—¿Dónde está el nuevo profesor de Defensa?—pregunto Daphne en cuanto hubieron entrado al Gran Comedor.

—A lo mejor no han podido encontrar a nadie.—opinó Blaise.

—Lo dudo.—dijo Draco.

Todos se sentaron en la mesa. Draco y Lily al centro, como sus reyes. En ese momento entro la profesora McGonagall con los de primer año, quienes venían empapados por la lluvia. El sombrero seleccionador comenzó a cantar. Siempre cantaba una canción distinta cada año. Al dejar de cantar, la ceremonia de selección continuo y media hora más tarde, todos habían sido seleccionados y había iniciado el banquete.

—¡Esclavitud! ¡Así es como se hizo esta cena! ¡Mediante esclavitud!—exclamo Hermione desde la mesa de Gryfreplaceor, sentada a lado de Ron Weasley, notablemente furiosa.

—Creo que deberíamos tener cuidado de tocar el tema de elfos domésticos con Hermione.—opinó Lily mordiendo el bagel de queso crema con mermelada que Draco le acababa de preparar.—No quiero que termine creando una secta anti esclavitud de elfos o algo así.

—Concuerdo.—asintió Theo.

Una vez terminados los postres. Albus Dumbledore volvió a levantarse.

—¡Bien!—dijo sonriendo a todos.—Ahora que todos estamos bien comidos, debo una vez más rogar su atención mientras les comunico algunas noticias: Como cada año, quiero recordarles que el bosque que esta dentro de los terrenos del castillo es una zona prohibida a los estudiantes. Otro tanto ocurre con el pueblo de Hogsmeade para los alumnos de primero y segundo.

»Es también mi doloroso deber informarles que la Copa de quidditch no se celebrará este curso.

—¿Qué?—dijo Cassius, incrédulo. El había sido nombrado el nuevo capitán ante la partida de Adrian, Bletchley y Marcus.

—Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo el curso, acaparando una gran parte del tiempo y la energía de los profesores...pero estoy seguro de que lo disfrutaran enormemente. Tengo el placer de anunciar que este año en Hogwarts...

Resonó un trueno ensordecedor y las puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe. En la puerta apareció un hombre que se apoyaba en un largo bastón y se cubría con una capa negra de viaje. Se bajo la capucha, sacudió una larga melena en parte cana y en parte negra, y camino hacia la mesa de los profesores. Llegó hasta esta y fue cojeando pesadamente hacia Dumbledore.

Otro rayo cruzo y el resplandor permitió ver el rostro del hombre. Cada centímetro de esta tenía una cicatriz. La boca era como un tajo en diagonal y le faltaba un buen trozo de la nariz. Uno de sus ojos era pequeño, oscuro y brillante. El otro era grande, redondo como una moneda y de un azul vívido, eléctrico. Ese ojo se movía sin cesar, sin parpadear, girando para arriba y abajo, de un lato a otro.

Dumbledore y el se estrecharon las manos y conversar en voz tan baja que no se escuchaba. De pronto, Lily fue consciente de la mirada de ira y odio que muchos de su casa le dirigían al hombre.

—¿Qué ocurre?—pregunto Lily en voz baja a Theo.

—Es Alastor Moody. Mejor conocido como Ojoloco.—respondió Theo en voz baja.—La mayoría de los de esta mesa lo quieren muerto, te lo aseguro.

—¿Porqué?

—Es un ex auror.—dijo Draco con su habitual seriedad.— El tipo es un fiel lacayo de Dumbledore y es el principal causante de que la mayoría de los mortífagos, al menos los más importantes, estén en Azkaban, por lo tanto, siendo la mayoría de los presentes en esta mesa, hijos, sobrinos, o con algún nexo con esas personas...bueno, es obvio que lo quieren muerto.

—Encerró a mi padre,—dijo Theo dando un sorbo a su bebida.— yo hasta le haría una fiesta.

