Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) novela completa
Mi Frío Exmarido Capítulo 312

Capítulo 312

Pero la chica no se atrevia a dejarla sola en camino, así que de alguna manera logró que llegara la policía.

Serena conocía el uniforme de la policia, en su pequeño corazón los admiraba, pero también les temia.

Pero recordaba lo que le había enseñado su mama: en caso de problemas, busca ayuda de la policia. Así que, mirando

a los dos oficiales acercándose paso a paso, Serena les dijo con nerviosismo y seriedad:

“Señor policia, perdi el dibujo de mi mamá, ¿podrían ayudarme a encontrarlo?”

Ambos estaban un poco sorprendidos por la asombrosa capacidad de expresión de la pequeñita.

El oficial de mayor edad se agachó frente a ella: “Claro, ¿qué tal si vienes conmigo y llamamos a tu papá y a tu mamá

para que vengan por ti?”

Al escuchar al policía decir “claro, Serena se alegró un poco, pero aún estaba insegura: “Entonces, llévame, yo les diré dónde está el dibujo.”

Los dos oficiales se miraron, sin entender del todo cuánto habia de verdad en las palabras infantiles de Serena, pero aun asi asintieron, pretendiendo calmar primero a la niña: “Está bien, te llevaremos.”

Serena se emocionó de inmediato, apresuradamente intentando levantar su bolsa que se habia caido mientras señalaba en dirección a la compañía Dorian: “Entonces, vamos ahora, está por allá, llegaremos en un rato.

La emoción hacia que su habla se volviera un poco tartamuda y desordenada.

Los oficiales siguieron la dirección de su dedo, pero con tantos edificios altos no podían ver a qué se refería.

Serena, como si entendiera su confusión, rápidamente añadió: “La más alta, ese.”

Los oficiales volvieron a mirarse y luego a ella: “Primero te llevamos a la estación, ¿está bien que esperemos ahí a tus padres?”

Serena ansiosa, negó con la cabeza: “Debemos damos prisa, se perdera.

“Está bien, vamos a buscarlo”

El oficial la calmaba con voz suave, la levantó en brazos y sin tomarse muy en serio sus palabras, asumiendo que, como era pequeña, también se olvidaria fácilmente. Lo más importante ahora era encontrar a los padres de la niña, asi que la llevaron al coche de policia medio engañada.

Al principio, Serena estaba feliz pensando que el policia la llevaría a buscar su dibujo. Cuando subió al coche, no dejó de dar instrucciones al policia conductor “Hay que girar por ahi‘

“Claro

El oficial al volante sonrió y asintió

El oficial que la sostenia comenzó a preguntarle sobre su familia.

“Pequeña, ¿cómo te llamas?

“Me llamo Serena.”

La niña respondió mientras miraba por la ventana, ansiosa al no ver que el coche giraba.

El oficial no notó su ansiedad, pensando que, como cualquier otro niño, su atención ya estaba en otra parte, continuó preguntando: “¿Dónde vives?”

Serena señaló casualmente hacia afuera, aún preocupada por la dirección del coche: “No es por aquí,”

El oficial siguió preguntando: “¿Cómo se llaman tu papá y tu mama, todavía lo recuerdas?”

En ese momento, el coche ya había girado hacia la estación de policia.

Serena sabia que no iban hacia la compañía del señor bonito y de pronto empezó a llorar desesperadamente: “No quiero ir con ustedes.”

15:26

Los dos oficiales se sobresaltaron por su reacción y la miraron.

La niña lloraba con tristeza, provocando en los oficiales un inesperado sentimiento de culpa por engañar a una niña.

Después de un breve debate, concluyeron que, aunque su habla era todavía algo vacilante y no podia formular frases largas de manera completa, su capacidad de expresarse estaba clara; tal vez realmente necesitaba encontrar algo.

“Está bien, te llevaremos. Pero tienes que decirme, ¿sabes cómo contactar a tus padres? Tengo que llevarte de vuelta con ellos, si no, un malhechor podria llevarte.”

El oficial que la sostenia trató de calmarla rápidamente.

La niña asintió con la cabeza: “Si.”

El oficial que la sostenia, viendo que la niña podia expresarse bien, le dijo al conductor que diera la vuelta.

El policía al volante rápidamente giró el coche,

Serena reconoció el camino hacia la compañia del señor bonito y paró de lloraç secándose las lágrimas con fuerza sin olvidar agradecer: “Gracias.”

El oficial que la sostenía se conmovió por su manera madura de comportarse y le pasó suavemente una servisileta para secarle las lágrimas.

La pequeña, un poco avergonzada, se retorcia sin atreverse a mirar mucho al policia.

La patrulla se detuvo rápidamente frente al Edificio Esencia.

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