Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) novela completa -
Mi Frío Exmarido Capítulo 382
Capítulo 382
Capítulo 382
Así que en aquel entonces, Blanca y él no dejaban de preocuparse por si el matrimonio de Amelia con Dorian duraría y no sabían cuántas veces le habían dado consejos a Amelia, diciéndole que casarse con Dorian era una gran bendición y que debería ser más humilde, no actuar con la misma terquedad que en casa, además de ser más dulce y complaciente con su esposo.
Con las condiciones de Dorian, había montones de mujeres que querían casarse con él.
Como hombre, Fabio también entendía la frialdad de Dorian hacia los sentimientos.
Con ese trasfondo familiar y esas condiciones físicas, aunado al liderazgo de un grupo tan grande, ¿qué clase de mujer no podría tener?, ¿para qué iba a preocuparse por los pequeños caprichos de una mujer y mucho menos humillarse para complacer a alguien?
Solo que no esperaban que, después de sus innumerables advertencias y lavado de cerebro, Amelia se divorciaría sin decir una palabra, su matrimonio solo duró dos años.
Aunque Blanca y él ya estaban preocupados de que el matrimonio no duraría mucho, resultó ser mucho más corto de lo que esperaban y perdieron una alianza tan buena sin previo aviso.
Recordando eso, Fabio aún no podía evitar sentir cierta pena.
Dorian, viéndolo seguirle y fijarse en él, finalmente se detuvo y se giró hacia él: “¿Qué pasa?”
Fabio sonrió con timidez: “Nada.”
Pero no pudo evitar preguntarle: “¿Cuñado, qué haces por aquí?”
Dorian respondió: “Asuntos privados.”
Fabio se quedó sin palabras.
Dorian no esperó su respuesta, asintió cortésmente y ya se había ido con pasos largos.
Cuando Fabio intentó seguirlo, ya había desaparecido.
Fabio buscó alrededor de la entrada del parque y no encontró a Dorian, pero sí a Beatriz y Lea que todavía lo estaban esperando.
Beatriz fue la primera en verlo y lo detuvo directamente: “¿Qué buscas? Hemos estado parados frente a ti durante mucho tiempo, ¿no nos ves?”
Fabio ignoró su tono irritado y frunció el ceño, murmurando: “¿A dónde se fue en un abrir y cerrar de ojos?”
“¿Quién?”
La mujer también se dejó llevar por la curiosidad, miró hacia la multitud y no vio ninguna figura familiar.
“Mi cuñado.” Fabio dijo, mirándola a ella, “Acabo de encontrarme con mi cuñado en el estacionamiento.”
Beatriz lo miró sorprendida, “No estarás confundido, ¿cómo podría estar en un lugar así?”
“Imposible, incluso platicamos un rato.” Dijo Fabio y volvió a mirar hacia la multitud, “También me pregunto qué hace aquí. ¿Será que ya se casó de nuevo y tiene hijos?”
A Beatriz le pareció lo más normal del mundo: “¿No es eso lo más normal? Después de dos o tres años de divorciados, la gente normal ya se ha vuelto a casar y tiene hijos, además con las condiciones de él, volverse a casar es lo más
normal.”
Fabio se puso serio de inmediato: “Así que realmente se casó de nuevo.”
En ese momento, no supo que sentía.
Antes, había escuchado que Dorian no había tenido mujeres a su lado, no sentía la realidad de haberlo perdido como cuñado, pero una vez que se casara con otra persona, ya no tendría nada que ver con su familia.
Beatriz no pudo evitar mirarlo con desprecio: “¿Qué estás tramando? Tu hermana se divorció de él hace años y todavía te preocupas por él. No quiero ser grosera, pero ¿no podrías ser un poco más digno? Si quieres ganar dinero,
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Capitulo 382
esfuérzate por ti mismo, no estés todo el día tratando de congraciarte con este y con aquel, ¿no te da vergüenza?”
“Esta sociedad se mueve por contactos. ¿Qué tiene de malo ganar dinero a través de contactos?” Fabio no estaba de acuerdo con el punto de vista de Beatriz, “Mira a tus padres, son el ejemplo clásico de sufrir por querer mantener las apariencias. Claramente, cada pariente lo está haciendo bien, si simplemente bajaran un poco la cara y pidieran algún regalo o se movieran más, ¿no sería fácil encontrar un buen trabajo para tu hermano? Mira ahora, tu hermano ha sido degradado, ni siquiera tiene un trabajo decente.”
