Mi Salvador el Sen or Wilson ( Amelia Suarez ) -
Capítulo 66
Capitulo 66
Amelia temblaba intensamente.
¿Qué se supone que debla pedir?
“Ve a dormir“, soltó a Amelia, Quentin habló con voz ronca,
Amelia corrió atemorizada a su habitación y cerró la puerta con fuerza.
Apoyándose en la esquina, se deslizó lentamente hasta sentarse en el suelo.
Mordiéndose fuertemente los dedos, parecia haber perdido el control, sus manos estaban entumecidas.
¿Qué podia hacer?… No podia olvidar lo que habla vivido aquella noche.
Parecia que nunca podria salir de esa sombra y ese infierno.
Esas personas la habian destruido…
Levantó la mano, se agarró el cabello y su respiración se volvia cada vez más agitada.
Durante años, habia sentido odio, ira y también habla perdido el control.
¿Por qué? ¿Por qué le hicieron eso? ¿Qué habla hecho mal?
¿Que derecho tenia a elegir? ¿Por qué todo tenia que recaer sobre ella?
Deseaba vengarse, deseaba arrastrarlos al infierno con ella.
Pero la conciencia… ¿Por qué tenia que tener una conciencia?
Por que debía ser condenada, por qué debía sentirse triste, por qué debla negarse a si misma una y otra vez, creyendo que era su culpa por haber ocupado injustificadamente veinte años de la vida de Carolina?
¡Era culpa suya!
¿Por qué debla ceder una y otra vez por el bien de su hijo, por todos, haciendo cosas que no quería hacer?
¿Por qué todo tenía que ser tan dificil?
Deseaba liberarse, cuando estaba enferma, incluso respirar se volvia dificil, se sentia asfixiada y luchaba desesperadamente por salvarse.
Luchaba internamente, no queria morir, pero su cuerpo simulaba mecánicamente innumerables formas de
muerte.
¿Qué debía hacer…?
¿Quién podria salvarla?
Se encogió de miedo, agarrándose el cabello con fuerza.
Nadie podia salvarla, todos querian pisotearla en el abismo.
En la oscuridad, no aparecerla ninguna luz.
No había nadie que realmente quisiera extenderle la mano.
El móvil sono, era Damaso quien llamaba.
Amelia intentó desbloquear la pantalla con los dedos rigidos, pero no podia contestar; sus dedos estaban entumecidos, como si hubieran estado congelados durante mucho tiempo.
Las lágrimas calan sobre la pantalla, volviéndola aún más lenta.
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Amelia, desesperada limpia el móvil con su cuerpo y lentamente contesto “Hermano…”
Tratando de contener su emoción desparradora, la vez de Ametia era ronca.
No podia doar que Damaso se preocupara.
Amelia estabas dormida? Damaso pregunto en voz baja.
“No
“Hoy llamaron del hospital dijeron que la condición de Lázaro no es grave, con observación y cuando crezca un poco más, se puede considerar una pequeña cirugia. Tenemos tiempo para ahorrar dinero, no te sometas a nada que te haga sentir incomoda alli afuera“.
Damaso queria decirte a Amelia que volviera, que no hiciera cosas que la hicieran infeliz.
De alguna manera, Damaso podia adivinar por que el hospital de repente era tan atento, incluso el director y ellele de departamento lo habían llamado personalmente.
Sin duda era porque Amelia habia encontrado al padre biológico de Lázaro, y ese hombre tenia un poder y
posición muy fuertes.
“Hermano…” Amelia respiro hondo y sonrio. “No te preocupes, por ahora… no puedo volver. Enviaré mi salario mensual como siempre“.
“Amelia“. Damaso se quedó en silencio, antes de hablar de nuevo. ¿Quién es?”
Queria saber quién era el padre de Lázaro,
Ese hombre…
“QuentinAmelia levanto la cabeza, luchando contra las lágrimas.
Damaso volvió a quedarse en silencio.
Quentin.
Damaso lo recordaba, un hombre a la altura de Wilson.
En la audiencia de hace cinco años, Quentin también estaba presente.
“Los juegos de los ricos… no podemos competir con ellos, Amelia, ahora puedo mantenernos a los dos, estoy trabajando como guardaespaldas para la familia Lira, gano tres mil dólares al mes, ella paga bien y puedo cuidar de ustedes“. Damaso queria que Amelia volviera.
Estar con Quentin. ¿qué bueno podría salir de eso? Nada más que vender su propio cuerpo.
“Hermano, no puedo volver por ahora, Bianca necesita ayuda aquí, cuida de Lázaro y cuidate tu…” Amelia se mordio los dedos con fuerza.
