Receta para robarle el corazón al Dr. Farel novela completa -
Capítulo 328
Después de colgar el teléfono.
Leandro meditaba en su interior.
Había pensado que no volvería a su país en los próximos años.
No importaba lo que ocurriera, él no cruzaría la frontera.
La única razón que lo haría regresar sería Tomeo Rivera.
Leandro reflexionó un momento y le ordenó a un subordinado—Haz los arreglos que hagan falta, necesito volver. —
Su subordinado parecía preocupado—Señor Reyes, pero…—
—No hay peros, se busca fortuna en el peligro, y este viaje es imprescindible para mí. —
Leandro, inexpresivo, añadió—Pero hay que andarse con ojo con la Familia Da Silva, tienen dobles intenciones, y también con Farel, él probablemente quiera verme muerto ahora mismo. —
El subordinado asintió—Entiendo. —
—Solo que, esta vez la mercancía se ha mojado un poco más de lo normal, me temo que puede ser una trampa. —
Leandro sonrió levemente—He sobrevivido a tiros y balas tantas veces, no necesariamente esta vez se volteará el barco. Tomeo está a punto de morir, por eso debo recuperar personalmente lo que me debe. —
—Bien, tendremos todo listo para cooperar con el Señor Reyes en el país. —El subordinado hizo una reverencia respetuosa.
Leandro asintió y ordenó con voz serena—Prepara unas flores, voy a ir a la iglesia a rezarle a Dios. —
—Como diga. —
…
Evrie regresó a su apartamento.
Ya casi era de noche.
Quedaban dos días para empezar a trabajar, y Valerio le había dicho que descansara esos dos días. El séptimo día debería presentarse sin falta.
Él seguía yendo al hospital para cuidar a su madre.copy right hot novel pub
Según él, su madre mostraba nuevas reacciones cada día y despertaría en cualquier momento.
Esperaba ansiosamente cada día.
Mientras ingresaba la contraseña del apartamento.
La puerta del ascensor se abrió y se oyeron pasos acercarse lentamente.
Evrie, por instinto, giró la cabeza y vio a Farel vestido de negro, caminando tranquilo hacia ella.
Sus rasgos eran excepcionales, con un cuerpo esbelto y estilizado, una camisa blanca, una chaqueta negra y manos bien definidas que transmitían cierta sensación de abstinencia.
Evrie apartó la mirada y abrió la puerta.
Justo cuando intentaba entrar, la voz fresca y tranquila de Farel se escuchó desde atrás.
—¿Tan distante te has vuelto? ¿Ahora ni siquiera me saludas al verme? —
Evrie se detuvo y se giró, diciéndole con cortesía—Señor Haro, buenas noches. —
Su borrachera se le había pasado, su mente ya estaba clara.
Pasó de nuevo de llamarlo ‘Dr. Farel’ a llamarlo ‘Señor Haro’.
Farel sonrió levemente—¿Estás enojada, estás evitándome a propósito? —
Evrie frunció los labios—Supongo que sí. —
—Dime por qué.
—
Una y otra vez lo llamaba Señor Haro.
Qué distante sonaba.
Farel levantó la vista y la miró con un dejo de diversión—¿Estás celosa? —
—Aceptar la realidad. —Farel repitió en voz baja, mirándola—¿Recuerdas lo que me prometiste una vez? —
—¿Qué? —
—Un año, espérame un año, en ese tiempo no te enamores de nadie y no me dejes. —
Evrie se quedó paralizada, mirándolo de frente.
—¿Y si te casas, también debo esperar por ti? —
—¿Resignarte a qué? —
—A no casarme nunca. —
La cabeza de Evrie zumbó.
Todo sonaba ensordecedor.
¿Qué había dicho él?
¿Era el significado que ella entendía literalmente?
Farel se giró y con una mano ingresó la contraseña de la puerta de su apartamento. La última frase antes de entrar fue para ella.
—Pronto, llegaremos a la conclusión. —
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