El resto de sus vacaciones, Lily se dedico a olvidar lo sucedido con Ollivanders y se enfoco en estudiar lo más posible para su nuevo Colegio. Repaso no solo sus libros del Colegio, sino también el libro de Historia de Hogwarts y uno de Modales y Costumbres de la Comunidad Mágica Sangre Pura.

Después de todo, era famosa, sí, pero no faltaría quien querría meterse con ella precisamente por eso. Intentarían hacerla quedar mal por su ignorancia, pero Lily no estaba dispuesta a darles gusto.

Salió con su primo todas las tardes a jugar al parque, ayudo a su tía a cocinar y escucho en volumen extremadamente alto todo su repertorio de música, así que cuando llego el 1 de septiembre, estaba, relativamente hablando, lista para partir.

Empujando un carrito que llevaba encima su baúl y la jaula de su lechuza. Lily caminaba a través de la estación King Cross junto a su tía y su primo. Ese día decidió usar un pantalón deportivo negro, una camiseta azul oscuro, amarro su cabello en una cebolla desordenada que oculto con una bucket hat negra y se colocó unos converse negros. Claramente en su cuello reposaban los audífonos de su Walkman que estaba sujeto a su pantalón.

—Cuídate mucho, cariño.—dijo Petunia entristecida cuando llegaron a la pared que Lily debía cruzar.— ¿Segura no quieres que crucemos contigo?

—Así esta bien, tía. Gracias por todo, te quiero.—dijo Lily abrazándola.

—Adiós, Lily. Te extrañare.—susurró Dudley con tristeza y ella lo abrazo con fuerza.

—Se bueno, Dud. Prometo que cuando vuelva tendremos un día de chucherías.

Con esas palabras, Lily se despidió de su pequeña familia y cruzo, con cierto temor, aquella pared de ladrillos, sorprendiéndose al notar que la atravesaba con facilidad. El andén 9 3/4 estaba repleto de gente, familias enteras despidiéndose de sus hijos.

Bajando la mirada para no llamar la atención, hizo levitar sus cosas con un sencillo hechizo que había leído en casa y que por primera vez realizaba. Entro al tren en silencio, estaba medio vacío.

Camino sin rumbo hasta como por la mitad, donde ingresó a un compartimiento, acomodo sus cosas y cerro la puerta, dejándose caer en el lugar. Sin ganas de hablar con nadie, se colocó sus audífonos. Se estiro en su lugar, miró por la ventana a una gran cantidad de pelirrojos que se despedían de su madre.

I could spend my life in this sweet surrender

I could stay lost in this moment forever

Every moment spent with you is a moment I treasure

Cuando I don’t want to miss a thing de Aerosmith llevaba solo un minuto, el tren emprendió su marcha, permitiéndole ver le paisaje a través de la ventana. Se cuestionó internamente si sería un buen momento para quitarse la bucket hat y liberar su cabello, pero sus divagaciones internas fueron interrumpidas cuando la puerta de su compartimiento fue abierta abruptamente. Se trataba de una niña.

—Hola, ¿puedo sentarme aquí? —pregunto la niña.

—...Seguro.—respondió Lily después de un segundo de silencio.

La niña entro al compartimiento e intento subir su baúl. Lily hizo el mismo encantamiento e hizo levitar las cosas de la niña hasta acomodarlas junto a las suyas. La niña la miró impresionada y se sentó frente a ella con una sonrisa.

—Soy Hermione Granger, ¿y tu eres?—se presento.

—Lily...Potter.—dijo Lily.

—Oh.— exclamo Hermione notando la tensión de la chica.— Lamento mucho lo de tus padres, ¿prefieres que te deje sola?

—No te preocupes.— Lily sonrió ante la preocupación de la niña. Se quito la bucket hat y dejo su cabello amarrado en aquella cebolla desordenada. — pero si no te molesta, voy a sellar la puerta. No estoy interesada en conocer más gente hasta llegar a Hogwarts.

Hermione asintió y Lily realizo otro movimiento de varita, trancando la puerta mágicamente. Por unos segundos, ambas niñas se miraron, analizándose. Los ojos de Lily recorrieron a Hermione. La niña era de su estatura, piel clara, cabello largo y espeso color marrón, ojos grandes marrones y un porte seguro. Sus rasgos eran finos y su rostro, aunque serio, lucía amable. Era un poco flaca, pero nada exagerado.

Por otra parte, Hermione analizaba a Lily. La niña era de piel muy blanca, su cabello era rojo, ondulado y parecía muy largo, aunque lo que más llamaba la atención eran sus preciosos ojos verdes como esmeraldas. Lily tenía rasgos muy aristocráticos y un rostro muy bonito. No era flacucha pero definitivamente no estaba ni un poco gorda.

