Ni en la muerte -
Capítulo 30
Capítulo 30 Devuélvemelo
Armando se quedó estupefacto un rato, y luego se echó a reír.
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-¡Clotilde, me interesa mucho saber qué libro de biologia te enseñó este tipo de cosas! -La risa burlona de Armando hizo que el rostro habitualmente frio de Clotilde se tiñera de un rojo intenso.
-Argh! ¡Devuélvemelo! -Tal vez porque estaba demasiado agitada, de repente sintió un estallido de energia y consiguió darles la vuelta a los dos, y presionó a Armando en su lugar. Pero los brazos y las piemas de Armando eran demasiado largos, y la grabadora de voz quedó fuera de su alcance.
Empezó a reír a carcajadas, con los ojos cada vez más brillantes.
-¿Así que estos son los sucios pensamientos de una jovencita? ¿Qué más hay? Tener hijos conmigo?
Justo cuando lo dijo, las grabaciones llegaron a ese tema..
-Si… tengo un hijo con él, el niño definitivamente será muy guapo ¿verdad? Ains… ¿cuándo podré casarme
con él?
¡La expresión de Armando se volvió aún más descarada, y abrió la boca para burlarse aún más de ella cuando Clotilde se armo de valor y de repente se agachó para atascar aquella asquerosa boca suya! El tiempo se detuvo de repente. Clotilde aprovechó la oportunidad mientras él se quedaba de repente aturdido. Al final le quitó la grabadora de voz de las manos y la apagó.
Su beso hizo que su corazón se detuviera, y su fragancia llenó continuamente su cuerpo, y esos labios. pequeños y suaves…. fue sólo un beso, ¡pero empezó a sentirse excitado de nuevo! Armando temia que ella se diera cuenta, asi que volvió a girar a Clotilde y se arrodilló directamente sobre ella.
De repente se llenó de ira, mirando a la atrevida mujer que tenía debajo y de repente se echó a reir.
-Te
gusta besar? ¡Bien! ¡Satisfare tu deseo! -Entonces apretó con fuerza los labios de ella, besándola posesivamente y dejándola sin aliento,
Su pasión les hizo intercambiar alientos, enredados el uno con el otro. Los ojos de Clotilde se abrieron de repente de par en par: Armando había tomado la iniciativa de besarla? No podia ser, era un contraataque como el de esta mañana. De todos modos, ya había conseguido lo que quería, ¿por qué iba a tener que
soportar su acoso?
Intentó levantarse, pero Armando le agarró las manos. Intentó mover las piernas, pero también las tenía atascadas. Sólo podia quedarse acostada mientras Armando la besaba a la fuerza, y todo el forcejeo y la resistencia sólo hacían que él la besara con más fuerza. Ella no quería nada de esto.
Clotilde apartó la cabeza y dijo con rabia:
-¡Sueltame! ¿No me odias? ¿Quién te ha dicho que puedes besarme?
Armando estaba molesto por su negativa a cooperar. Su beso era tan dulce y olía tan bien. Además, era ella la que no dejaba de desafiarlo, así que ¿por qué no podía devolverle el ataque? La mirada enloquecida de sus ojos lo hacia parecer aún más sexy, como un hada hechicera, mientras replicaba con voz ronca:
-¿Sólo tú puedes besarme ala fuerza, pero yo no puedo hacerte eso? ¿Por qué?
Bajo con fuerza sobre los labios de Clotilde y utilizó una mano para impedir que su cabeza se apartara, el
…
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14:56 Wed, 3 Jul
Capitulo 30 Devuélvemelo
IClotilde estaba furiosa!
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-¿Por qué me besa a pesar de que me odiaba? ¿Pensaba que seguía siendo un blanco fácil para intimidarla
como antes?–..
Una mirada feroz brillo en los ojos de Clotilde y dejó de forcejear por un momento. Entonces utilizó sus extremidades para trepar sobre él, dejando estupefacto a Armando, Clotilde entonces sonrió mientras le enganchaba ambos brazos alrededor del cuello y lo arrastraba en un extraño baile de lenguas.
Tanto quieres besarme? Entonces te dejaré besar hasta la muertel.
Ya que
Armando la odiaba tanto, estaba segura de que Armando la odiaría más si ella tornaba esta iniciativa. Queria darle un asco de muerie. Este tipo de beso francés era la primera vez para ambos. La posición inmadura pero dominante de Clotilde destruyó por completo la capacidad de razonamiento de Armando. Agarró con más fuerza la cintura de Clotilde y, de repente, un fuego se encendió en sus antes
oscuros ojos.