Ella no regresaba por el dinero, sino porque la familia Suárez y la familia Gallego no la dejarán en paz.
Mientras la familia Suárez y Horacio no toquen a Lázaro, no hay problema en que ella se esconda por tiempo.
“Quentin… ¿te trata bien?” Damaso ya sospechaba que Amella estaba con Quentin.
un
“EL… me trata bastante bien“. Amelia pensó un momento antes de continuar. “En verdad, Quentin es bastante generoso si haces lo que él quiere“.
Todavia recordaba cuando Quentin comenzó a cortejarla, realmente lo hacia con dinero, Joyas de millones que compraba y regalaba sin pensarlo dos veces.
Pero después de vivir veinte años como la niña rica de la familia Suárez, su percepción de valor dificilmente
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Caetute be
podia ser distorsionada por el dinero.
Amelia también entendia por qué Valentino estaba tan obsesionado con destruir todo lo que ella tenia.
El sabia que todo el brillo que Amella tenia se lo debla a la familia Suárez.
Así que el creia que la familia Suárez tenia todo el derecho de recuperarlo.
*Si te sientes mal, regresa“, Damaso no podia proteger a su hermana como queria, y no sabia qué más
hacer.
“Vale…” Amelia estaba un poco nerviosa. “¿Y Lázaro… ya se durmió?”
Damaso entró a la habitación y llamó a Lázaro. “Es tu mamá al teléfono“.
“¡Mama! Te extraño mucho“. Lázaro corrió emocionado hacia el teléfono y le contó a Amelia. “Mamá, el señor Fausto me compró muchos juguetes y golosinas, papà le dijo que lo hiciera, yo no queria aceptarlos. pero si papá los compró, pensé en quedarmelos…”
Lazaro estaba buscando la aprobación de Amella.
Amelia podia decir que Lázaro realmente queria a Wilson.
“¿Wilson… hizo que Fausto viniera a ver a nuestro Lázaro?” Amella sollozaba suavemente, con ternura y una sonrisa en su voz. “Debe ser que eres tan encantador y eso le gusta a él“.
Lazaro se alegro. “Mamá, yo también quiero a papa“.
“Mama, ¿cuando vuelves? Te extraño mucho“.
“Mama, papa dijo que también fue a Ciudad Libre. ¿están Juntos?”
Amelia se acurruco en un rincón, llorando con todo el cuerpo temblando.
Mordiéndose el dedo con fuerza, Amelia habló con dificultad. “Si… estoy con él ahora“.
De alguna manera, acababa de mentirle a su hijo.
La voz de Lázaro estaba llena de sorpresa.
“Mamá, también extraño a papá“. Lázaro estaba un poco emocionado. “¿Puedo hablar con papa?”
“Lazaro…” Amelia pensó por mucho tiempo antes de hablar. “Wilson no es tu padre, pero… estoy con tu verdadero padre ahora“.
Al otro lado del teléfono, Lázaro guardó silencio.
Un momento después, Lázaro habló. “Papà es fuerte? ¿Puede proteger a mama?”
Amelia respiro hondo. “Si…”
“¿Entonces puedo conocer a papa?” Lázaro tenia esperanza.
Amelia se quedo atónita, sintiendo un nudo en el estómago.
Lázaro quería conocer a Quentin, pero ¿qué quería Quentin? ¿Tenia intención de conocer a Lázaro?
“¿Puedo preguntarle a papá qué opina?”
Del otro lado del teléfono, Lázaro parecia desilusionado,
Después de un largo rato, habló con voz tierna. “No Importa si papà no quiere verme, mamá, con tenerte a ti
suficiente, el tio nos puede proteger“.
Amelia sostuvo el teléfono en silencio por mucho tiempo.
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Después de que Lázaro se durmió, Amelia colgó el teléfono y se armó de valor para abrir la puerta y ver si Quentin estaba dormido.
Quentin segula sentado en la sala, claramente no tenia intención de dormirse.
“¿No… no vas a dormir?” Amelia preguntó desde detrás de la reja.
“Ven aqul“. Quentin vio que Amella no se habla ido a dormir y su voz era profunda.
Amelia se acercó y le sirvió un vaso de agua tibia.
“¿Necesitas algo?” Quentin notó su hesitación al hablar.
“¿Puedo… hacer una petición?” Amelia lo miraba con cautela.
Quentin se enderezó en su asiento. “Claro“.
Cualquier cosa que pidas estará bien.
“¿Podría… ver a Lázaro?” Amelia lo miraba ansiosa y rápidamente hizo un gesto con la mano. “No es que…
no es que quiera que lo reconozcas como hijo, es solo que… el niño, quiere, quiere ver a su papá… Y yo… no
es que…”
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