Recuperando a mi multimillonaria esposa -
Capítulo 28
Capítulo 28: Paredes con Oídos
De repente, me reí de mí misma. En este momento, estaba pensando en dar marcha atrás, pero ellos ya habían comenzado a transferir los activos. ¿Cómo había llegado a tener tantas ideas. tontas en mi cabeza? Ni yo misma lo sabía.
Era una tonta, Ivanna tenía razón. Hernán estaba a punto de venderme, y aquí yo estaba, hablando bien de él. Ahora mismo, ni siquiera sabia quién era esa mujer ni cuán astuto era Hernán
A decir verdad, quién era esa mujer ya no era tan importante para mí. Era solo una curiosidad. La mayoría de las personas que enfrentan este tipo de situaciones se obsesionan con quién les ganó. Pero, independientemente de quién fuera, el resultado sería el mismo: perdi.
Le dije directamente a Ivanna: Lo que más quiero saber es dónde está el dinero.
-Eso ya está en proceso de investigación, ¡no te preocupes! -Ivanna me aseguró con
confianza.
Después de nuestra conversación, volvi a la oficina. Tenía que idear una estrategia paral recuperar la compañía que había construido con tanto esfuerzo. Mi único deseo en este momento era desenmascarar a Hernán por lo que realmente era.
Ahora estaba en la oficina, sin nadie pendiente de cuándo salía o volvía. Era la dueña, eso era
indiscutible.
Se acercaba la hora del almuerzo, todos esperaban a que fuera el momento adecuado para ir a almorzar. En ese momento, nos estábamos reuniendo para charlar.
También quería preguntarle a Hernán qué comió al mediodía. Me dirigí a su oficina de inmediato. La secretaria de la puerta no estaba, la puerta estaba entreabierta y se ofan voces desde adentro. Parecía que Hernán estaba en su oficina.
Justo cuando estaba a punto de levantar la mano para empujar la puerta, escuché la voz de Victor desde adentro.
-Por supuesto, puede estar tranquilo. Los documentos que le mostré fueron preparados según sus instrucciones, jefe Cintas. Es realmente impresionante cómo lo hizo. Aunque en realidad, la señora no parece estar muy interesada. No pasa mucho tiempo en la empresa. En mi opinión, ella hace acto de presencia, pero usted es quien realmente supervisa todo–dijo Victor, y luego se rio con sarcasmo También he manejado la ubicación del dinero, tal como
me instruyó.
Mi corazón se aceleró de repente y me escondí rápidamente, evitando que me vieran desde adentro. Era evidente que estaban hablando de mí.
-Luego debes asegurarte de que el departamento de finanzas siga el mismo discurso. No
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últimamente y me está desafiando constantemente.
-Puedes estar tranquilo con finanzas. Las cuentas están bien separadas y también hablé con los proveedores. No te preocupes. Si es necesario, más adelante podemos decir que el proyecto tuvo problemas y perdimos dinero. No es gran cosa. En ese momento, simplemente coopera y actúa apenado. ¿Qué más puede hacer ella? Lleva años sin trabajar, incluso si investiga, será difícil. dijo Victor con confianza. ↑
Me enojé tanto que las uñas se me clavaron en la palma de la mano. No podía creer que Victor
fuera tan traicionero.
-Precaución es precaución. Aún no he decidido cuál será el siguiente paso… -las palabras de Hemán se detuvieron a la mitad, pero incluso sin terminar su frase, supe a que se referia.
-Oh, jefe Cintas, entonces… ¿y el otro lado?
-No puedo aparecer en persona. Mantente al tanto. Ninguna de ellas es precisamente inocente. Ambas son difíciles de manejar–murmuró Hernán con voz baja. Luego suspiró pesadamente. Bueno, puedes irte ahora.
Me apresuré a alejarme de esa zona peligrosa.
De vuelta en mi oficina, mi corazón seguia latiendo descontrolado. Me calmé y tomé el móvil para llamar a Hernán internamente. Con voz tranquila, le pregunté: -Mi amor, ¿qué te gustaria almorzar?
-¿Estás en tu oficina?
-su voz sono suave. ¿Qué te parece si salimos a almorzar juntos en
el restaurante?
-¡Está bien! -acepté de inmediato. Voy a verte.
En el pasillo, me encontré cara a cara con Victor. Se sorprendió, claramente pensaba que no estaba en la oficina.Sen… señora.
Sonreí maliciosamente y bromeé: -¿Qué pasa? ¿Te sientes culpable? ¿Nervioso por algo?
-¿Qué? ¡No! -se apresuro a negar-. ¡Pensé que no estabas en la oficina!
-Acabo de regresar le dijo en serio-. Voy a almorzar con el jefe Cintas. ¿Te unes?
-Yo… no quiero ser el tercer en discordia. Ustedes son una pareja amorosa. No quiero incomodar. —dijo Victor aduladoramente, pareciendo un auténtico siervo.
Fuimos a un restaurante de comida mexicana en la calle de enfrente del edificio. Era uno de mis lugares favoritos.
Mientras esperábamos la comida, Hernán me preguntó: -¿Qué hiciste esta mañana?
-Fui a ver casas. -respondí seriamente. Luego, de repente, le pregunté: -Mi amor, ¿cuándo
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