Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria por Joana Del Río
Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria Capítulo 255

Capítulo 0255

Morgan se detuvo por un momento antes de contestar la llamada.

La voz ansiosa de Keyla resonó desde el otro lado: -¡Señor Vega! ¡ Señor Vega! Estaba conduciendo y creo que, por accidente, choqué contra alguien. ¿Qué hago? ¿Qué hago?

Morgan frunció el ceño ligeramente: -¿Dónde estás?

-Estoy en… -ella dio su ubicación, con un sollozo en su voz. -Señor Vega, tengo mucho miedo, tengo mucho miedo…

Morgan cerró el grifo y dijo con voz grave: -No temas, ahora mismo voy para allá. 1

Salió del baño, se cambió de ropa, y antes de salir, echó un vistazo a la mujer en la cama, pero no se detuvo y se fue directamente.

El sonido de la puerta al cerrarse fue un poco fuerte, despertando

brevemente a Cira.

Ella sabía más o menos que Morgan había salido, pero estaba tan cansada que se volteó y volvió a dormirse.

El pensamiento antes de caer de nuevo en el sueño fue: que él haya salido, es realmente bueno.

Cira durmió hasta más de las nueve de la mañana del día siguiente.

Costa Bella este estaba desierta, Morgan aún no había regresado.

Después de lavarse y prepararse para irse, en ese momento, recibió una llamada de Morgan.

-En el escritorio de la oficina, el documento de arriba de todo, ábrelo y mira, ¿quién firmó al final? Aprovecha que hoy no tienes nada que hacer y trabaja en ese documento también, para que te vayas

adaptando a tu trabajo.

Cira respondió: -Señor Vega, ya me fui este esta mañana.

Mientras hablaba, se movía rápidamente y con ligereza hacia la

puerta.

Justo cuando su mano estaba a punto de girar el picaporte, del otro lado del teléfono vino una risa burlona de Morgan.

En el siguiente segundo, la puerta hizo un click y se bloqueó.

Cira se sorprendió, trató de girar el picaporte, pero ya no se podía

abrir.

La voz fría de Morgan, a través de la electricidad, destiló un tono de burla: -¿Creías que Costa Bella no tiene cámaras de seguridad?

Cira se quedó sin palabras.

Cira cambió de tema: -Señor Vega, todavía no soy empleada del Grupo Nube Celeste, no es conveniente que toque sus documentos.

-¿No escuchaste mis primeras palabras?

Adaptarse con antelación.

-Rápido.

Cira giró el picaporte unas cuantas veces más, Morgan, observándola desde la cámara de seguridad, le informó con frialdad: -Ya está bloqueado remotamente, hoy no podrás salir.

Cira respiró hondo y se dirigió hacia la oficina.

Al llegar a la puerta de la oficina, de repente se dio cuenta de algo y se detuvo bruscamente: -¿Estás diciendo que hay cámaras en la

sala de estar?

Él, despreocupadamente, confirmó con un Mmm.

Cira sintió que su cuerpo se iba entumeciendo gradualmente: -¿ Cada cuánto se sobrescriben los videos?

Si no se sobrescribían automáticamente, ¿no significaba que toda las veces en el comedor y el sofá fueron grabadas?

El aire que respiraba se volvía frío en sus pulmones, y recordó los días en que Morgan la había amenazado con fotos.

La reacción de Morgan a su pregunta se volvió gélida.

-Cira, tampoco me gusta compartir fotos íntimas, los videos se sobrescriben automáticamente cada 30 días, y aunque no se sobrescriban, no los enviaré, ¿de qué tienes miedo?

Cira podía creer que él no los enviaría, pero los usaría para chantajearla.

El hombre, como si pudiera leer la mente, soltó una risa sarcástica: Piensa bien, ¿alguna vez he usado fotos para chantajearte? Te he pedido que desayunes, que te quedes a trabajar, que te atiendas en el hospital, ¿no ha sido todo por tu bien?

¡Pero no solo eso!

También le había pedido que le ayudara a limpiarse el cuerpo.

Cira, incapaz de soportar su tergiversación de los hechos, replicó: -Si no hubiera pensado que tenías fotos, esa vez, no habría accedido.

-¿No disfrutaste ese día?

Cira replicó enérgicamente: -¡No!

Morgan alzó una ceja: -¿No?

Cira sintió que discutir con él por teléfono era ridículo.

endo sus emociones, entró, encontró el documento, se lo leyó

hasta la última página y le dijo el nombre a Morgan, quien le habló con voz lenta: -Termina el documento.

Luego colgó.

Tras colgar el teléfono, Morgan reflexionó por un momento, abrió la carpeta de videos de seguridad guardados automáticamente y revis algunos.

Cira, incapaz de salir, solo pudo sentarse a trabajar.

Al empezar a revisar el documento, se dio cuenta de que era con el Grupo García, el mismo de aquel magnate que la había deseado en el crucero comercial, Fermín García.

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