—Eres muy bonita.—dijo Hermione.

—Tu también, me gusta tu cabello.—admitió Lily.

—Debes estar bromeando, parece un nido de pájaros.—dijo Hermione con vergüenza.

—Me gustan los nidos.—sonrió Lily.— pero si te incomoda mucho puedo peinarte.

—No creo que sea buena idea, mi cabello es imposible.—suspiró Hermione.

—Te sorprenderá saber que mi cabello es exactamente igual.—afirmó Lily, no mentía.— Anda, ven, te hare una linda trenza.

Cuarenta minutos y casi un litro de agua después, Hermione lucía dos preciosas trenzas francesas que dejaban libre su rostro. La niña estaba encantada.

—¡Muchas gracias, Lily!—exclamo alegre.

—No es nada, Hermione.—sonrió Lily.

Durante un rato hablaron de nimiedades. Hermione le conto que era una nacida de muggles, sus padres eran dentistas y hasta hace poco descubrió que era una bruja. Se sentía como Matilda cuando descubrió sus poderes. Afirmó haberse leído todos los libros del curso y que por el momento su favorito era un libro llamado Historia de Hogwarts.

Lily le contó que creció con su tía Petunia y su primo Dudley, le hablo de su gusto y amor por la música y que no podía vivir sin ella o estaría de mal humor permanentemente. Admitió que ella tampoco supo nada de la magia hasta el día de su cumpleaños y que aunque se sentía un poco feliz de estar emocionalmente más cerca de sus padres, también le dolía un poco estar en un lugar donde se los recordarían constantemente. Así mismo, Lily le confesó que también leyó Historia de Hogwarts.

—¿En serio? ¿Te gusta leer?—pregunto Hermione y Lily asintió. Ella soltó un grito de alegría.— ¡Que felicidad! ¡Nunca tuve una amiga que le gustara leer igual que a mi! Bueno, nunca tuve amigas antes pero...

—Podemos leer tanto como quieras, Hermione.—río Lily.

—¡Oh, genial! Tenía mucho miedo de quedarme sola y sin amigos en Hogwarts, nunca fui buena haciéndolos.—admitió Hermione avergonzada.

—Yo tampoco, quizá por eso nos llevamos bien.—Lily le guiño un ojo y Hermione río.

—A todo esto, ¿en que casa quieres quedar? Personalmente me gusta Gryfreplaceor, creo que es la mejor de todas, incluso Dumbledore estuvo ahí. Aunque supongo que Ravenclaw tampoco esta mal. Slytherin me gusto su ideología un poco pero cuando entre al tren oí rumores de que solo magos oscuros van ahí, más aparte, soy nacida de muggles, jamás podría ingresar.

—Creo que es un poco exagerado generalizar a la casa de Slytherin por malvada solo por algunos magos oscuros.—intervino Lily.— Merlín estuvo en Slytherin.

—¡¿En serio?!

—Mhm.—asintió.— también Morgana. Realmente no creo que tampoco valga la pena desgastarnos pensando en que casa estaremos. Mi tía me dijo que mi madre le contó en el pasado que simplemente se trataba de un sombrero que leía tus cualidades y te enviaba a la casa que creía más conveniente.

—Ya veo, tienes razón.—asintió Hermione.— Incluso si quedamos en casas distintas vamos a ser amigas, ¿verdad?—pregunto tímidamente.

—Sí, no te preocupes, no creo hacerme de más amigos.—admitió Lily y Hermione, en respuesta, la abrazo sonriente.

El resto del camino ambas discutieron algunas cosas sobre las materias y cuando intuyeron que ya estaba por terminar el viaje, se cambiaron ahí mismo en el compartimiento. Con sus uniformes escolares puestos y su ropa muggle guardada, ambas estuvieron listas cuando el tren se detuvo y bajaron tranquilamente del tren.

Al salir del tren, Lily saludó a Hagrid, quien le sonrió emocionado. El semi gigante guío a los de primer año hacia unos botes. Lily y Hermione subieron a uno de estos junto a un chico que abrazaba su sapo con fuerza y un niño moreno.

El Castillo de Hogwarts se revelo ante ellos y Lily no pudo evitar, al igual que los demás, abrir la boca impactada. El Castillo era simplemente magnifico. Cuando llegaron a este, Hagrid toco la puerta, abriéndose esta de inmediato y mostrando a la profesora McGonagall enfundada en una túnica esmeralda.

Ella y Lily compartieron una pequeña mirada y la niña gesticulo un «gracias», señalando su Walkman que traía con su uniforme. Los ojos de la mujer brillaron alegres de verla.

