispuesto a decírmelo, ¿para qué te preguntaría a ti?”.

“Pues entonces yo no puedo decirte,” respondió Rufino con una risa. “Para eso está tu hermano, yo no puedo decidir.”

Fabiana nuevamente puchereó insatisfecha, pero no se rendía: “¿No será el diseño de la hacienda que le quiere regalar a mis abuelos, verdad?”

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