—Por Dios, pensé que nunca llegarían, ya son casi las dos.—dijo Hermione en voz baja cuando llegaron.

—Culpa mía,— dijo Theo quitándose la capa junto a Lily— Crabbe y Goyle seguían despiertos comiendo pasteles y tuve que esperar a que estuvieran dormidos.

—¿Ha pasado algo?—pregunto Lily al ver a su amiga nerviosa.

—Creo que sí, no estoy segura.—respondió Hermione.— cuando llegue la puerta estaba abierta, pero no quise hacer nada hasta que estuviéramos los tres.

—Bien...—dijo Lily y los miro a ambos.— Yo no quería venir pero ustedes insistieron así vamos, nuestra muerte nos espera.

Tomados de las manos, se colocaron la capa encima y los tres niños empujaron la puerta, en cuanto esta crujió, escucharon unos gruñidos. Los tres hocicos del perro olfateaban en su dirección, pero no podían verlos.

—¿Qué tiene en los pies?—susurró Hermione.

—Parece un arpa.—dijo Theo.— Quien haya venido debe haberlo dejado ahí.

—Debe despertarse en el momento en que se deja de tocar.—dijo Lily.— Personalmente prefiero las guitarras, pero empecemos...

Se llevó a los labios la flauta de Hagrid y soplo. Los ojos de la bestia comenzaron a cerrarse y poco a poco los gruñidos se apagaron hasta que cayó de rodillas y se derrumbó en el suelo, dormido.

—Sigue tocando.—advirtió Theo, saliendo de la capa y arrastrándose a la trampilla.— ¿Creo que podemos abrirla, ¿Quieres ir delante, Hermione?

—¡No, no quiero!

—Que buena Gryfreplaceor.—masculló Theo, se inclinó y abrió la trampilla.

—¿Qué ves?—pregunto Hermione con ansiedad.

—Esta muy oscuro pero parece que no hay forma de bajar más que dejarse caer. —dijo Theo.—¿Quién va primero? No se como de profundo este ese lugar.

Lily le tocó el hombro a Hermione y se señaló a si misma para después darle la flauta a Hermione, quien continuó tocando. Se acercó y miró hacia abajo. Se sentó en la trampilla colgando de sus pies y miro a Theo.

—Si algo me sucede, no sigan. Envíen a Hedwig con Dumbledore y ve por Snape para que me salve, ¿De acuerdo?

—De acuerdo.—respondió Theo.

Lily se dejó caer. El aire húmedo golpeaba su cara hasta que minutos después aterrizó en algo mullido. Se incorporó y miró a su alrededor, parecía estar sentada en una planta que pronto reconoció.

—¡Todo bien! ¡Es aterrizaje suave, salten!

Theo la siguió de inmediato y aterrizo a su lado.

—¡¿Todo bien?! ¡¿Siquiera sabes que planta es esta?!

—Oh, cálmate. Es bastante fácil.—dijo Lily indiferente. La música se detuvo, se oyó un fuerte ladrido y Hermione saltó, cayendo entre ambos.

—Debemos estar a kilómetros debajo del colegio.—se quejó Hermione.— ¡Oh, no! ¡Esta planta...!

En ese momento la planta comenzó a extenderse como una serpiente, sujetando los tobillos y piernas de los tres.

—Calma, no hay que movernos. —dijo Lily con tranquilidad.— Es el Lazo del Diablo.

—¡Por supuesto que es el Lazo del Diablo! ¡Nos va a asfixiar si no hacemos algo pronto!—exclamó Theo.

—Solo enciendan algo de fuego, yo no puedo porque mi varita esta en mi bolsillo.—dijo Lily.

—¡Hermione!—llamó Theo.

—Sí...fuego...por supuesto...¡Pero no tengo madera!—gimió Hermione, retorciéndose las manos.

—¿TE HAS VUELTO LOCA? ¿ERES UNA BRUJA O NO? —grito Theo al borde de la histeria

—¡Oh, de acuerdo!—dijo Hermione. Agito su varita y envió llamas azules a la planta.

