Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria por Joana Del Río -
Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria Capítulo 227
Capítulo 0227
Joaquín, con un lado de su rostro hundido en el suelo de piedras y lodo y el otro bajo el zapato de Marcelo, maldijo con los dientes apretados: -¡Hijo de puta! Si tienes las agallas, mátame ahora mismo. Si no, juro que me vengaré por esta pierna.
La expresión de Marcelo era indiferente, aparentando calma, pero en realidad ejercía más fuerza con su pie, hundiendo aún más a Joaquín en el suelo.
Marcelo había estado recopilando datos de pruebas tranquilamente cuando Joaquín intentó atacarlo por sorpresa.
Desafortunadamente para Joaquín, con una pierna rota, no era rival para Sánchez, quien lo había sometido fácilmente, pisoteándolo como si fuera basura.
En circunstancias normales, a plena luz del día y con la posibilidad de ser visto, el profesor Sánchez, dada su reputación, no se habría involucrado en una pelea.
Pero, ¿quién le mandó a Joaquín cruzarse en su camino?
Marcelo había estado de mal humor todo el día debido a la conversación que escuchó entre Morgan y Cira la noche anterior. Además, pensó que si no fuera por el secuestro y drogamiento de Cira por parte de Joaquín esa noche, ella no habría sido llevada por Morgan y nada habría pasado entre ellos.
-El culpable eres tú -dijo Marcelo, inclinándose y hablando en voz baja. -¿Qué gracia tendría matarte? Es mucho más interesante dejarte vivo, pero deseando estar muerto.
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Cira, en el coche y a cierta distancia, no podía escuchar lo que decía Marcelo, pero por su actitud y acciones, parecía una personal completamente diferente al Marcelo que ella conocía.
Recordó cuando Morgan le preguntó si sabía quién había roto la pierna de Joaquín.
Se volvió hacia Morgan: -¿La pierna de Joaquín fue…
Morgan la había llevado allí precisamente para que viera esa escena. Sin mucho interés en mirar, dijo con los ojos medio cerrados y de manera casual: -Fue Marcelo quien la rompió.
al
Morgan sabía que el profesor Sánchez no era una persona simple, especialmente después de la forma en que Marcelo había forzado conductor a hablar. La coincidencia en el tiempo de la lesión de Joaquín solo lo llevó a pensar en Marcelo.
Y también en Gerardo.
Por eso, la noche anterior, había ordenado a Luis traer a Joaquín para que se encontrara con Marcelo, sabiendo que surgiría un buen espectáculo.
Abrió los ojos y la miró: -¿No sientes como si siempre te hubieran engañado?
Cira apretó los labios.
Era típico de Morgan; en lugar de perder el tiempo hablando mil palabras, prefería que ella viera con sus propios ojos.
Las palabras podían ser discutidas, pero ver era creer.
Cira admitió que su percepción había sido actualizada.
El Marcelo que ella conocía no era así.
-El mejor hombre que crees conocer solo es una imagen que él
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proyecta. Nunca has conocido al verdadero, ¿cómo puedes hablar de lo mejor? -Morgan, con los ojos oscuros como la tinta, dijo. -Cira, dices que él no espera nada de ti. ¿Alguna vez has pensado que lo que no tiene precio a veces es lo más caro?
Cira respiraba en un ambiente con un frío aroma a madera.
Habló con voz firme: -Vámonos.
Morgan arqueó una ceja: -¿No quieres mirar más?
-Si no te vas, abre la puerta y déjame bajar. Puedo irme sola.
Morgan gruñó: -Vamos.
Helena arrancó el coche y se alejaron de Aldea de las Flores.
Cira solo podía pensar que la táctica de Morgan era realmente astuta.
Una imagen, unas pocas palabras, habían sido suficientes para sembrar la discordia entre ella y Marcelo.
No podía evitar preguntarse, ¿qué quería Marcelo de ella realmente? Él la había ayudado sin pedir nada a cambio, pero también había estado actuando y disfrazándose a su alrededor. No podía ser que no esperara nada a cambio, ¿verdad?
Mientras pensaba, se enojaba consigo misma por dudar de Marcel tan fácilmente por las palabras de Morgan.
Ese hombre era demasiado bueno en tácticas psicológicas.
Cira se serenó, decidida a no caer en su trampa.
Dijo con calma: -Las personas no son como las cartas de póker, no tienen solo dos lados. Mientras cumpla con su deber en la escuela y enseñe a los estudiantes, es un buen profesor.
-Él estuvo a mi lado en mis momentos más difíciles, no solo me ofreció trabajo para mantener mi ingreso, sino que también me
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brindó apoyo emocional, haciéndome sentir que no estaba sola. Eso ‘lo convierte en mi amigo.
-Puede que tenga otros motivos conmigo y que haya cosas que no me haya dicho, pero el hecho es que no he sufrido daño ni perdido nada por él, así que eso no afectará nuestra relación.
Morgan entrecerró los ojos; sus párpados eran delgados, dando a sus ojos una apariencia larga y fría.
Luego, con tono burlón, dijo: -Suena como un discurso.
Cira se enojó con sus palabras: -¡Tú!
De repente, Morgan agarró su mano no lesionada y la atrajo hacia él, alejándola de la puerta del coche.
Cira, tomada por sorpresa, se estrelló contra su pecho.
-Subes a mi coche y aún quieres mantener distancia. Eso es
interesante.
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