Receta para robarle el corazón al Dr. Farel novela completa -
Capítulo 394
Capítulo 394
Evrie ni siquiera le lanzó una mirada.
-He venido a recoger mis cosas, no a pelearme por la casa.-
Desde que Óscar se endeudó por el juego.
Marcela, para juntar dinero, usó todos los ahorros de la familia y hasta hipotecó la casa.
El dinero se envió al Triángulo Norte y desapareció sin dejar rastro.
Cuando Óscar regresó sin poder pagar la deuda, el banco se quedó con la casa.
Se vio obligado a vivir de nuevo en la antigua casa de Pablo con su esposa e hijos.
Al escuchar a Evrie decir eso, Óscar se tranquilizó y caminó hacia la cuna con el biberón en la mano.
-Hija mía, papá te trajo tu leche.-
De reojo, Evrie vio que le faltaba un dedo y tenía una venda fina alrededor de la mano.
Lo perdió jugando.
Se lo merecía.
Con una mirada incómoda hacia Evrie y Farel, Pablo se frotó las manos.
-Pasen y siéntense, quédense a almorzar, yo cocinaré para ustedes.-
Evrie miró a Farel y negó con la cabeza.
-No hace falta, ve a buscar el registro de familia, todavía tengo que recoger algunas cosas.-
Esta casa ya no le pertenecía.
Ahora que se iba, quería llevarse todo lo que le pertenecía desde su infancia.
No tenía muchas cosas, solo algunos libros y cuadernos de dibujo que eran importantes.
Todo estaba tirado en un almacén polvoriento.
Preocupado, Pablo la advirtió -Está bien, pero… mantente alejada de tu madre, acaba de volver del hospital y no está bien mentalmente, si se pone loca, temo que te golpee.-
¿Acaso no había recibido suficientes golpes desde pequeña?
Evrie forzó una sonrisa y dijo -Lo sé.—
Marcela simplemente estaba sentada en la entrada del almacén sin moverse, perdida en sus pensamientos.
Evrie tiró de la manga de Farel y le dijo -Espérame aquí, volveré tan pronto como recoja mis cosas.-
Farel insistió -Te acompañaré.-
-No.- Dijo Evrie, -Es un lugar estrecho y sucio, yo puedo manejarlo sola.-
Farel quería insistir, pero el temperamento obstinado de ella volvió a aparecer.
Sin alternativa, se quedó esperando afuera.
Evrie pasó junto a Marcela y entró directamente.
Ninguna de las dos dijo una palabra.
Óscar, mientras daba el biberón, observaba a Farel.
-¿Estás saliendo con mi hermana?–
Farel se encontró con su mirada indagadora y respondió honestamente.
-Sí.-
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Capitulo 394
Óscar se mostró algo resentido -Evrie tiene suerte, pudo encontrar a su principe azul, nuestra familia es muy pobre y aun así te atreves a casarte con ella.
Farel respondió con calma -La pobreza de su familia no tiene nada que ver con ella.-
-¿Cómo no va a tener que ver? Ella es hija de mis padres, es parte de nuestra familia.
-Recuerdo que en la temporada de graduación del año pasado, Evrie pagó quinientos mil para cortar lazos con ustedes, si quieren volver a relacionarse, devuelvan el dinero.-
Oscar se quedó sin palabras.
Ahora era un pobre diablo sin un centavo,
En ese momento, Evrie salió con algunos libros y una pequeña caja de cartón en los brazos.
Dentro había certificados de honor de toda su vida, que nadie en su familia valoraba; todo le pertenecía a ella.
Justo entonces, Pablo también apareció.
Sostenía el registro de familia original y se la entregó a Evrie.
-Tómala, lo devuelves cuando termines los trámites.-
Esta vez fue directo al grano.
Evrie tomó el registro, la revisó para asegurarse de que estaba correcta y la guardó.
-Está bien.-
Justo cuando guardaba el documento, un grito agudo resonó detrás de ella.
-¡Ahhhh… Pablo, cabrón, arruinaste mi vida, te mataré…!
En el siguiente segundo, Marcela apareció con una silla en alto, abalanzándose como una loca.
Pablo palideció.
Mientras esquivaba, empujó a Evrie y le gritó a Óscar.
-¡Tu madre está teniendo otro ataque, rápido, tráeme una cuerda para atarla!
Evrie, tomada por sorpresa, fue de repente arrastrada por Farel, quien la protegió en sus brazos.
-Estafador, hijo de puta, viejo sinvergüenza, ¡nunca te dejaré en paz, ni siquiera en la muerte!
El patio se llenó de gritos y maldiciones estridentes, llamando la atención de Samia, quien salió de la habitación para ver qué sucedía.
Óscar ya se había acostumbrado a la situación, mientras abrazaba fuerte a Marcela por detrás, tomaba la cuerda que Pablo le pasaba y con habilidad empezó a atarla.
