Mi Salvador el Sen or Wilson ( Amelia Suarez ) -
Capítulo 35
Capitulo 35
Amelia no tenia dinero para un taxi, asi que corrió desde el hospital a la casa de la familia Gallego. Eran las ocho y treinta
v cinco
Lego cinco minutos tarde,
Horacio parecía estar esperandola a proposito en el jardin, tenia un semblante sombrio.
“Llegaste tarde“, dio Horacio con una voz profunda mientras echaba un vistazo al reloj,
Amelia bajo la cabeza y camino hacia la casa, sólo tenia que cuidar de Carolina, no habla necesidad de preocuparse por el estado de ánimo de Horació.
“Detente“. Horacio extendió su mano para detener a Amelia. “Te preguntaré por última vez, ¿quién es ese hombre con el que te has metido?“.
Estaba obsesionado por saber quien era el hombre que había llevado a Amella a traicionarlo.
¿Si no era Yago, quién sería?
¿Teofilo?
Habla investigado y no era Teofilo.
Hubo demasiadas personas esa noche en el hotel, Horacio no podía adivinar quién era.
Entre la gente que conocia Amelia, no habla muchos que se atrevieran a meterse con ella.
“Yo tambien quisiera saber…. Amella lo miró y apartó su mano.
“¿Que quieres decir con eso? ¿Todavia te niegas a hablar?“, dijo Horacio con Ira.
Aunque no pudiera decir palabras feas. Amelia aun podia maldecir en su interior, realmente querla llamarlo idiota….
Anteriormente, ella no habia considerado a Horacio como alguien tan obtuso.
Parecia que no importaba lo que ella dijera, él no lo creerla. Estaba convencido de que ella protegia a ese hombre y se negaba a revelar su identidad.
Aunque maldijo en su corazón, Amelia no se atrevió a hacerlo en voz alta.
Sólo pudo bajar la cabeza y quedarse en silencio.
No podia permitirse provocarlo.
“Tantos años y aún no sientes ningún remordimiento“, Horacio dijo con una risa sarcastica. “Siempre te he estado dando oportunidades“.
Amelia tenia la cabeza baja y se quedó en silencio, después de un momento, miró a Horacio. “¿Qué oportunidades me
diste?“.
“Estoy esperando a que seas honesta conmigo, que me digas quién es ese hombre“, dijo Horacio con furia.
La Amelia de ahora era como un saco de arena suave, sin importar cuánta rabia sintieras, por más que la golpearan, ella no decía nada, era como golpear algodón, algo que volvía loco a uno.
¿Por qué te obsesionas tanto con saber quién es ese hombre? ¿Realmente estás enfadado porque te traicioné, o simplemente no puedes soportar no saber quién es el tipo que te superó, quién logró que cediera a la tentación y te traicionara?” Amelia solia ser muy reservada. Vivia con miedo, el miedo a que cualquier palabra que dijera pudiera causar infortunios.
En prisión, prácticamente se alsló a sí misma. Pasaba meses sin decir una sola palabra, y si no fuera por el consejero de la prisión quien intencionalmente entablaba conversación con ella, podria durar todo un año sin pronunciar una sola
palabra.
“¿Qué diferencia hace?“, Horacio la miró con desden. “Dime quién es y tal vez pueda perdonarte“.
“¿A eso llamas darme oportunidades? No paras de cuestionarme una y otra vez. Respondo y no crees. ¿Qué respuesta
Capitulo 35
esperas de mi para estar satisfecho?“, Amelia estaba desconcertada
Ya no sabia que hacer.
Seis años… Antes de ir a prisión, no paró de explicarse, de llorar y gritar.
Pero alguna vez le habia creido? No.
Simplemente segula hiriendola sin cesar y empujandola una y otra vez al abismo.
Horacio se enfureció aún más por la provocación de Amelia, odiaba esa actitud suya y esos ojos sin vida, aunque parecia temerosa y cobarde, no lo tenia en cuenta en absoluto.
Antes, Amelia era muy sonriente y orgullosa como un cisne, sus ojos brillaban al mirarlo, era como si sólo tuviera ojos para el
Pero ahora, la mirada de Amelia hacia él era indiferente, no habla luz ni emoción.
Aparte del miedo y la cobardia, no quedaba nada más.
Eso enfureció aún más a Horacio.
“Amelia, ¿por qué llegaste tan tarde?“. Horacio todavia queria presionar a Amelia para que le dijera quien era el hombre de aquel entonces cuando Carolina se acercó y abrazó su brazo.
Amelia volvió a bajar la cabeza y permaneció en silencio.
“Ve al cobertizo del patio trasero y trȧeme una pala, quiero plantar flores yo misma“. Carolina le ordenó a Amelia que fuera al cobertizo.
Horacio apretó los dedos con fuerza y su nuez de adán se deslizó por su garganta, pero al final no dijo nada.
Simplemente observó con impotencia cómo Amelia se dirigia al patio trasero.
“Ella quiere que su hijo comience la escuela lo antes posible, ¿verdad? De esta manera, también la estamos ayudando“. dijo Carolina con indiferencia, su mirada era venenosa, pero sus palabras parecian bondadosas.
Horacio no respondió, se sintió inexplicablemente inquieto e irritado, retiró su brazo y se dirigió a la sala de estar. Carolina observó la dirección del almacén con una mirada malévola. Si Amelia cruzaba esa puerta, entonces ya no tendría que preocuparse por perder a Horacio ante ella.
Porque Horacio sabia muy bien cuán repulsivo podia ser el hijo del mayordomo, y nunca volveria a tocar a una mujer que hubiera sido mancillada por él
Carolina quedó completamente satisfecha por la decisión que Horacio tomó para entregar a Amelia al hijo del mayordomo.
Con un butido de desdén, Carolina también ingresó a la sala de estar.
Si Amelia podía sobrevivir o no, eso dependía de su propio destino.
Si ella resistia, podria provocar la naturaleza violenta del hombre, el cual estaba loco… Si él llegaba a golpear a Amelia, era imposible que la dejara vivir.
Capitulo 35
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