“Al menos eso es mejor que tú.” Beatriz no se dio por vencida, “Después de todo, dependemos de nosotros mismos, no tenemos que vivir mirando lo que tienen los demás.”
Fábio resopló: “Eso es todo lo que aspiras.”
“¿Y tú? ¿Dónde está el dinero?” Beatriz no pudo evitar el sarcasmo. “Con tantos años de trajín, de tu dinero ni la sombra he visto.”
Su esposo continuó: “Tranquila, en cuanto mi empresa consiga ese contrato con los Sabín, te prometo que vas a vivir como reina.”
Beatriz bufó despectivamente, sin prestarle atención.
Se había casado con Fabio hace casi una década. Él siempre estaba pintando castillos en el aire que podrían rodear el parque temático entero, pero excepto por un pequeño contrato que consiguió hace tres años gracias a que era el cuñado de Dorian y con el que ganó unos cinco mil dólares, sus promesas nunca se hicieron realidad. Por el contrario, siempre estaba invirtiendo dinero en buscar contactos.
Seguía soñando con conseguir un gran contrato que le permitiera ganar millones.
Lea, ya acostumbrada a las peleas constantes de sus padres, no pudo evitar murmurar: “Ya dejen de pelear.”
Ambos se callaron al instante.
Realmente, Beatriz no estaba enfadada con Fabio. Después de más de diez años de altibajos, ese tipo de dinámica era normal para ellos.
Recordó que se había encontrado con Amelia: “Ah, por cierto, me topé con Meli. Parece que se volvió a casar.”
Fabio la miró sorprendido: “¿En serio?”
“¿Cómo voy a saber si es verdad? Ni siquiera tú sabes nada de tu propia hermana, mucho menos yo.” Beatriz habló con un tono más suave, “La vi con una niñita, de uno o dos años, muy bonita. Le pregunté si era su hija y no me dijo nada, pero me dio la impresión de que sí lo era. Quizás encontró el amor verdadero en el extranjero, se casó y tuvo a su hija rápidamente.”
Fabio frunció el ceño, preocupado: “¿Cómo que se casó y no dijo nada a la familia?”
Beatriz replicó: “Tú nunca te has preocupado por tu hermana, ¿cómo esperas que ella te diga algo?”
Beatriz prefirió no involucrarse en los asuntos familiares de Fabio, por lo que no tenía mucho que decir al respecto.
Fabio la miró, pero no dijo nada más, manteniendo una expresión pensativa.
Beatriz tampoco se preocupó más por el tema y se llevó a Lea a hacer cola.
Después de despedirse de Fabio, Dorian sacó su teléfono y llamó a Amelia. Al saber que ya habían entrado al parque, fue directamente a buscarlas.
Amelia estaba en el vestíbulo con Serena en brazos, esperándolo.
Al acercarse Dorian, extendió sus brazos hacia Serena y la tomó en los suyos.
“¿Por qué entraste antes?“, pregúntó Dorian, recordando que Amelia le había dicho que lo esperaría en la entrada con su hija.
“Había mucha gente afuera,” contestó ella en voz baja.
Dorian asintió, sin preguntar más y juntos entraron al parque con Serena.
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no.38
El parque de atracciones estaba lleno de gente y actividades.
Entre los padres con niños, habia muchas parejas de enamorados que hablan acordado pasar juntos el dia alli
En su juventud, Amelia habla sido una fanatica de las telenovelas y las histonas románticas. Soñaba con tener un amor dulce, con ir al parque de atracciones con su enamorado, montar juntos en el barco pirata, en la montaña rusa, en la rueda de la fortuna y hacer todas esas cosas que hacen las parejas enamoradas.
Sin embargo, nunca habia tenido la oportunidad de vivir un romance en su vida.
Observando a las parejas del parque, que se tomaban de la mano y reian sin preocupaciones, no pudo evitar detenerse con una mirada de envidia por su juventud
Dorian noto la pausa en su mirada y levantó su mano, que colgaba a su lado, para tomar suavemente la de ella,
Volvió a la realidad y le sonrió un poco avergonzada.
Dorian le devolvió la sonrisa y sin soltar su mano, mirò pensativo a las parejas que jugueteaban a su alrededor.
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