Segundos después, fueron liberados de las ligaduras y se acercaron a la pared.

—Me alegro que seas buena con hechizos, Hermione.—dijo Lily.

—Sí. —dijo Theo.— Y yo me alegro de que Lily no pierda la cabeza en crisis. Por que eso no de «no tengo madera»...francamente...

—Por aquí.—señaló Lily un pasadizo de piedra.

Anduvieron por el pasillo hasta llegar a una habitación brillantemente iluminada que parecía haber sido calcinada del todo, pues las paredes tenían marcas de llamas extintas y en el suelo había cientos de pajaritos calcinados. En el lado opuesto había una pesada puerta de madera con una llave insertada, medio abierta.

—Me parece que, quien sea que quiere robar la piedra, no tiene mucha paciencia.—comentó Theo

—¿Te parece?—dijo Lily cuando ingresaron a la otra sala, que parecía un enorme juego de ajedrez, y que igualmente estaba calcinado.

—Al menos nos ha sido más fácil acercarnos.—opinó Hermione.

Ingresaron a la otra habitación, donde un tufo desagradable los invadió, haciendo que se taparan la nariz con la túnica. Theo incluso tuvo que cubrir con una de sus manos a Lily, quien parecía a punto de vomitar. Frente a ellos, un enorme trol estaba inconsciente y con un bulto sangrante en la cabeza.

—Me alegro de que no tengamos que pelear con este.—susurro Lily en cuanto abrió la próxima puerta.

En esa sala no había nada terrorífico, solo una mesa con siete botellas de diferente tamaño puestas en fila.

—Parece simple pero debe ser complicado y con una alta probabilidad de muerte.—dijo Lily.— Debe ser Snape.

Pasaron el umbral y de inmediato un fuego se encendió detrás de ellos. No era un fuego común, era púrpura. Al mismo tiempo, llamas negras se encendieron delante. Estaban atrapados.

—¡Mira!—Hermione tomó un rollo de papel que estaba cerca de las botellas.

El peligro yace ante ti, mientras la seguridad está detrás,

dos queremos ayudarte, cualquiera que encuentres,

una entre nosotras siete te dejará adelantarte,

otra llevará al que lo beba para atrás,

dos contienen solo vino de ortiga,

tres son mortales, esperando escondidos en la fila.

Elige, a menos que quieras quedarte para siempre,

para ayudarte en tu elección, te damos cuatro claves:

Primera, por más astucia que tenga el veneno para

ocultarse siempre encontraras alguno al lado

izquierdo del vino de ortiga.

Segunda, son diferentes las que están en los extremos,

pero si quieres moverte hacia delante,

ninguna es tu amiga.

Tercera, como claramente ves, todas tenemos tamaños

diferentes: Ni el enano ni el gigante guardan la muerte

en su interior;

Cuarta, la segunda a la izquierda y la segunda a la

derecha son gemelas una vez que las pruebes, aunque

a primera vista sean diferentes.

—Muy bueno, —admitió Hermione con pesadez.—Esto no es magia...es lógica...es un acertijo. Muchos de los más grandes magos no han tenido ni una gota de lógica y se quedarían aquí para siempre. Bueno, lo único que necesitamos está en este papel. Siete botellas: tres con veneno, dos con vino, una nos llevará a salvo a través del fuego negro y la otra hacia atrás por el fuego púrpura, denme un minuto y...

—Es la más pequeña.—dijeron Theo y Lily al mismo tiempo.

—¿Qué?— Hermione analizo la hoja y las botellas, luego los miro.—¿Cómo es que son tan listos y no están en Ravenclaw?

—Lo mismo podríamos decir de ti.—dijo Theo.— aunque ya me di cuenta que tu valentía es mayor a tu inteligencia.

—Los Slytherin tenemos las cualidades de las cuatro casas, pero el mundo no esta listo para aceptarlo.—dijo Lily.