—Te entiendo—dijo Draco— encerró a la loca de mi tía Bellatrix y a su esposo y cuñado. Personalmente la prefiero ahí.

—¿Bellatrix? ¿Bellatrix Lestrange?—pregunto Lily asombrada, recordando ese nombre de un libro de casos sucedidos en el Wizengamot, donde se trato el caso de la tortura a los padres de Neville Longbottom.

—Esa misma.—asintió Draco.—Me pregunto que hará aquí.

—Les presento a su nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. El profesor Moody.

—¿Qué putas?—susurró Blaise incrédulo.

—Esto es una mierda.—masculló Draco con el ceño fruncido.

—Pensé que no les caía mal a ustedes.—dijo Lily.

—El tipo perdió la cabeza hace mucho.—replicó Theo y suspiro.

—¿Acaso nunca tendremos un buen profesor de Defensa?—se quejó Blaise.— Lupin fue bueno pero ay, era un lobito, por eso no duro.

—Como iba diciendo, —prosiguió Dumbledore.— Tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses, un evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer para mí informarles de que este curso tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los tres magos.

»El torneo de los tres magos tuvo su origen hace unos setecientos años y fue creado como una competición amistosa entre las tres escuelas de magia más importantes de Europa: Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang. Para representar a cada una de estas escuelas se elegía un campeón y los tres campeones participaban en tres pruebas mágicas. Las escuelas se turnaban para la sede del Torneo, que tenía lugar cada cinco años y se consideraba un medio excelente de establecer lazos entre jóvenes magos y brujas de diferentes nacionalidades...hasta que el numero de muertes creció tanto que decidieron interrumpir la celebración del torneo.

»En todo este tiempo ha habido varios intento de volver a celebrar el Torneo, ninguno de los cuales tuvo éxito. Sin embargo, nuestros departamentos de Cooperación Mágica Internacional y de Deportes y Juegos Mágicos han decidido que este es un buen momento para volver a intentarlo. Hemos trabajado a fondo para asegurarnos de que esta vez ningún campeón se encuentre en peligro mortal.

»En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y de Durmstrang con su lista de candidatos, y la selección tendrá lugar en Halloween. Un juez imparcial decidirá que estudiantes reúnen más méritos para competir por la Copa de los tres magos, la gloria de su colegio y el premio en metálico de mil galeones.

»Aunque imagino que todos estarán deseando llevarse la Copa, los directores de los tres colegios, de común acuerdo con el Ministerio de Magia, hemos decidido establecer una restricción de edad para los contendientes de este año. Solo los que tengan la edad requerida, es decir, diecisiete o más, podrán proponerse a consideración. Esta es una medida que estimamos sea necesaria dado que las tareas del torneo serán difíciles y peligrosas, por muchas precauciones que tomemos, resulta muy improbable que alumnos de cursos inferiores a sexto y séptimo sean capaces de enfrentarse a ellas. Me asegurare personalmente de que ningún estudiante menor de esa edad engañe a nuestro juez para convertirse en campeón. Así pues, les ruego que no pierdan el tiempo presentándose si no han cumplido esa edad.

»Las delegaciones de Beauxbatons y Durmstrang llegarán en octubre y permanecerán con nosotros la mayor parte del curso. Se que todos trataran a nuestros huéspedes extranjeros con extremada cortesía mientras están con nosotros, y que darán su apoyo al campeón de Hogwarts cuando sea elegido. Y ya se va haciendo tarde, y se lo importante que es para todos ustedes estar despiertos y descansados para empezar las clases mañana por la mañana. ¡Hora de dormir! ¡Andando!

Todos se levantaron de sus lugares y mientras que el resto de las casas discutía emocionados lo grandioso que sería el torneo, los Slytherin eran los más antipáticos al respecto. Todos estaban furiosos ante la presencia de Alastor Moody como profesor y realmente la presencia de escuelas extranjeras no les emocionaba, más bien los alertaba. Los Slytherin eran precavidos y nadie que llegara de fuera era digno de su confianza, aunque serían buenos anfitriones.

