Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) novela completa -
Mi Frío Exmarido Capítulo 338
Capitulo 338
weabeths y la abernet
on camada por la anhneide
Serena, captando algo inues en el duds antes de preguntar. Seborr
la
fine reezandid, solo le abrazo de repere, apretando su pequeño cuerpo contraét
Amelia pirtió una punzada en la nariz y la grimas amenazaron con caer
adeo ligeramente is cabeza y alzó la cara, forzandose a contener las lágrimas que brotaban de sus ojos.
a tampoco habla imaginado que padre e hija se reencontrarian en una situación asi
Serena, confundida por el abrazo, se quedó quieta sin moverse, mirando a su madre en busca de una explicación. Amelia, viendo la confusión en los ojos de su hija, se sintió aún más conmovida y no pudo articular palabra La niña sin obtener una respuesta, volvió su atención a Dorian y le preguntó en voz baja: “Señor, ¿qué le pasa?” Aloir la palabra “Señor“, la voz de Dorian se quebró un poco, pero rápidamente la soltó y le sonrió, “Estoy bien” Serena también le devolvió la sonrisa y luego, emocionada, tomó de la mano a Amelia y la presentó con orgullo: “Señor, ella es mi mamá.”
Dorian levantó la vista hacia Amelia, pero no dijo nada.
Ella también bajó la mirada, sin hablar
Serena, algo confundida, preguntó de nuevo “Señor?”
Dorian le ofreció otra sonrisa. “Tu mamá es muy hermosa.”
Serena asintió con orgullo: “Si, mi mamá es la más hermosa de todas.”
El sonrió nuevamente, pero no dijo más
La atención de Serena volvió al motivo de la presencia de Dorian en el aeropuerto, y le preguntó con curiosidad: “Señor, ¿va a venir con nosotros a divertirse?”
“¿Dónde te vas a divertir?”
Le preguntó suavemente.
La niña un poco perdida, movió la cabeza: “A un lugar divertido. Vamos a tomar un avión grande.”
Ella señaló hacia las ventanas, indicando el gran avión afuera.
Dorian siguió su mirada hacia el exterior y luego le preguntó en voz baja: “¿Qué tal si no te vas hoy y esperas a que yo termine de trabajar para llevarte a divertirte?”
Serena estaba un poco indecisa. Por un lado, queria ir, pero por otro lado, no estaba segura
“Debería preguntarle a mamá“, dijo en voz baja, no pudo evitar mirar a Amelia,
Dorian todavía la miraba y dijo suavemente: “Tu mamá estará de acuerdo. Solo depende de si tú quieres.”
Tras pensar un momento, Serena susurró: “Si mamá no se va, yo tampoco me voy.”
Dorian le sonrió y acarició su cabello: “Entonces, ¿nos vamos a casa por ahora?”
La niña asintió con vacilación: “Está bien.”
Él la recogió en brazos y con el corazón apesadumbrado, evitó mirar a Amelia, que estaba luchando por contener las lágrimas. Se marchó con Serena.
Las lágrimas de Amelia cayeron libremente y lloró sin consuelo.
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Al ver a su madre llorar, Serena dijo angustiada: “Mamá.”
Amelia trató de esconder su dolor de su hija, pero no pudo contener sus emociones y se volvió, cubriendose la cara con la mano mientras intentaba frenar el llanto, pero las lágrimas caian con más fuerza.
La desesperación casi la inundaba.
Yael, observando la escena con preocupación, quería acercarse pero no se atrevía, solo miraba a Dorian buscando alguna señal.
Dorian, con el rostro tenso, sostenia a Serena y se quedó parado allí sin moverse.
Frida, que había llegado apresuradamente al no obtener respuesta de Amelia por teléfono, se puso pálida al ver a Dorian sin expresión alguna sosteniendo a Serena y miró preocupada hacia su amiga.
Amelia segula llorando desconsoladamente, con sollozos que le cortaban la respiración.
Se apresuró a acercarse para sostener a Amelia y miró a Dorian con intención de hablar, pero se detuvo, sin atreverse a decir una palabra.
El aura que envolvia a Dorian era tan fría y ajena que, incluso ella, acostumbrada a no tener pelos en la lengua, se sentia intimidada. Su mirada preocupada se desvió hacia Serena.
La niña nunca había visto a su mamá llorar así y también estaba un poco asustada. Dijo en voz baja: “Tengo que ir a buscar a mi mamă.”
Mientras hablaba, luchaba con todas sus fuerzas para bajarse de los brazos de Dorian.
el solteray a Pero él la sostuvo firmemente, impidiendo que se soltara y con voz serena, le ordenó a su asistente: “Yael, lleva a la Srta. Amelia a casa.”
Yael vaciló, mirando entre Dorian y Amelia, sin atreverse a acercarse.
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