—Bien, la más pequeña nos lleva por el fuego negro, hacia la piedra. La redonda del extremo derecho nos hará volver por entre las llamas púrpuras. —analizó Theo.— El problema es que para ir a la piedra solo hay suficiente para un trago, mientras que para regresar si hay suficiente para tres.

—Ustedes vuelvan, láncense un Wingardium Leviosa mutuamente y podrán subir por la trampilla.—dijo Lily.— Envíen a Hedwig con Dumbledore y luego recurran a Snape.

—¿Qué hay con tu golpe de valentía Gryfreplaceor?—cuestionó Theo, confundido.

—Me arde mucho la cicatriz.—dijo Lily, mostrándola. Sus amigos jadearon, parecía casi brillar con vida propia.— y si mal no tengo entendido, esto me lo provoco Voldemort, así que...

—¡No digas su nombre!—riño Theo.

—No me interesa.—replicó Lily.— Tengo un mal presentimiento de todo esto, así que háganme el favor de hacer eso. Yo me encargare de esto.

—Pero Lily...¿y si Quien-Tu-Sabes esta ahí?—pregunto Hermione preocupada.

—Ya sobreviví una vez.—dijo Lily.— Quizá tenga suerte de nuevo.

Los labios de Hermione temblaron y se lanzo sobre Lily, abrazándola.

—Lily...eres una gran bruja...¡Oh, Lily, ten cuidado!

—Lily.—llamó Theo. Ambos se miraron con seriedad, pero Lily vislumbro como sus ojos parecían luchar con las lágrimas.—Recuerda que prometiste...prometiste...

—Estaré contigo cada festividad, Theo.—sonrió Lily.— Ahora váyanse.

Los tres tomaron su respectiva bebida y mientras que Theo y Hermione desaparecían a través del fuego purpura, Hermione cruzaba las llamas negras. Durante un momento no pudo ver más que fuego oscuro, hasta que llego al otro lado de la habitación.

—¿Porqué no me sorprende verlo aquí?—cuestionó Lily, mirando a Quirrell.

—Yo también esperaba encontrarme contigo, Potter.—dijo Quirrell. Su voz era fría y aguda.— Al lado del profesor Snape, ¿Quién iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p-profesor Quirrell?— sonrió.— pero tu...oh, si me sorprendiste con tu selección, me has sorprendido con tu agudeza. Has desconfiado de mi desde el momento en que nos vimos.

—Me es fácil identificar hipócritas.—dijo Lily con frialdad. —supongo que entonces tu fuiste quien intento matarme en el partido de Quidditch.

—Bien hecho otra vez, Potter. Si no fuera por Snape y tus amigos Slytherin que repelían mi maldición, bueno...esto sería otra historia. Por eso mismo Snape fue arbitro en el siguiente partido, quería asegurarse de que no pudiera atacarte de nuevo, mientras que todos los otros profesores creían que intentaba impedir que Gryfreplaceor ganase, se ha hecho muy impopular...

—No necesita ser popular, solo necesita a los Slytherin.—replicó Lily.

—Cierto, pero aún así, que perdida de tiempo cuando aún así, voy a matarte esta noche. Eres demasiado molesta para vivir.

—Lo mismo podría decir de ti.—dijo Lily.

Quirrell la miro irritado y se volteó hacia el espejo que Lily reconoció como Oesed.

—Este espejo es la llave para encontrar la piedra. Era de esperar que Dumbledore hiciera algo así...pero él esta en Londres...cuando pueda volver, yo ya estaré muy lejos. —salió de detrás del espejo y se miro en el con enfado.— Veo la piedra...se la presento a mi maestro...pero ¿Dónde esta?

—¿Tu maestro?

—Lord Voldemort.—explicó y Lily se tenso. Se lo esperaba.

—¿Dónde esta el ahora? ¿Por qué no vino contigo?

