CapítCapítulo 18
on una bata de médico ed estaba sentado despreocupadamente en las escaleras, con
dedos largosiy bien defendefinidos. Las chispas del cigarrillo parpadeaban en la
aba la barriga
miró con indolencia) soltarisoltando un anitio de humo.
Le preguntó con una voz trioz disandistante, tenida de la pereza ronca que deja el pó con ella en ese lugar de iamtevmproviso, su expresión no mostró sorpresa alguna.
eza rápidamente y, con vatentillonsello saludo: Qué coincidencia, Dr. Farel! Estoy
me toco hacer mi práctica enicstermeste hospital. –
agitó el instrumento de medicion divijeras levaba consigo como demostración de que clestaric. tar
bre como él debià odiar ser persequede guida spordas mujeres.
no es nada
desinterés:
problema
uperes.
e posó en el instrumento que ellausostersostenlose observó un par de segundos sin go apagó su cigarrillo para cederleed espacesencio en el pasillo.
de Farel con
fue suficiente.
ediato, agradeció y con el instrumento en mano geac salodentro en el pasillo.
to, Leandro apareció por detrás. Al ver a Farel, sus tejas dejasobemoses se alzaron con
s de
su habilidad
mándose un descanso en lugar de consultar?
ecejo con su típica frialdad: -Acabo de terminar una cirugía, sedia, sah a tomar un poco
prensivo:
Entiendo, entiendo. Ustedes los doctores tienentreuenamurchæpresión, es ez en cuando. —
icina que le
aba, no se perdía ningún detalle de la conversación.acio
édico tan sereno como él podía sentir la presión. No era de extrañar quamque en la
n satvaje, probablemente era su manera de desahogarsegarse
er
presemarte a mi joven aprendiz, Evrie, la conociste en el Barrio El Moonviconético, te con
eta presentó con entusiasmo.
ao a Evrie, sintiendo un silencio incómodo por dentro.lero
lla tenía
Concentrac
optino que también habian compartido la cama….
a vena, vendre a menudo al hospital para hacer mediciones. Te pido que la quidescuidesen la muñeca d
cle se despidio.
Kuttcnodamoneutro como ciempre: Entendido, ya es hoja de volver a la consultan sultay su muñeca era
aincoatuiro de repente se golpeó la frente y se dirigió a Evrie: P
GatohAo0Aprovecha que el Dr. Farel ya terminó con su descanso y que te que te
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ejado de dolor de estómago esa mañana, y Leandro, ai notar que reponse tornaba la barriga b, descubrió que era un problema recurrente. rente
sta destreza médica de Farel, bien podría darle un rápido diagnosticnostico.
se sintió horrorizada y rápidamente se negó: -No es necesario. Sn Rayer Reves, no es nada molestar al doctor. –
e pudiera terminar su frase, vio a Farel levantar la vista y pregumarte.com daxon desinterés: Ideolor es? –
Sonabadamiliar, ta última vez él le había preguntado to mismo.ismo
kadarkada te inmediato y sus orejas se calentaron: -Es solo un pequeño prehtenroblema bleadolencia. –
tiene bien ehestómago, deja que el Dr. Farel te recete algo para que te recuperes.peres. da idea.
doacaciae Faret dejó caer la frase.
yane tootovo oportunidad de rechazario y Leandro la llevó a la oficina de Fareeconel con
ansata de lalderaúltima vez. En pocos días, había dos nuevas banderas deras de ared, ambra simba seran regalos de familiares agradecidos.
jo las palabraslan tas en las banderas, sintiendo un renovado respeto por su habilidadbilidad
era un buen médiomédicotitraultima vez que le dolió el estómago, la medicina que lequele ctiva, aliviandoverdoboldesondespués de una sola dosis.
muñeca.reca.
arel, Evrie obedeció, excen deereiuliando su muneca hacia él.
sus dedos cálidos yfirses press presionaron su pulso. La presión era firme, da, transmitiendo uma sensaciónsación de opresion indescriptible.
to sin querer, sin atreverses erkvartoversenium poquito.
que Farel era un doctorte sasosdemodemos, que solo trataban con aparatos fríos imaginó que él sabría tomar el pulso, pulsprica práctica que para ella tenía un aire de Ahí estaba él, con su rostro bien defmidtenido y una expresión de concentración total, sprendían un calor que da envolvia polom pocoa poco.
omenzaba a calentarseatorse.
tención el pulso de Evrie, y sus ojos se posac, casi sin querer, en la muñeca de
el casi transparente dejaba ver sus venas vienun timunitaocazulado, y su muñeca era ue parecía que con solo cerrar la mano podia prebralarla.
a, él podría sujetar con una sola mano ambaamuasinuteras de ella.
Farel se oscureció poco a poco. poco,
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Incluso parecía que incrementaba la presión de su agarre, casi imperceptiblemente.
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