—Los de primer año, profesora McGonagall.—dijo Hagrid.

—Muchas gracias, Hagrid. Yo los llevare desde aquí.

El vestíbulo de entrada era muy grande, las paredes de piedra estaban iluminadas con antorchas, el techo era tan alto que no se veía y una magnífica escalera de mármol conducía a pisos superiores. Siguieron a la profesora McGonagall (Hermione colgada del brazo de Lily) hasta una habitación vacía, fuera del vestíbulo.

—Bienvenidos a Hogwarts. —saludó la profesora McGonagall.— El banquete de comienzo de año se celebrara dentro de poco, pero antes de que ocupen sus lugares en el Gran Comedor, deberán ser seleccionados para sus casa. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estén aquí, sus casas serán como su familia en Hogwarts. Tendrán clases con el resto de la casa que les toque, dormirán en los dormitorios de sus casas y pasaran el tiempo libre en la sala común de la casa.

»Las cuatro casas se llaman Gryfreplaceor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estén en Hogwarts, sus triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de las casas, un gran honor. Espero que todos ustedes sean un orgullo para la casa que les toque.

»La Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Les sugiero que, mientras esperan, se arreglen lo mejor posible. Volveré cuando lo tengamos todo listo para la ceremonia. Por favor, esperen tranquilos.

En cuanto la profesora salió de la habitación, los murmullos comenzaron. Lily alcanzó a escuchar como un niño pregunto:

—¿Cómo se las arreglan exactamente para seleccionarnos?

—Creo que es una especie de prueba.—respondió un pelirrojo.— Fred dice que duele mucho, pero creo que era una broma.

Hermione y Lily compartieron una mirada burlona. ¿Cómo iban a hacerles una prueba si aún no sabían nada de magia? Era simplemente tonto.

—En marcha.— dijo la profesora McGonagall al volver.— La Ceremonia de Selección va a empezar. Ahora formen una hilera y síganme.

Salieron de la habitación, volvieron a cruzar el vestíbulo, pasaron unas puertas dobles y entraron en el Gran Comedor. Estaba iluminado por miles de velas que flotaban en el aire sobre cuatro grandes mesas, donde los estudiantes ya estaban sentados. En las mesas había platos, cubiertos y copas de oro. En una tarima, en la cabecera del comedor, había otra gran mesa, donde se sentaban los profesores.

La profesora McGonagall condujo allí a los alumnos de primer año y los hizo detener y formar una fila delante de los otros alumnos, con los profesores a sus espaldas. Situados entre los estudiantes, los fantasmas tenían un neblinoso brillo plateado. Lily levanto la vista, vio un techo de terciopelo negro, salpicado de estrellas.

—El hechizo para que parezca el cielo nocturno es muy bueno.—admitió Hermione a su lado.

—Definitivamente.—concordó Lily.

La profesora McGonagall puso un taburete de cuatro patas frente a los de primer año. Encima de este puso un sombrero puntiagudo de mago, estaba remendado, raído y muy sucio. Se hizo un silencio y entonces una rasgadura cerca del borde se abrió como una boca ancha en el sombrero, quien comenzó a cantar:

Oh, podrás pensar que no soy bonito,

Pero no juzgues por lo que ves.

Me comeré a mí mismo si puedes encontrar

Un sombrero más inteligente que yo.

Puedes tener bombines negros,

Sombreros altos y elegantes.

Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts

Y puedo superar a todos.

No hay nada escondido en tu cabeza

Que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.

Así que pruébame y te diré

Dónde debes estar.

Puedes pertenecer a Gryfreplaceor,

Donde habitan los valientes.

Su osadía, temple y caballerosidad

Ponen aparte a los de Gryfreplaceor.

Puedes pertenecer a Hufflepuff,

Donde son justos y leales.

Esos perseverantes Hufflepuff

De verdad no temen el trabajo pesado.

O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,

Si tienes una mente dispuesta,

Porque los de inteligencia y erudición

Siempre encontrarán allí a sus semejantes.

O tal vez en Slytherin

Harás tus verdaderos amigos.

Esa gente astuta utiliza cualquier medio

Para lograr sus fines.

¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!

¡Y no recibirás una bofetada!

Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).

Porque soy el Sombrero Pensante.

El Gran Comedor rompió en aplausos, mientras que Lily analizaba lo dicho en la canción. La Selección estaba por comenzar y sintió su estomago encogerse.

Tip: You can use left, right keyboard keys to browse between chapters.Tap the middle of the screen to reveal Reading Options.

If you replace any errors (non-standard content, ads redirect, broken links, etc..), Please let us know so we can fix it as soon as possible.

Report