Niña en sus ojos Reina en su tierra (Jazmín) novela completa -
Niña en sus ojos Reina en su tierra Capítulo 219
Capítulo 219
Margate de aqu¿me escuchaste?” Gautier en su nilla de ruedas se gird, y a panar de la luz tenue, se podía ver su rostro atractiva, con ejos encantadores brillantes, una naiz bien definida, y labios que parecían llamer al pecado.
Pero lucia descuidado, con la barba sin afeitar desde hace semanas y el cabello todo despeinado.
Sus ojos, rojos de rabia, se fijaron en Jazmin con una mirada feroz. Pero al ver que quien entraba era una joven de aspecto encantador se quedó sorprendido unos segundos antes de funcir el ceño con fuerza. “¿Quién eres tú?”
Jazmin, esquivando el zapato que él le lanzó, se acercó lentamente: “Soy la doctora de la que habló tu obuelo, vine a tratar tus piemas.”
Gautier se quedó perplejo, pensando que habia oido mal ¿Qué dijiste, repitela?”
Jazmin se paró frente a él, mirándolo desde aniba: “Voy a ponerte unan agujas en las plemas. Si sientes dolor, hay esperanza de curarte Si no sientes nada, entonces tus piemas realmente ya no tienen solución, y ni quieres volver a levantarte, solo te quedará apovarte en un bastón”
Que hablara de que habia la posibilidad de que su plema no tuviem nolución lo initó profundamente.
Su rostro se tenso y con un gesto brusco, agamó una taza de café de la mesita con la intención de lanzársela a Jazmin.
Pero apenas levantó la mano, una fuerza inesistible la detuvo
Entonces, una voz indiferente cayó sobre él: “Gautier, que sepas que no soy uno de esos empleados de los Cuito a los que puedes malatar a tu antojo. Tu abuelo me pago doscientos millones por mi servicio para tratar tus plemas, así que más te vale tratarme con respeto.
“¿Tienes un mal temperamento? Qué coincidencia, yo tampoco tengo el mejor.”
cooperas, será mejor para todos. Si no..”
“¿Y si no quiero, que harás?” Gautier, dándose cuenta de que ni siquiera podía liberarse del agarra de ella, rugió aún más frustrado. “Mi abuelo se ha vuelto senil le pago doscientos millones por una niñata. No me importa quién seas, sal de mi habitación ahora mismo, te lo advierto
Pero Jazmin estaba harta.
Saco de su bolsa una larga aguja de plata, y sin más, la clavó en su cuello, cerca de la garganta: “Hablas demasiado, haces demasiado ruido, mejor callate un rato.”
Al sentir la aguja, Gautier se horrorizó al darse cuenta que de repente no podia hablar.
Sus ojos se abrieron de par en par, llenos de impotencia y sorpresa.
¿Qué demonios le había hecho esta maldita chica?
Cómo era posible que de repente no pudiera hablar.
Antes de que pudiera entenderlo, sintió otro pinchazo en la muñeca. Al mirar, vio que la misma aguja que le quitó la voz, ahora estaba en su brazo
Gautier, aún más aterrorizado, descubrió que sus brazos se habían quedado sin fuerzas, quedándose colgando a su lado, sin poder moverlos.
Incapaz de moverse o hablar, la furia de Gautier se evaporé, dejándolo solo con un remanente de su enojo inicial.
Sin poder hacer otra cosa, solo podia mirar fijamente a Jazmin con furia.
Con calma, Jazmin sacó un estuche negro de cuero que contenía más agujas de plata.
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