-Mamá, basta ya, estás haciendo el ridículo.-
Marcela, sin importarle nada, luchó por avanzar -¡Animales, todos son unos animales, te voy a matar!–
Pablo no pudo contenerse y gritó -¡Ya basta, Evi todavía está aquí, para quién haces este espectáculo, para ella?!–
Marcela, luchando, cayó al suelo.
Su rostro grisáceo se rozó contra el piso de cemento y al levantar la vista, su mirada se encontró con la de Evrie y se detuvo.
La tormenta en sus ojos se tornó en desolación y luego en un silencio mortal.
Luego se quedó inmóvil.
Al ver que Marcela finalmente se calmaba, Pablo instruyó a Óscar para que la encerraran directamente en el almacén.
Evrie simplemente se quedó parada, viendo todo ese caos.
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Capitulo 394
No sabía cómo sentirse.
Ni todas las palabras que conocía podían describirlo.
-Vámonos.-
Bajó la mirada y agarró la mano de Farel.
Al girarse, de repente vio algo peludo caído en el suelo de cemento, de color rosa y le resultó familiar.
Como impulsada por un fantasma, Evrie lo recogió.
Era un gorro que había usado cuando era niña, con un dibujo de un conejito, muy adorable.
Desde el accidente de Pablo, nunca lo había vuelto a usar.
Ese objeto también le pertenecía.
-No te lleves eso.- Samia interrumpió sus pensamientos.
Apuntó hacia Marcela y dijo -Ella ha estado jugando con ese gorro últimamente, cosiéndolo, remendándolo, lavándolo
y secándolo todos los días, sin este objeto, se vuelve loca con más frecuencia.-
Evrie se quedó callada un momento, con una sensación indescriptible en su corazón.
Sosteniendo el pequeño gorro, se dirigió hacia el almacén y lo arrojó adentro.
Marcela vio el gorro y se lanzó hacia él como si fuera dinero, lo recogió y se sentó en una esquina sacudiendo el polvo cuidadosamente.
Como si fuera un tesoro.
Evrie la observaba en silencio.
Sus ojos estaban tan tranquilos que no mostraban ninguna emoción.
Unos segundos después, de repente hizo una pregunta.
-¿Soy tu hija, verdad?—
Capítulo 395
Capítulo 395
Marcela detuvo sus movimientos.
El silencio se hizo presente, nadie hablaba.
Evrie esperó un momento.
Sin obtener respuésta, se dio la vuelta para irse.
En la puerta, Pablo le había traído una bolsa de cosas.
-Estas son todas tus frutas favoritas, acabo de recoger algunas, llévatelas para comer.-
-Papá, no tengo alimentos favoritos, solo tengo las sobras que me dejan.-
Evrie miró la comida en sus manos y esbozó una sonrisa amarga–Estas cosas siempre las dejaban para mí porque ustedes nunca las comían.-
-En realidad, nunca me gustaron.-
Pablo se quedó parado sin saber qué hacer.
Evrie no tomó nada, abrió la puerta y subió al carro.
No miró atrás.
Hasta que el Range Rover dio la vuelta y se alejó de Valle Dulce, el ánimo de Evrie seguía por los suelos.
Farel, manejando con una mano, sacó un yogur y un pastelito del compartimento oculto y se los puso en el regazo.
Evrie volvió en sí y lo miró sorprendida.
-Come, es lo que te gusta.-
Lo dijo de manera casual, ni siquiera la miró, solo se concentró en la carretera.
Evrie observó la comida en su regazo.
Su corazón se sentía ligeramente agrio.
Los ojos se calentaron y las lágrimas empezaron a caer.
Sus dedos temblaban al abrir la cajita del pastelito, tomó una cucharada y se la llevó a la boca.
Era dulce y sabroso.
El sabor del chocolate se mezclaba con las lágrimas saladas, todo ingresaba en su boca.
Evrie cerró los ojos y las lágrimas siguieron deslizándose.
-Lo siento, debiste verme en un mal momento.-
Farel pareció no preocuparse, con una voz alegre–He visto todo tipo de malos momentos tuyos, y además esta vez la vergüenza es de ellos, no tuya.-
Farel giró la cabeza para mirarla, con un tono de voz suave y poco común.
-Si te sientes mal, debes hablarlo, no guardarlo dentro, mantener malos sentimientos por mucho tiempo puede llevarte a enfermar.-
Evrie bajó la cabeza, con una voz baja.
-Ella está muriendo y aun así no puedo perdonarla.-
-Me siento tan insatisfecha.-
-¿Por qué tuvieron que tratarme así en aquel entonces…?–
-Si la persona que hubiera tomado el lugar de mi padre hubiera sido Óscar, ¿habrían hecho lo mismo?–
Farel extendió una mano y tomó la suya.
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