Armando se sintió en realidad excitado, y la apartó, un poco avergonzado. Ambos jadeaban mientras se miraban fijamente, ninguno queria ceder.
-¿Qué? ¿Ya no quieres besarmos? ¿O quieres ir un nivel más allá? -Clotilde se burló de él fingiendo que no le importaba.
-¿Me aparto de esa manera? ¡Parece que en realidad me odiaba mucho!».
Pero Clotilde no esperaba que sus palabras sonaran más bien como una invitación para Armando. El entrecerró los ojos y, de repente, se desabrochó dos botones de la camisa y amenazó:
-Tu te lo has buscado! Te lo daré.
Mordió los labios de Clotilde, y esta vez Clotilde no se contuvo y le devolvió el mordisco. Ambos trataban de dominarse, pero se sujetaban cada vez con más fuerza, su respiración era cada vez más pesada y Clotilde gemia de dolor de vez en cuando, lo que provocaba escalofrios en Armando!
Empezó a perder el control de sí mismo, dispuesto a follarla allí mismo, en el sofa. Clotilde empezó a sentir que algo iba mal, y ese extraño anhelo se estaba apoderando de su cuerpo, chupandole la energía y se sentía débil y flácida.
-¡Qué irritante! Tenia Armando que llegar tan lejos sólo para vengarse de ella?».
-¡Qué están haciendo los dos!
La furiosa voz de Cabriela los devolvió de repente a la realidad.
-¿Qué estaban haciendo?–
Armando se levantó de inmediato, y la expresión de Gabriela pasó de la ira a la irritación cuando se dio cuenta de que la otra persona era Clotilde.
-¡Qué he hechol-.
Pensó Gabriela.
-Pensaba que Armando estaba con otra mujer… pero ha resultado ser Cleo?!–.
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Esta agradable sorpresa hizo que Gabriela olvidara de repente todas las cosas conservadoras querido decir en un principio.
-Está bien, no sabia que eran ustedes dos. continúen! ¡Sigan! No he visto nada.
que habia
Clotilde sintió que le ardía la cara, y Armando miraba aún más furioso a su madre. Gabriela empezó a sentir que su hijo estaba enfadado porque ella lo había interrumpido en un mal momento y se disculpó, pero aun así dijo en voz baja y avergonzada antes de alejarse:
-¡Oh, vaya, los jóvenes de hoy en día están en realidad locos!
Tras alejarse, Clotilde se levantó del sofá y se dio la vuelta para marcharse, pero Armando le agarró la
mano.
-¿Qué, te vas, asi como asi?
Clotilde lo miró mal. Aún tenia la cara roja y su mirada hizo que a Armando le flaquearan las rodillas.
-¿Como asi? El Señor Armando tiene tanta sed, équé quiere–seguir incluso con alguien a quien odia?
A Armando le tembló la nuez de Adán y apretó los dientes en silencio. En realidad, quería continuar…..
-Maldita sea. ¿Clotilde me drogó o algo así?–,
Clotilde le apartó la mano y continuó con frialdad:
Espero que puedas ir a explicarle a la Señora Farias que lo que vio fue un malentendido. Quiero ser la ahijada de los Farias. No quiero que tenga falsas esperanzas.
Armando penso agriamente:
Eres más amable con mi madre que conmigo.
En ese momento se sintió molesto y no quiso seguirle la corriente a Clotilde.
-¿Un malentendido? Diselo tú misma. ¡Dile cómo me has estado seduciendo una y otra vez!
El rostro de Clotilde se volvió más frio,
-¿Seducir? Si no lo querias, ¿cómo iba a seducirte? ¿O es que te has vuelto adicto después de un solo beso y ya no quieres trazar claramente la linea conmigo?
Armando arrugó con arrogancia:
-IA ti qué te importa!
¡No tenia sentido continuar esta conversación! Clotilde guardó silencio un rato, luego dio media vuelta y se marchó. En el camino de vuelta, pensó para sí que antes él no parecia estar fingiendo, y Clotilde cerró los ojos.
Clotilde, por favor. ¿Has olvidado lo cruel que fue este hombre contigo en tu vida anterior? No se enamoró de ti después de más de 20 años, y quieres caer en la misma trampa esta vez?».
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