—El esta conmigo donde quiera que vaya— dijo Quirrell con calma.— Lo conocí cuando viajaba por el mundo. Yo era un joven tonto, lleno de ridículas ideas sobre el bien y el mal. Lord Voldemort me demostró lo equivocado que estaba. No hay bien ni mal, solo hay poder y personas demasiado débiles para buscarlo...Desde entonces le he servido fielmente, aunque muchas veces le he fallado. Tuvo que ser severo conmigo. —se estremeció.— No perdona fácilmente los erres. Cuando fracasé en robar esa Piedra en Gringotts, se disgusto mucho. Me castigó...decidió que tenía que vigilarme muy de cerca...

La voz de Quirrell se apagó y maldijo entre dientes.

—No comprendo...¿La Piedra está dentro del espejo? ¿Tengo que romperlo? ¿Qué hace este espejo? ¿Cómo funciona? ¡Ayúdame, Maestro!

—Utiliza a la muchacha...Utiliza a la muchacha...—respondió una voz que parecía salir del mismo Quirrell.

Se le acercó por detrás y la obligo a colocarse frente al espejo. Se vio reflejada, muy pálida. Un momento más tarde, su reflejo le sonrió, puso la mano en el bolsillo y sacó una piedra color sangre. Le guiñó un ojo y volvió a guardarla, en ese momento, Lily sintió algo pesado en su bolsillo. De alguna manera consiguió la piedra.

—¿Qué es lo que ves?—pregunto con impaciencia.

—A mis padres.—mintió con habilidad.

—Quítate de ahí.

En cuanto la alejo, Lily intento caminar hacia atrás, sujetando fuertemente su varita.

—Miente...Miente...

—¡Potter, vuelve aquí! ¡Dime la verdad! ¿Qué es lo que has visto?

—Déjame hablar con ella...cara a cara...

—¡Maestro, no está lo suficientemente fuerte todavía!

—Tengo fuerza suficiente...para esto.

El turbante de Quirrell cayó al suelo y se dio la vuelta lentamente. Lily hizo una mueca burlona, en un afán de no mostrar su desagrado, pues donde tenía que haber estado la nuca, estaba el rostro mas horrible que ella jamás hubiera visto. Era color blanco tiza, con brillantes ojos rojos y ranuras en lugar de fosas nasales.

—Justo como una serpiente.—dijo Lily.—supongo que te queda, considerando como has tenido que arrastrarte para conseguir tan leal y estúpido súbdito.

—Lily Potter...—dijo la cara.— Debo admitir que has sabido sorprenderme desde que te conocí. No esperaba una chica...como tú. ¿Ves en lo que me he convertido? No más que en sombra y quimera...tengo forma solo cuando puedo compartir el cuerpo de otro...La sangre de unicornio me ha dado fuerza estas semanas pasadas y una vez que tenga el Elixir de la Vida seré capaz de crear un cuerpo para mí...Ahora...¿Porqué no me entregas la Piedra que tienes en el bolsillo?

—Mmm...como que no se me antoja.—retó Lily con desdén, empuñando su varita.

—No seas tonta, —se burló— Mejor que salves tu propia vida y te unas a mí...o tendrás el mismo final que tus padres...Murieron pidiéndome misericordia.

—Lo dudo, eran Gryfreplaceors.—replicó Lily con calma.

—Astuta. Eres conmovedora, siempre consideré la valentía...Sí, muchacha, tus padres eran valientes...Maté a tu padre primero, lucho con valor...Pero tu madre no tenía que morir...ella trataba de protegerte...Ahora, dame esa Piedra, a menos que quieras que tu madre haya muerto en vano.

—Si te la diera, entonces si sería en vano.—masculló Lily.

—¡ATRAPALA!—grito el rostro.

Lo siguiente que Lily supo, fue que Quirrell la había desarmado y tirando al suelo. Intentando defenderse, Lily empujo su rostro con las manos, este comenzó a desintegrarse y a gritar de dolor.

Voldemort gritaba que la mataran, Lily se empeño en seguir lastimando a Quirrell y antes de darse cuenta...se desmayo.

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