Potter Girl [Draco Malfoy] -
Capítulo 13
Las vacaciones de Lily habían sido casi perfectas. Las primeras dos semanas estuvo con su tía Petunia y, junto a Dudley, ingresaron a clases de natación. Estaba muy feliz de volver a estar con su tía y primo, sin embargo, le preocupaba un poco el hecho de enviar cartas a sus dos amigos y que estos no le respondieran.
Para su suerte, a mediados de la tercer semana, Theodore Nott, vestido lo más muggle posible, apareció frente a su puerta y, si no fuera porque eran menores de edad, Lily estaba segura de que la hubiera hechizado por no haber respondido ni una de sus cartas.
—Más te vale tener una buena excusa, Potter.—había amenazado Theo con la voz más fría que ella le hubiera escuchado jamás.— O te juro que Voldemort será nada comparado con mi ira por hacerme preocupar.
Cuando hablaron del tema, se dieron cuenta que ni Theo recibió sus cartas, ni ella las de él, por lo que intuían que con Hermione había pasado lo mismo. Una vez el tema estuvo resuelto, Lily se despidió de su tía y Dudley y partió con Theo a su lujosa Mansión en Londres Mágico.
La Mansión de Theo era grande, algo lúgubre pero agradable. Lily se esforzó por hacerlo sentir más en casa, cocinándole ella misma, y Theo parecía que nunca había sido más feliz en su vida. En el cumpleaños de Lily, Theo compró un enorme pay de plátano y cientos de galletas de chispas de chocolate (las favoritas de Lily), mucha comida asiática y pizza, dedicándose a engordar por ese día.
Theo le había obsequiado un libro de artes oscuras, la nueva inclinación de Lily, y Hermione le había enviado una camiseta negra firmada por Carlos Santana, provocando en Lily casi un infarto por la emoción.
Una noche, después de despedirse e irse cada quien a su habitación para descansar, Lily tuvo que hacer un gran esfuerzo por no soltar un grito cuando una extraña, pequeña y delgada figura con grandes orejas y enormes ojos verdes, vestido con un almohadón viejo con agujeros para sus brazos, la miro.
—Lily Potter...—dijo la criatura con voz aguda.— hace mucho tiempo que Dobby quería conocerle, señorita...Es un gran honor.
Dobby, quien era un elfo domestico, le había explicado que el era el causante de que las cartas que ella enviaba y recibía, nunca llegaran, esto debido a que el creyó que si la incomunicaba de sus amigos, no volvería a Hogwarts, donde al parecer un gran peligro la aguardaba.
—Eso ya no es novedad.—había dicho Lily con cierta amargura en la voz.
La familia de Dobby parecía ser alguien con mucho poder y dinero, así como también parecían ser gente que lo trataba como si de una mosca se tratase.
No.
Incluso las moscas tenían una mejor vida que Dobby.
Pese a las insistencias de Dobby porque ella no fuera a Hogwarts, Lily se negó, por lo que, en un acto desesperado, el elfo hizo levitar una lampara y la dejó caer. Para cuando Theo ingresó a la habitación, alertado por el ruido, el elfo había desaparecido y a los pocos minutos llego un apercibimiento oficial por utilizar la magia al ser menor de edad y estar fuera de Hogwarts.
—Dobby, ¿eh?...—dijo Theo a la mañana siguiente.—La verdad no sabría decir a que familia sirve, jamás he sido muy unido a nadie de los Sangre Puras, solo quizá un poco a Malfoy y Zabini pero fuera de ellos, a nadie. E incluso con ellos no es tan cercana la relación.
—Yo tampoco se que pensar, pero eso de que un gran peligro me acecha debido a un complot, bueno...no me dan muchas ganas de meterme en problemas este año.—dijo Lily con pesar. En ese momento, Hedwig ingresó con una carta que dejo sobre la mesa y se dedico a recibir mimos de Lily.
—Es de Hermione.—informó Theo, empezando a leerla en voz alta.
Queridos Lily y Theo:
Espero que sus vacaciones juntos estén yendo de maravilla. He estado bastante ocupada estudiando para este nuevo curso, pero a pesar de eso me divertí mucho con mis padres estas vacaciones en Nueva York, pero ya estamos por regresar a Londres, por lo que el próximo miércoles nos vamos a el Callejón Diagon a comprar los nuevos libros. ¿Porqué no quedamos ahí para vernos? Cuéntenme que han hecho estos días en cuanto puedan.
Un beso de
Hermione
—Quisiera quejarme de que Hermione es obsesiva con los estudios pero no creo que sea razonable de nuestra parte considerando que nuestros juegos fueron hacer replicas de exámenes TIMO que ponen a prueba lo que hemos estado estudiando estas vacaciones.—comentó Lily en cuanto Hedwig se fue con una contestación escrita por Theo.
