Farel casi no se dio la vuelta al oír los pasos apresurados.

El recién llegado ya estaba frente a él.

Con su rostro atractivo, ojos almendrados y, tras cuatro años, seguía con ese mismo cabello rizado y desordenado.

Valerio irrumpió empujándolo y protegió a Evrie detrás de él.

—Evi, ¿estás bien? ¿Por qué de repente te encuentras en el hospital? ¿Tiene algo que ver con este canalla? —

Evrie tosió con incomodidad —Llovió anoche, solo me he resentido de una vieja lesión, me trajeron al hospital para una inyección. —

Valerio la miró con sospecha —Entonces, ¿qué hace él aquí también? ¿Vino especialmente a fastidiarte? —

Había hablado con Rosana por la mañana y solo supo que Evrie había sido ingresada.

Sin perder tiempo, corrió al hospital y enseguida vio aquel viejo Range Rover en la entrada.

Sabía que ese viejo zorro estaría en la habitación de Evrie.

Evrie desvió la mirada —Mejor pregúntale a él. —

Valerio clavó su mirada intensa en Farel, como si quisiera atravesarlo.

Farel se mantuvo en su lugar, hablando con calma.

—Traer a mi exesposa al hospital y quedarme a cuidarla todo un día, no es algo tan horrendo. —

Valerio soltó una carcajada sarcástica, echándole una mirada —¿Ahora recuerdas que ella es tu exesposa? ¿Acaso no sabes cómo llegó a serlo? —

Farel le dijo con rostro adusto —Esa es una cuestión entre ella y yo, las personas ajenas a nosotros no tienen voz ni voto aquí. —

—¡Qué bien dicho! — Valerio señaló hacia Evrie y él, erguido con arrogancia, dijo —Ahora nosotros estamos juntos, tú eres el extraño, ¿entiendes? —

Avanzó unos pasos, enfrentándose a Farel —Nuestra Evi está aquí por una vieja lesión, tenemos quien la cuide, no necesitamos la intromisión de un extraño, especialmente uno… desagradable. —

Sus miradas se encontraron.

Chispas volaban en el aire.

Farel le habló con frialdad —Valerio, han pasado años sin que te haga caso, tu arrogancia ha crecido, ten cuidado de no caer en tu propia trampa, jugando con fuego te puedes quemar. —

—¿Esto es una broma? ¿Aún piensas en enviarme al Triángulo Norte? — Valerio arqueó una ceja —Esa región está en guerra ahora, hay muchos muertos y capturados, está limpio, manda a alguien y prueba.—

Farel —…—

Evrie —…—

Definitivamente, no podía quedarse callado.

Justo entonces, Pardo terminó de escribir una receta, la sacudió levemente y la dejó sobre la mesa mientras saludaba con tranquilidad.copy right hot novel pub

—Me preguntaba por qué se formó tanto alboroto, eres tú. —

Valerio, con sus ojos brillantes, reconoció al hombre de enfrente y se emocionó señalándolo.

—Usted… usted es el doctor Pardo que se retiró, he intentado contactarlo varias veces, su aprendiz insiste en que me ponga en lista de espera, y ya voy por el número cien. ¿Cuándo podría usted ver a mi madre para revisarle la pierna? —

Valerio estaba emocionado con su rauda sucesión de palabras.

Su madre había despertado hace dos años con la ayuda de especialistas.

Sin embargo, debido a años de postración, los músculos de sus piernas se habían atrofiado, y le costaba mucho caminar.

Valerio le había dedicado mucho esfuerzo a buscar soluciones.

Pardo guardó su pluma y le echó un vistazo a Farel, parecía querer arreglar algo.

Valerio le preguntó sorprendido —¿Ahora mismo? —

—Sí, justo ahora. —

Valerio miró la situación en la habitación, dudando si ir o no —Pero estoy ocupado…—

Valerio —…—

¿No sería posible que, con este hombre aquí, todo fuera menos tranquilizador?

Se resistió a irse, pero Evrie le dio un empujón.

—Las piernas de Nieve son más importantes, no debes perder esta oportunidad, , ve ahora. —

La atracción de un médico de tal calibre era irresistible.

Valerio no pudo negarse.

Miró a Farel y luego le susurró a Evrie.

—Espera aquí, volveré en una hora para recogerte. —

Evrie —… Ve y haz lo tuyo. —

—Recuerda nuestro lema: nunca mirar atrás, nunca ceder, ¡y nunca enamorarse! —

—Vamos a movernos…—

Antes de que terminaran de hablar, la Sra. Pardo salió de la habitación del hospital, llamando a Valerio con una familiaridad excesiva.

—Chico, carga esa caja y sígueme. —

—Ya voy, ya voy. —

Valerio, llevando el botiquín, corrió tras ella.

Finalmente, la habitación se quedó en silencio.

Sin la molestia de otra persona, la atmósfera entre los dos se volvió algo tranquila.

Farel tomó la iniciativa —Ya he terminado los trámites del alta, ¿quieres que te lleve a casa? —

Evrie ya lo había adivinado.

Después de algunos años sin verse, él parecía más astuto.

Nadie podía competir con él.

Ella levantó la manta, estaba lista para bajarse de la cama —Gracias, pero puedo ir por mi cuenta. —

Farel gritó hacia la puerta —Joan, ve a preparar el coche. —

Evrie le repitió —Ya te he dicho que no necesito que me lleves. —

En cuanto acabó de hablar, se sintió levantada en el aire, Farel la cargó en brazos y se dirigió hacia la salida.

—Eh…—

Evrie soltó un grito de sorpresa, ¡no esperaba que él actuara tan directamente!

Evrie—…—

¿Este hombre… estaba jugando con ella a propósito?

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