Recuperando a mi multimillonaria esposa -
Capítulo 47
Capítulo 47: Soportando la Humillación
La sorpresa me embargó, apreté fuertemente mi mano y observé la figura que ya se alejaba de Patricio, luego guardé la nota en el pequeño bolso que sostenía.
Cuando finalmente nos retiramos, fui la primera en subir al coche. Hernán aún charlaba animadamente con algunos directivos de empresas de desarrollo. Rápidamente saqué el papel de mi bolso, no sé por qué, pero mis manos temblaban un poco.
En el papel, se encontraba un número de teléfono escrito a mano con trazos firmes y un nombre, Patricio Alvarez.
Resulta que lo que me dio era su forma de contacto.
Una sonrisa de alivio se dibujó en mi rostro, rápidamente guardé la nota en el compartimento. del bolso. También me mantuve alerta por si Hernán intentaba revisar mis cosas sin que yo me diera cuenta.
En el camino de regreso, Hernán seguía muy emocionado, comentando y analizando a las personas en la fiesta.
En mi interior, murmuré una maldición contra ese hombre despreciable.
Lo que él decía no me interesaba en absoluto. En mi mente, planeaba cómo volver a ver a Patricio y averiguar más sobre la empresa Boreal.
Siempre pensaba en que debía encontrar una nueva dirección para enfocar mis energías. Hernán podía trasladar sus activos, ¿por qué yo no podía mover mi negocio?
Aunque la Corporación ConstruMateria fue fundada por mí, he estado ausente por demasiado tiempo. Ya se notaba la influencia de Hernán, que carecía de la grandeza y honestidad
necesarias.
Esta idea surgió como un deseo intenso después de asistir a la fiesta hoy. Si pude hacerlo en el pasado, también pude hacerlo ahora. A partir de hoy, debía empezar a planificar mi futuro.
Al llegar a casa, rápidamente me quité los tacones y fui a ducharme. No me imaginaba que aún no había terminado cuando Hernán entró completamente desnudo, lo que me dejó petrificada.
-¡Ay! ¡Hernán, ¿qué estás haciendo?! ¡Sal, aún no he terminado de bañarme!– Instintivamente, cubrí mis partes más íntimas con las manos, intentando sacarlo.
Él, sin embargo, con una sonrisa traviesa, impulsado quizás por el alcohol, se lanzó hacia mí y me dijo: -Mi amor, ¿hace mucho que no tenemos intimidad? ¿Por qué ahora estás tan tímida? ¿Hmm?
Sin importar lo que dijera, me atrajo hacia su regazo con avaricia y pasión.
+15 BONUS
Estaba a punto de vomitar, desesperadamente tratando de apartarlo. Tal vez mi actitud decidida lo enfureció, y de repente, abandonó su habitual ternura para levantarme violentamente, cubriéndome de gel de baño. Estaba en una posición de desventaja, inca, az de resistir.
Tal vez era nerviosismo, asco, o simplemente la falta de precaución. Podría ser también porque había pasado mucho tiempo desde la última vez que había tenido intimidad. Me invadió una sensación de desesperación, como si quisiera morir. Él, por su parte, parecía no importarle en absoluto cómo me sentia. No había rastro de delicadeza o consideración…
No tenía idea de en qué estado de ánimo se encontraba Hernán hoy. Podría ser por el alcohol, mi resistencia anterior o tal vez había visto mi comportamiento en la fiesta. Conocía a Hernán, su mente era estrecha y, en este momento, actuaba como un loco.
Miré fijamente el techo oscilante, las lágrimas fluían sin cesar. Juré venganza contra él, con determinación absoluta.
Después de no sé cuánto tiempo, comenzó a hablar palabras apasionadas y, como un cerdo, se quedó dormido. ¿A quién estaba pensando en su mente en ese momento?
De todos modos, esto no tenía nada que ver con la forma en que solía tratarme.
Si no fuera por mi hija, creo que lo habría matado.
Me levanté y corrí al baño. Al ver las marcas en mi cuerpo en el espejo, vomité una y otra vez, limpiándome sin parar. Me repetí una y otra vez en mi mente que tenía que acelerar mi plan para alejarme de él.
Me consolé, recordándome a mí misma que debía soportar la humillación por el bien de mi hija y nuestro futuro. Pasé una hora entera en la ducha, tratando de calmar mis emociones, y finalmente, me fui a dormir en la habitación de mi hija.
Pero al despertar, descubrí que Hernán también estaba junto a mi. Me miraba con una expresión evaluadora, y no sabía en qué estaba pensando.
Cuando me vio despertar, sonrió de manera lasciva y
tojo:-Mi amor, lo siento. ¿Fui
demasiado apasionado anoche? Te extrañaba tanto.
Hernán terminó sus palabras y subió sobre mi con fuerza, presionándome con determinación. Dijo: Mi amor… aún quiero más.
Sentí como si mi esqueleto entero se estuviera desmoronando bajo su peso, pero no resistí. Con voz débil y aparentando indiferencia, le respondi: -Haz lo que quieras, ¿por qué no intentamos tener otro bebé?
Mientras decía esas palabras, me sentí asqueada como nunca antes, pero estaba segura de que eso era lo que más temía escuchar de mí.
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Hernán se detuvo de inmediato y apoyó sus brazos a ambos lados de mi cuerpo, mirándomet con una expresión complicada. Después de un largo silencio, me preguntó: -¿Hablas en serio?
Asenti con fingida determinación y le respondí: -Sí, he estado pensando en eso durante mucho tiempo. Ahora es el momento perfecto.
Sin saber lo que pasaba por su mente, se dejó caer de repente, abrazándome fuertemente. Enterró su cabeza en el hueco de mi cuello sin decir una palabra. Sentí la calidez y humedad en
mi cuello…
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