Al día siguiente, el cielo estaba en mejor estado y los Slytherin tuvieron cuatro tortuosas horas de clase: dos de Herbología, donde tuvieron que exprimir la pus de bubotubérculos para trabajar con ellos; y dos con Cuidado de Criaturas Mágicas, donde Hagrid les presento a sus escregutos de cola explosiva que tendrían que criar el resto del semestre.

—¡Ay!—se había quejado Dean Thomas.—¡Me ha hecho daño! ¡Le ha estallado la cola y me ha quemado!

—Ah, sí, eso puede pasar cuando explotan.—asintió Hagrid.

—¡Ay!—se quejó Lavender Brown— ¡Hagrid!, ¿para qué hacemos esto?

—Buenos, algunos tienen aguijón.—repuso Hagrid con entusiasmo.— Probablemente son los machos...Las hembras tienen en la barriga una especie de cosa succionadora...creo que es para chupar sangre.

—Ahora ya comprendo por qué estamos intentando criarlos.—dijo Draco sarcásticamente.— ¿Quién no querría tener una mascota capaz de quemarlo, aguijonearlo y chuparle la sangre al mismo tiempo?

—El que no sean muy agradables no quiere decir que no sean útiles.—replicó Lily, a su lado, mirándolo con severidad y este alzo las manos.

—Es cierto, —apoyo Hermione.— La sangre de dragón es increíblemente útil por sus propiedades mágicas, aunque nadie querría tener un dragón como mascota, ¿no?

—Ni tu te la crees, leona.—murmuró Blaise a lado de Hermione y esta le piso el pie, al mismo tiempo que Hagrid les sonreía a ambas enternecido.

Comieron en silencio y cuando sonó la campana para anunciar el comienzo de las clases de la tarde, Lily, Theo y Daphne se encaminaron hacia la torre norte a la clase de Adivinación.

—Buendía.—dijo la tenue voz de Trelawney justo a la espalda de Lily cuando ingresaron.— Estás preocupada, querida mía.—dijo a Lily en tono lúgubre.— Mi ojo interior puede ver por detrás de tu valeroso rostro la atribulada alma que habita dentro. Y lamento decirte que tus preocupaciones no carecen de motivo. Veo ante ti tiempos difíciles...muy difíciles...Presiento que eso que temes realmente ocurrirá...y quizá antes de lo que crees...

Media hora después, Trelawney le dio a cada alumno un complicado mapa circular, con el que intentaron averiguar la posición de cada uno de los planetas en el momento de su movimiento. Era un trabajo pesado, que requería mucha consulta de tablas horarias y cálculo de ángulos.

—A mí me salen dos Neptunos.—dijo Lily mirando con el ceño fruncido su pergamino.— Esto no esta bien.

—Aaaaaah..—dijo Theo imitando el tono de voz de Trelawney.— cuando aparecen en el cielo dos Neptunos es un indicio infalible de que va a nacer un enano con gafas, Lily...

Daphne, Millicent Bullstrode, Pansy Parkinson y Hestia Carrow, que trabajaban cerca de ellos, rieron con fuerza, aunque no lo suficiente para amortiguar los chillidos emocionados de Lavender Brown.

—¡Profesora, mire! ¡He encontrado un planeta desconocido! ¿Qué es, profesora?

—Es Urano, querida mía.

—¿Puedo echarle yo también un vistazo a tu Urano, Lavender?—preguntó Ron Weasley con sorna.

Los Slytherin fruncieron el ceño ante la falta de respeto hacia una mujer. Trelawney también lo había escuchado y probablemente por eso les encargo tanto trabajo al final de clase.

—Un análisis detallado de la manera en que les afectarán los movimientos planetarios durante el próximo mes, con referencias a su mapa personal. ¡Quiero que me lo entreguen el próximo lunes y no admito excusas!

