Mi Salvador el Sen or Wilson ( Amelia Suarez ) -
Capítulo 6
Capítulo 6
¿Qué haces aquí?! Amelia ya ha pagado su deuda con la sociedad después de cinco años en prisión, ¿qué más quieres?“. Damaso se puso delante de Amelia con una mirada furiosa hacia Horacio
“¿Ya ha pagado su deuda?” Horacio soltó una carcajada. ¿Cómo va a devolverme lo que me debe? ¿Qué tal si mato a ese bastardo de una vez?“.
Amelia miró a Horacio con terror, sabia que no estaba bromeando.
Amelia cayó de rodillas por el temor abrumador y rogó con humildad e impotencia. “Horacio, cumpliré lo que prometi, por favor déjame ir, sólo dame unos días, te lo suplico, por favor“.
Sólo queria volver para estar con su hijo.
¿Acaso unos pocos días no eran posibles?
“¡Amelia, levántate! Él no se atreverá a hacernos nada”. Damaso la miró con dolor.
Ella no era así antes.
La Amelia de antes era como una rosa blanca criada en un invernadero, pero ahora…
“No puedo hacerles nada?“. Horacio se rio. “Damaso, ¿acaso no sabes nada sobre cómo funciona esta sociedad?“.
Levantó una mano y los guardaespaldas de Horacio se lanzaron hacia Damaso para golpearlo con puñetazos.
Damaso era alto y robusto, estaba acostumbrado al trabajo físico en obras de construcción, por lo que
sabía cómo defenderse.
Pero los hombres de Horacio eran más, y en una situación de cinco contra uno, Damaso pronto se vio superado.
avor deja a mi hermano, te lo
“¡Dejen de golpear… Horacio, te lo ruego, detente!“. Amelia lloró de rodillas frente a Horacio y le suplicó para que se detuviera. “Puedes pedirme que haga lo que quieras, por suplico“.
“¡No le ruegues!“. Damaso gritó descontroladamente, trató de salvar a su hermana, pero no pudo liberarse de los guardaespaldas. “¡Si se atreve, que me mate!“.
“¿Puedo hacer contigo lo que quisiera?“. Horacio agarró la barbilla de Amelia. “Eres realmente despreciable“.
“¡No toques a mi mamá!“. Lázaro se abalanzó y mordió la mano de Horacio.
Los ojos de Horacio se oscurecieron al mirar al niño que tenía delante y levantó la mano para golpearlo.
“¡Plaf!“. La bofetada no cayó sobre Lázaro, sino sobre Amelia.
Amelia arrastró a Lázaro hacia ella con una mirada de alerta y furia hacia Horacio. “No toques a mi hijo“. El Horacio de ese momento realmente la repugnaba.
Lo que más la repugnaba era que alguna vez había amado a ese hombre durante muchos años.
Al ver a Amelia protegiendo a ese bastardo, la ira de Horacio se intensificó. “Amelia, hasta ahora no has querido decirme quién es el padre de ese bastardo ¡¿Por qué proteges tanto a su hijo ilegítimo?!“.
Horacio odiaba a Amelia por no revelarie la identidad del padre del niño.
Amelia protegió firmemente a Lázaro, ambos parecían animales listos para atacar en cualquier
momento.
Al ver que Amelia no hablaba, Horacio se enfureció aún más. “¡Llévenselos a los dost“.
“¡Amelia! Lázaro…“.
Damaso intento intervenir, pero fue noqueado por los guardaespaldas y quedó inconsciente en el suelo.
“Hermano!“, Amelia gritó mientras intentaba correr hacia él, pero fue empujada a la fuerza dentro del
auto.
Horacio tenía razón, no podían enfrentarse al poder y la autoridad.
Estaban condenados a ser pisoteados por ellos toda la vida.
El auto se detuvo frente a la mansión de la familia Gallego, y Amelia, abrazando fuertemente a Lázaro, miró a Horacio con recelo. “¿Qué pretendes hacer?“.
“Este mes, no pienses en ir a ningún lado, quédate aquí, cuida de tu salud. En un mes, donarás un riñón a Carolina“. Horacio salió del auto y sacudió la manó que Lázaro había mordido. “Maldito cachorro“.
“Señor…“. El chofer bajó del auto y le susurró a Horacio. “¿No ha notado que…? Este niño se parece un poco a usted“.
Horacio se quedó atónito por un momento y, de forma instintiva, volteó la cabeza para mirar al niño que se rehusaba a bajar del auto.
Sus rasgos, de hecho, se parecían a los de la gente de la familia Gallego.
Pero pronto, el rostro de Horacio se ensombreció nuevamente y advirtió al conductor con voz fría. “¡Hablas demasiado!“.
Horacio sabía muy bien que él nunca había tocado a Amelia.
Cuando salía con Amelia, la trataba como a un tesoro, pensándose dijo a sí mismo que no la tocaría hasta el día de su matrimonio. Sin embargo, fue ella quien no pudo soportar la soledad y tuvo relaciones con otro hombre.
“¡Baja!“. La niñera fue a decirle a Lázaro que bajara del auto, pero Lázaro se escondió dentro del auto como un lobezno y se negó a bajar.
La paciencia de la niñera se agotó y levantó la mano para golpear a Lázaro, pero él la mordió.
“Pequeña bestia, ¿cómo te atreves a morderme?“. La niñera agarró una escoba para golpear a Lázaro.
Amelia protegió al niño en sus brazos por instinto y el golpe cayó en su espalda. Dolió, pero ella ya estaba acostumbrada.
“¿Qué es todo este ruido?“.
En el segundo piso de la familia Gallego, un hombre se paró en el balcón y preguntó con una voz profunda.
La niñera se giró aterrorizadá y se disculpó repetidamente. “Señor, lo siento, he sido indiscreta, disculpe si interrumpi su descanso“.
El hombre frunció el ceño y su mirada cayó sobre Horacio.
Capitulo 6
“¿Hermano… cómo es que has vuelto?“. El corazón de Horacio también se tensó, Wilson normalmente nunca regresaba a esa casa, ¿qué hacía allí ese día?
“¿Qué pasa? ¿No puedo volver?“. Wilson preguntó con voz fría.
Horacio rápidamente bajó la cabeza. “No quise decir eso“.
Todo el mundo en Bella Maravilla sabía que la familia Gallego no era algo con lo que cualquiera pudiera enredarse fácilmente, y toda la familia Gallego dependía de Wilson.
Tanto en habilidades como en antecedentes familiares, ese hombre era una figura con la que nadie en Bella Maravilla se atrevería a meterse.
Dentro del auto, Amelia estaba sosteniendo al niño y sus dedos se tensaron por un momento. Esa voz… ¿por qué le sonaba tan familiar?
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