Evrie palideció ligeramente, con una voz firme.

—Imposible.—

—Entonces el juego continúa.— Leandro se rio suavemente, sin prisa alguna. —Adivina quién será el próximo en tener problemas.—

Las pupilas de Evrie se contrajeron de golpe.

—Leandro, ¿estás loco? ¡Tu objetivo soy yo, no los demás!—

Leandro seguía riendo con ligereza. —¿Crees que porque trabajas para el gobierno no me atreveré a tocarte?—

—¿Y qué hay de Pablo? ¿Te importa?—

Boom——

La sangre en el cuerpo de Evrie se congeló de repente.

¿Iba a hacerle daño a Pablo?

Claro, entre las personas cercanas a ella, Valerio tenía un trasfondo familiar sólido, intocable para Leandro.

La única presa fácil que quedaba era Pablo.

Aunque Evrie ya se había desilusionado con Pablo, no podía permitir que Leandro lo amenazara sin razón.

Si no cuidaba de la seguridad de Pablo, después de él, ¿quién sería el próximo que usará para amenazarla?

¿Blanca?

Evrie apretó el teléfono con fuerza, palideciendo ligeramente por la presión.

—Leandro, eres un demonio.—

—Te doy tres días. Si en tres días no veo noticias de tu salida del país, tomaré la vida de Pablo.—

Tut tut tut——

La llamada se cortó, dejando solo un tono de ocupado.

Evrie se quedó inmóvil, temblando incontrolablemente.

—Buzz buzz buzz———

El teléfono volvió a vibrar.

Al mirar, vio que era una llamada del hospital.

—Señorita Evrie, su padre Pablo se ha recuperado y está listo para ser dado de alta hoy, necesitamos que un familiar venga al hospital para completar el trámite de alta.—

Evrie ajustó su respiración, intentando calmarse.copy right hot novel pub

—Entendido, iré enseguida.—

Evrie guardó el teléfono, pidió permiso a su supervisor y se dirigió al hospital.

Pablo acababa de vestirse y empacar sus cosas, sentado en la cama esperando el alta.

Evrie siguió al médico para completar el procedimiento y luego ayudó a Pablo a salir del hospital.

Pasando por el vestíbulo, se encontraron de frente con una figura delgada y atractiva.

Era Olivia.

Al verla, Evrie instintivamente quiso alejarse, pero Olivia la llamó.

—Señorita Evrie, un momento.—

Evrie se detuvo.

—¿Esto… su padre ha sido dado de alta?—

Olivia preguntó sabiendo la respuesta.

Evrie no tenía una relación pacífica con ella.

Sin embargo, Evrie asintió con cortesía. —Sí.—

—Entonces debe cuidarlo bien, no vaya a ser que ocurra otro accidente, sería una pérdida irreparable.—

Había algo más en las palabras de Olivia, que no sonaban tan agradables.

Evrie le miró fijamente.

Sus ojos se encontraron y hubo un intercambio de mensajes en el aire.

Su corazón se sintió pesado de repente.

¿Sabía Olivia algo?

¿Tenía algún trato con Leandro?

—Tú… ¿eres de la Familia Da Silva?—

Olivia levantó una ceja, mirando a Pablo con arrogancia.

—¿Me conoces?—

—No, no te conozco, no sé nada, Evi, vámonos rápido, si no, perderemos el autobús a casa.—

Pablo rápidamente apartó la vista y se llevó a Evrie con gran urgencia.

Evrie notó su comportamiento extraño.

Pero no lo demostró frente a Olivia, y se fue con Pablo.

Una vez fuera del hospital.

Evrie tomó un taxi y llevó a Pablo a la estación de autobuses.

—No, no hay nada, no preguntes más, llévame a casa rápido.—

Pablo se mostraba resistente, como si no quisiera hablar de nada relacionado con la Familia Da Silva.

El ánimo de Evrie se hundió.

Sabiendo que no sacaría nada de él, dejó de insistir.

Pero las preocupaciones en su mente eran pesadas.

Tres días.

Solo tenía tres días.

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