—Tienes razón, pero será mejor no decirle a Hermione o se enojara por no haberla invitado a este raro modo de estudio.—dijo Theo.
—A todo esto, Lockhart será nuestro profesor, ¿verdad?—cuestionó Lily revisando la lista de útiles.
—Pues o es eso o tendremos a una fanática suya como profesora...realmente no se que es peor.—suspiró Theo, dramáticamente.— La parte buena es que podemos aprovechar esta salida para curiosear en el Callejón Knockturn.—guiño un ojo.
—Apoyo la moción.—sonrió Lily.
El miércoles llegó pronto y ambos Slytherin se aparecieron en el oscuro y tenebroso Callejón Knockturn con ayuda de uno de los elfos de Theo. Era una zona comercial del Callejón Diagon, pero este estaba lleno de tiendas dedicadas a las Artes Oscuras. Theo y Lily no es que fueran muy fanáticos, pero definitivamente no las despreciaban.
Pasaron a Shyverwretch’s Venenos y Pociones, donde ambos se surtieron de algunas Pociones que querían recrear; también a Ye Olde Curiosity Shop, un lugar de curiosidades de cosas relacionadas a las Artes Oscuras, donde Theo compró un daga muy bonita que, si eras lo suficientemente digno, te sería eternamente fiel y nunca fallaría. Theo había sido muy bien recibido por la daga. Lily, por otra parte, se compro una mano de gloria. «Por la anécdota», había dicho.
Cuando estaban por salir del Callejón Knockturn con toda la cautela posible para no levantar sospechas, se encontraron de golpe con Draco y Blaise, quienes iban acompañados de un hombre alto, de cabello rubio largo y piel pálida. No podía ser otro más que el padre de Draco.
—¿Y ustedes que hacen aquí?—cuestionó Blaise.
—Una mejor pregunta sería ¿Qué compraron?—pregunto Draco, viendo como llevaban unas bolsas en la mano.
—Podríamos preguntar lo mismo.—atacó Theo con el ceño fruncido.
—Basta.—intervino el adulto y su mirada recayó en Lily, quien le sostuvo la mirada, provocando una sonrisa de lado en el hombre.— Draco, ¿no vas a presentarnos?
Antes de que Draco pudiera hablar, Lily abrió grande los ojos y empujo a sus tres compañeros y al adulto hasta la otra esquina del callejón. En ese momento una voz grito:
—¡LILY! ¡¿Qué demonios estas haciendo aquí?!
El corazón de todos dio un brinco. A nadie, especialmente el mayor de los Malfoy y Lily, les convenía que los vieran ahí. Hagrid apareció, acercandose con paso decidido.
—¡Hagrid!—dijo Lily fingiendo alivió.— ¡Ayúdame! Estaba con Theo cerca de la librería y de pronto me solté de su mano y... ¡Me perdí y no se donde estoy!
—Tranquila, tranquila. Te sacare de aquí, Lily.—aseguro Hagrid.
El semi gigante la cargo entre sus brazos y emprendió el camino hacia la salida. Lily, desde el hombro del hombre, miró a Theo y le hizo una seña para que se encontraran fuera. Después de que Hagrid le explicara lo peligroso que era ese callejón y que el buscaba un repelente contra babosas carnívoras, la llevo hasta la librería, donde Theo ya se encontraba ahí, agitado.
—¡Hasta que te encuentro!—exclamó Theo con falso alivio.— Buen día, Hagrid. Gracias por encontrarla.
—Buen día, Theo, es bueno verte.—sonrió Hagrid. Aunque el Slytherin era muy reservado, siempre era amable con el, por lo que le agradaba. —Bueno, Lily, te dejo, ya estas en buenas manos. Theo, que gusto verte, cuídala, es algo despistada.
En cuanto Hagrid se fue, Lily y Theo soltaron una carcajada por su travesura.
—¡Lily! ¡Theo! ¡Por aquí!—exclamó una sonriente Hermione—¡Cuánto me alegro de volver a verlos!
—También nos alegra verte, Hermione.—dijo Lily dándole un abrazo y Theo la imitó.
—¿Porqué hay tanta fila en la librería?—pregunto Theo con el ceño fruncido, al separarse.
Había una gran multitud que se apretujaba contra la puerta del local. Lily, en respuesta, le señalo un letrero en la parte de arriba, donde decía que Gilderoy Lockhart estaría firmando autógrafos.
—¡Podremos conocerle en persona! —chilló Hermione.— ¡Es el que ha escrito casi todos los libros de la lista!
—¿Y?—preguntaron Theo y Lily, indiferentes. Ante la mirada de Hermione, suspiraron y asintieron.
