Evrie se quedó paralizada, sintiendo que toda su energía vital subía de golpe.

Se revolvió para liberarse, pero él la tenía presionada contra la cama con la fuerza de su torso, y sus muñecas fueron inmovilizadas en la almohada por sus manos.

—¡No te muevas!— le gruñó él, mordiendo sus labios con una fuerza que ocultaba ira.

Evrie abrió los ojos de par en par.

¡Este hombre se había vuelto loco!

¡Esto es una habitación de hospital!

Ella intentó, con desesperación, golpearlo con la pierna, pero Farel inmovilizó su rodilla, su voz ronca y algo fría le advirtió.

—Si te mueves, la herida se abrirá.—

Evrie lo miraba furiosa mientras jadeaba —¿Y tú me besas?—

—Si no te resistes, no pasará nada.— replicó Farel con una leve sonrisa, inclinándose para capturar sus labios nuevamente.

No le dejó ni un segundo para respirar, fue un asalto tan feroz que dejó a Evrie sin defensas.

Sus bocas se enfrentaron, él invadiendo sin piedad, y ella, sin poder liberarse, fue forzada a permanecer bajo él, soportando un beso que casi le cortaba la respiración.

Durante todo el tiempo, Evrie estuvo atenta al menor ruido del exterior, temiendo que alguien descubriera ese momento de debilidad.

Fue solo cuando sintió que le faltaba el aire, que su cabeza daba vueltas y su visión se nublaba, que Farel finalmente le concedió piedad.

Al terminar el beso, solo le quedaban fuerzas para respirar agitadamente, su pecho subía y bajaba y su rostro estaba tan rojo que parecía sangrar.

Los dedos de Farel, con los huesos bien definidos, se deslizaron por las sábanas y se detuvieron en alguna parte de su pierna. Se acercó a su oído y habló con una voz maliciosa que solo ellos dos podían escuchar.

—¿Ya no puedes más? Parece que la resistencia de la señorita Evrie no es tan grande después de todo.—

Evrie no dijo nada…

¿Acaso él era Escorpio? ¡Qué rencoroso!

Evrie apartó su mano con el rostro ardiente, sus orejas ya estaban rojas como tomates.

—El Dr. Farel nunca pierde, ¿verdad? Cobra venganza en el acto.—

Farel sonrió con ironía —Esto no es nada, niña.copy right hot novel pub

Cuando estés mejor, nos vamos a acertar cuentas.—

La última frase, “acertar cuentas”, la pronunció con rabia, como si quisiera devorarla entera.

Evrie frotó sus labios hinchados y se volteó para no mirarlo más.

Este hombre siempre tomaba caminos inesperados.

Si lo enfadabas, podría ser peligroso.

Ella ya no era desafiante ni respondona.

Cuando ella actuaba dócil y tierna, resultaba bastante encantadora.

Farel sintió un suave afecto y no pudo evitar pellizcarle la mejilla.

—Pórtate bien estos días.— Su voz era baja, con la ronquera del que acaba de besar.

Evrie levantó la vista —¿No he sido suficientemente buena?—

Evrie se giró ignorándolo.

Si ella era una gata disfrazada de conejo, ¿qué era él?

¡Un lobo con piel de oveja!

—Toc toc toc—

La puerta de la habitación se golpeó repentinamente, interrumpiendo la tensión entre ellos.

Farel corrió la cortina y dijo —Adelante.—

Un joven vestido de traje entró, parándose frente a Farel con respeto.

—Dr. Farel, el subdirector quiere hablar con usted, ¿podría ir un momento?—

Farel se detuvo un segundo, luego asintió.

—Mmm, ya voy.—

Miró a Evrie una última vez antes de salir de la habitación, seguido por el joven.

Evrie, apoyada en la cama, vio cómo sus figuras se alejaban, frunciendo ligeramente el ceño.

¿El subdirector?

Recordaba que la mujer que le gustaba a Farel era la hija del subdirector.

Esperaba que Farel no se viera afectado por sus problemas.

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