Al salir de esa clase, se encontraron con Draco, acompañado de su corte, quien leía el periódico y se lo mostro a ellos en medio del pasillo. Todos hicieron una mueca al leerlo, Rita Skeeter atacaba al patriarca de los Weasley, donde se recordaba el incidente de su hijo con el coche y ahora mencionaba que se había visto metido en una pelea con policías cuando fue en ayuda de Alastor Moody.

—Los Weasley no tienen mucha suerte.—dijo Draco, despreocupado.

—¡Cállate, Malfoy!—intervino Ron, acercándose enfadado.—¡Deja de meterte con mi familia!

—El no ha dicho nada, Weasley.—dijo Lily. —Simplemente estábamos leyendo el periódico.

—¡Sí, claro, defiéndelo! —grito furioso y miro a Draco.— ¡No eres mejor que yo! ¿Si quiera has visto a tu madre, Malfoy? Esa expresión que tiene, como si estuviera oliendo mierda, ¿la tiene siempre, o sólo cuando estás tú cerca?

—No te atrevas a insultar a mi madre, Weasley.—replicó Draco, furioso y Blaise y Theo tuvieron que sujetarlo de los hombros.

—Pues mantén cerrada tu maldita bocaza.—contestó Ron y empujo a Lily.

—¡Oye!—se quejó Lily y Hermione corrió a sujetar a Ron.

—¡AH, NO, TÚ NO, MUCHACHO!

Lily volteó, observando como Moody se acercaba hacia ellos cojeando. Sacó su varita y apunto a Draco. Rápidamente se colocó frente a el y entonces...

...entonces se volvió una pequeña cachorra pelirroja.

—¡LILY!—gritaron sus amigos, asustados.

—¡Suéltela!—rugió Draco cuando vio como alzaba a Lily en el aire.

—¡Profesor Moody!—exclamó horrorizada McGonagall, caminando hacia ellos.—¡¿Esa es una alumna?! ¡No!

McGonagall bajo a toda prisa la escalera y sacó la varita. Al momento siguiente reapareció Lily con un ruido seco, hecha un ovillo en el suelo con su cabello mas revuelto que nunca y sobre su rostro. Haciendo un gesto de dolor, se puso de pie y rápidamente Draco y Theo la ayudaron a levantarse.

McGonagall comenzó a regañar a Moody, quien la veía con desgana. Lily tenía los ojos llenos de lágrimas a causa del dolor y la humillación, miró a Moody con odio. Draco también lo miro con furia.

—Mi padre se enterará de esto.—masculló Draco.

—¿Ah, sí?—dijo Moody en voz baja, acercándose. —Bien, conozco a tu padre desde hace mucho tiempo, chaval. Dile que Moody vigilará a su hijo muy de cerca...Dile eso de mi parte...Bueno, supongo que el jefe de tu casa es Snape, ¿no? Otro viejo amigo, hace mucho que tengo ganas de charlar con el viejo Snape...Vamos, adelante...

Moody intentó tomar a Lily del brazo, pero Draco se lo impidió y esta lo miró con rencor.

—Usted no tiene nada que hablar con nuestro jefe de casa, —dijo Lily con voz firme pese a su situación.— Ninguno de nosotros atacó física, mágica o verbalmente a Weasley, a diferencia de el, que se metió con la madre de Draco, así que si ahora ha dejado de intentar demostrar que no es más que un maldito loco auror jubilado, nos iremos.

—¡Señorita Potter!—McGonagall la miro sorprendida por la grosería.

—Creo que puedo insultarlo considerando la situación, Minnie.—replicó Lily respirando profundamente.

Se dio media vuelta, aún sujetada por Draco y Theo. Miró a Weasley con odio, quien se encogió en su lugar a lado de Hermione y emprendió camino de regreso a las mazmorras con ambas cortes, sintiendo la fuerte mirada de Moody en su espalda.

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