—Si vamos a entrar ahí, mejor me desconecto.—avisó Lily, colocándose sus audífonos y dando play a su Walkman.
Después de un poco de problemas, consiguieron entrar. En el interior había una larga cola que serpenteaba hasta el fondo, donde Lockhart firmaba libros sentado en una mesa rodeado de grandes fotografías de su rostro que guiñaban un ojo y exhibían una deslumbrante dentadura.. Los tres tomaron sus libros necesarios y acompañaron a Hermione a hacer fila, a quien al parecer le hacía mucha ilusión un autógrafo del hombre.
En la fila también estaban todo el clan Weasley, quienes para suerte de ellos aún no los veían. Un hombre pequeño e irritable merodeaba por allí sacando fotos con una gran cámara negra que echaba humaredas de color púrpura a cada destello del flash.
Weasley soltó un grito de dolor cuando el pequeño hombre lo empujo para pasar, fue entonces que Lockhart levantó la vista y su mirada recayó, no en Ronald Weasley, sino en diez personas atrás, donde estaba Lily con sus audífonos mirando unos libros.
—¿No será esa Lily Potter?
Lily, quien ignoraba todo a su alrededor, de pronto fue jalada por el brazo por Lockhart, quien la llevo hasta adelante y les tomaron una foto juntos, ella con el ceño fruncido. Se quito los audífonos en el acto y miro furiosa al hombre.
—Señoras y caballeros.—dijo Lockhart.— ¡Este es el momento ideal para que les anuncie algo que he mantenido hasta ahora en secreto!
—¿Su idiotez?—masculló Lily, más fue ignorada.
—Cuando Lily Potter entro hoy, solo pensaba comprar mi autobiografía, que estaré muy contento de regalarle. Ella no sabía que en breve iba a recibir de mí muchas que mi libro El Encantador. Lily y sus compañeros del colegio contarán con mi presencia. ¡Sí, señoras y caballeros, tengo el gran placer y el orgullo de anunciarles que este mes de septiembre seré el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en el Colegio Hogwarts!
Lily, a quien le dieron las obras completas de Lockhart, firmadas, se alejó de ahí de inmediato. Ofuscada. Cuando llegó al final de la tienda, soltó un suspiro exasperada.
—Tenlos tu.—dijo Lily dándoselos a Hermione.— Tienen su estúpida firma.
—¡Gracias, Lily!—exclamo Hermione, alegre.
—¿Estas bien, Potter?—pregunto una voz a sus espaldas. Al girarse, notó que era Draco y detrás de este, estaba Blaise.
—Detesto las multitudes.—respondió Lily, abrazándose a si misma.
—Lo siento, cuando me di cuenta ya te había llevado hasta allá.—se disculpo Theo.
—Hola de nuevo, señorita Potter. Mi nombre es Lucius Malfoy.—saludó arrastrando las palabras, apareciendo detrás de los chicos.
—Un placer conocerlo, señor Malfoy. Lily Potter.—se presentó educadamente.
—Malfoy.—dijo Weasley, acercándose.— supongo que te sorprende no ser el centro de atención.
—No tanto como verte a ti en una tienda, Weasley.—replicó Malfoy.—Supongo que tus padres pasarán hambre durante un mes para pagarte esos libros.
Weasley se puso rojo de ira. Lily hizo una pequeña mueca, el chico no le agradaba, pero no por ello se metería con la situación económica de su familia, aunque bueno, el siempre los atacaba con todo lo que podía.
—¡Ron!—exclamó su padre, acercándose con los gemelos.— ¿Qué haces? Vamos afuera, aquí no se puede estar y...¡Por Merlín! ¿Eres Lily Potter?— se acercó a ella y le estrecho la mano.— Encantado de conocerte, he escuchado mucho sobre ti...
—Dudo que cosas buenas.—dijo Lily mirando al menor de los Weasley.
—Vaya, vaya...¡si es el mismísimo Arthur Weasley.
—Lucius.—dijo fríamente.
—Mucho trabajo en el Ministerio, me han dicho. Todas esas redadas...Supongo que al menos te pagarán horas extras, ¿no? —miró sus ropas y útiles de segunda mano.— Es evidente que no. Querido amigo, ¿de que sirve deshonrar el nombre de mago si ni siquiera te pagan bien por ello?
—Tenemos una idea diferente de qué es lo que deshonra el nombre de mago, Malfoy.
—Es evidente.—dijo mirando a los padres de, sin que el supiera, Hermione, quienes habían estado hablando con la señora Weasley.— por las compañías que frecuentas, Weasley...creía que ya no podías caer más bajo.
Entonces, el señor Weasley se abalanzó a golpear al señor Malfoy y ambos se enfrascaron en una pelea a lo muggle.
Y Lily deseó que el señor Weasley ganará, para defender el honor de la familia de su amiga.
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