Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria por Joana Del Río -
Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria Capítulo 315
Capítulo 0315
Cira se sumió en un sueño profundo y no despertó hasta las siete de la mañana del día siguiente.
Se encontraba en una habitación de hospital para dos personas, separada de la cama contigua por una cortina. A pesar de la barrera, podía oír a los familiares del otro paciente intercambiando palabras de consuelo. En su lado, reinaba un silencio total.
Morgan ya se había ido.
No sabía a qué hora se fue, probablemente durante la noche anterior.
Cira nunca había esperado que el señor Vega se dignara a pasar la noche en el hospital para acompañarla.
El invierno en la ciudad de Xoán era fresco y claro. Una brisa matutina se colaba a través de una rendija de la ventana, acaricia suavemente la habitación. Su cama, situada junto a la ventana) enfriaba un poco y no pudo evitar acurrucarse bajo las mantas.
Cira aún se sentía un poco mareada y su cuerpo dolía por la fiebre que había disminuido.
Calculó el tiempo y supuso que Osiel ya debería estar despierto, así que tomó su teléfono y le llamó.
Como esperaba, él contestó rápidamente.
Cira tosió ligeramente antes de hablar: -Señor Sánchez, el asunto con la familia Lirio ya está resuelto desde anoche.
-¿Qué pasó?
Ella le informó detalladamente, omitiendo, por supuesto, su
encuentro con Morgan y Estela en casa de los Lirio.
-Fue un malentendido.
Osiel respondió: -Me alegro de que haya sido un malentendido. Tenemos que renovar nuestro contrato con la familia Lirio en el primer trimestre del próximo año. No dejes que este incidente cause problemas.
La voz de Cira sonaba un poco apagada: -Entendido, me encargaré
de ello.
Osiel frunció el ceño: -Lirio oído que has tosido varias veces. ¿No te
sientes bien?
Cira habló con voz ronca: -Tuve fiebre anoche.
Entonces descansa hoy.
-No es necesario, terminaré el tratamiento intravenoso esta mañana y podré salir del hospital. Tienes una reunión en línea con Grupo C&F esta tarde, estaré en la empresa con tiempo para prepararlo todo.
Solo se tomaría la mañana libre.
Cira, con su capacidad sin arrogancia, sabiendo cuándo avanzar y cuándo retroceder, y nunca permitiendo que asuntos personales interfieran en el trabajo, era exactamente el tipo de empleada que los jefes adoran.
Osiel asintió y colgó el teléfono.
Luego levantó la vista hacia su hermano menor al otro lado de la
mesa.
Tomó su café, dando un sorbo, mientras desayunaba preguntó: -La secretaria López tiene fiebre y está en el hospital recibiendo
tratamiento intravenoso. ¿Quieres ir a verla?
Marcelo se detuvo un momento, pero negó con la cabeza.
-Cuando trabaja, aunque se esfuerza, debe cuidar de sí misma. Dado que ha dicho que puede trabajar esta tarde, probablemente no sea nada serio. No quiero molestarla, para no causarle más problemas.
Esa actitud… Osiel adivinó de inmediato: -¿Le confesaste tus sentimientos a Cira y te rechazó? -de otro modo, no tendría esa actitud de no querer molestar.
Osiel conocía bien a este hermano suyo, meticuloso y considerado. Si no fuera porque fue rechazado, no se distanciaría voluntariamente para no hacer sentir incómoda a la otra persona.
Marcelo no respondió, solo continuó tomando su sopa en silencio.
El silencio era una confirmación.
Osiel frunció ligeramente el ceño: ¿Es por eso que decidiste ir a trabajar a La Capital?
Marcelo replicó: -Voy para mejorar a mí mismo. No tiene nada
ver con otras personas.
Osiel lo dejó claro: -Pero si Cira hubiera aceptado, no te habrías id
Por supuesto.
Pero la realidad era que él y Cira no estaban destinados a estar
juntos.
Marcelo a veces se preguntaba, si no hubiera ide a Ciudad Aguavilla, si no hubiera pasado todo eso allí, si su relación con Cira hubiera
continuado, ¿habría tenido un final diferente?
Lamentablemente, el mundo no está hecho de si.
Marcelo no quería seguir hablando de eso y cambió de tema, empujando sus gafas hacia arriba: Hoy me voy. Antes de irme, quiero hablar de algo con usted.
-¿Qué es?
-No te cases con Sofia Navarro.
Osiel se recostó en su silla, mirándolo con curiosidad.
Marcelo dijo con serenidad: -Lo que Sofia hizo en la fiesta de la familia Lirio hace unos días, estoy seguro de que usted también ha oído hablar de ello. Estar con una mujer tan maliciosa deshonra la posición de mi hermano. Hay muchas herederas distinguidas en la ciudad, puedes elegir a otra más adecuada.
Osiel entrecerró los ojos: -Rara vez te metes en mis asuntos. ¿Es porque Sofia no es digna de ser la matriarca de la familia Sánchez, o es porque casi hace quedar mal a Cira en la fiesta de los Lirio y estás tratando de defenderla?
Marcelo respondió impasible: -Cira ahora es la secretaria de la familia Sánchez. Si ella queda en ridiculo, es como si la familia Sánchez quedara en ridículo. Sofia no tiene conciencia de esto, carece de una visión general. Si la matriarca de la familia Sánchez e así, entonces la familia Sánchez se convertirá en el hazmerreír de
todos.
Osiel giró el anillo en su pulgar, un símbolo del patriarca de la familia
Sánchez.
Sin pensarlo mucho, asintió: -Sí.
Una palabra que desvaneció por completo los sueños de Sofia de casarse en la familia Sánchez.
Marcelo sonrió ligeramente y volvió a tomar la cuchara: -Puede que me encuentre con Lidia en La Capital. ¿Hay algo que quiera que le diga?
Osiel respondió fríamente: -¿Quién es Lidia?
Marcelo no preguntó más.
Úna mujer que había amado a Osiel durante tantos años, dispuesta a pasar de ser una flor de fénix en la rama a una maleza al lado del camino, en los ojos de Osiel, era como una gota de agua en la mesa,
que tras ser limpiada, desaparece sin dejar rastro, incluso él no la conocía más.
La crueldad de un hombre no tiene límites.
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