Secreto de amor novela por ursula suarez -
Capítulo 104
Capítulo 104 Era la mujer que quería conquistar
El hombre se quedó atónito por un instante cuando vio a Victoria. «Es demasiado hermosa, pero no la conozco». La mujer de mayor edad a su lado también entrecerró los ojos cuando vio a Victoria y la examinó con cuidado.
-¿Quién es ella? ¿Te acostaste con otra a mis espaldas?!
El hombre se apresuró a explicar:
-¡No, Juana! No sé por qué me habla. ¡Ni siquiera la conozco! ¡O–oye! ¿Quién demonios eres?
En realidad, era un hombre temperamental; sin embargo, por mucho que quisiera enfadarse con Victoria por acercarse de repente y hablarle, no tuvo el corazón para hacerlo, debido a lo sorprendentemente hermosa que era.
-¿Acaso importa si me conoces o no? -Lo miró con desdén-. Lo que importa es lo que dijiste. Afirmas amarla, pero tienes un hijo con otra mujer. ¿Crees que eres justo con alguna de las personas involucradas en esto?
El hombre se sonrojó al escucharla.
-¿E–en qué te involucra?
A diferencia de él, la mujer a su lado permaneció en silencio al mismo tiempo que su expresión se tornaba sombría. Victoria sonrió con suficiencia.
-Es solo que no soporto tu pretensiosa muestra de afecto.
-¿Cómo te atreves? ¡No creas que no te daré una golpiza solo porque eres hermosa!
Quizás provocado por sus palabras, de pronto, el hombre levantó la mano hacia Victoria porque quería intimidarla. A pesar de que no tenía la intención de golpearla, alguien lo sujetó con fuerza en el instante que levantó la mano.
-¿Quién d*monios me está tocando?!
El hombre levantó la mirada y se encontró con un par de ojos oscuros y profundos detrás de unos anteojos. A pesar de que tenía los ojos ocultos, emanaban un profundo desdén que provocaba escalofrios. Con un leve giro de la mano, el hombre gritó de forma agónica mientras el sudor le corría por la frente. Bautista solo lo soltó cuando lo vio sufrir. Luego, sacó un pañuelo del bolsillo para limpiarse los dedos con delicadeza mientras arqueaba una ceja y decia:
-Esto es lo que obtienes por querer ponerle una mano encima a una mujer. -Después de limpiarse las manos, tiró el pañuelo en un cesto de basura cerca-. Vamos -Su voz fue más gentil cuando le habló a Victoria.
Ella jamás lo había visto comportarse de esa manera antes, por lo que asintió por instinto y tarareó en respuesta. Ambos se fueron juntos del restaurante. A pesar de la distancia, alcanzaban a
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escuchar al hombre alto y delgado que les lanzaba insultos vulgares. No fue hasta que su voz quedó silenciada por el bullicio del tráfico que al fin pudieron encontrar un respiro. Cuando el viento frío sopló, Victoria comenzó a recobrar los sentidos.
-Lamento haberte causado problemas.
Bautista rio por lo bajo al escuchar la disculpa. No pudo resistir el impulso de extender la mano y frotarle la nuca mientras la observaba culparse a sí misma. Desafortunadamente para él, Victoria se apartó de manera instintiva, por lo que esquivó su tacto antes de que pudiera tocarla y a Bautista le quedaron los dedos en el aire por un momento. Su mirada se ensombreció, pero se apresuro a recobrar la compostura y enseguida retiró la mano, Pronto, recobró su temperamento relajado y amable.
-No es nada.
Ella se sintió algo incómoda por lo que Bautista intentó hacer. Al parecer, todavía hacía de
manera inconsciente lo que acostumbraba cuando eran niños. Pero ¿ha considerado el hecho de
비뼈
que ya no somos niños?». Al pensar en él arrojando de manera casual el pañuelo después de limpiarse las manos, no pudo evitar preguntar:
-¿Acaso desarrollaste un trastorno obsesivo–compulsivo después de estar cinco años en el extranjero?
Solo se habian tocado un poco las manos a través de una capa de ropa, pero Bautista sacó un pañuelo de inmediato para limpiarse. No solo eso, sino que también desechó el pañuelo. El hizo una breve pausa cuando la escuchó y tomó de repente la muñeca de Victoria. A pesar de que ella no detestaba a Bautista, el contacto fisico la avergonzaba. Intentó retirar la mano por instinto, pero el hombre la soltó mientras se encogia de hombros.
-¿Crees que tengo un TOC?
-Hizo eso para probar que no lo tiene, ¿eh? Parece que su personalidad ha cambiado por completo después de vivir cinco años en el extranjero».
-Solo pensé que me ensuciaría la mano al tocarlo, puesto que está involucrado con dos mujeres -agregó en tono tranquilo.
La mirada de Victoria se ensombreció un poco tras escucharlo y volvió a pensar en Alejandro. Al ver que ella se había quedado en silencio, Bautista suspiró y continuó:
-No sé si te estoy contando demasiado, pero todos en nuestro circulo siempre han sabido sobre la relación de Alejandro y Claudia. En cuanto a tu matrimonio con él… -Hizo una pausa a mitad de la frase-. No estoy seguro de qué sucede entre ustedes dos con exactitud, pero parece que no te gusta esta clase de relación. Si te está causando dolor, será mejor que la termines pronto.
A pesar de que Victoria conocía a Bautista desde que eran niños, siempre hubo cierta distancia entre ellos. No quería compartir demasiado sobre su vida con él; por lo tanto, se limitó a sonreír y asintió ante su consejo.
-De acuerdo, entiendo.
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Bautista dejó el asunto de lado y no siguió hablando al respecto.
-¿En verdad no quieres que te lleve de regreso?
-No. Puedes irte.
-Está bien. Esperaré contigo aqui hasta que te subas al auto.
Victoria aceptó, dado que dudaba en rechazar su oferta. Cuando su auto llegó y estuvo a punto de subirse, de repente, Bautista sacó su teléfono y abrió un código QR. Ella le dio un vistazo y vio lo
que era.
-¿No ibas a transferirme dinero? -le preguntó.
Victoria volvió a la realidad cuando escuchó lo que el hombre dijo. Se apresuró a sacar su teléfono para escanear el código, solo para que se tratara de un código QR para agregar un contacto a WhatsApp. Bautista la miró con dulzura.
-Intercambiemos números antes de transferir el dinero.
A pesar de que ella se mostró reacia, al final, accedió. Después de agregarlo a sus contactos, se subió al auto y se marchó poco después. Una vez que Bautista la agregó a WhatsApp, se quedó de pie al costado de la carretera y observó el auto desaparecer a la distancia. En lugar de irse de inmediato, abrió el estado de WhatsApp de la mujer y lo revisó con cuidado. Solo recordó algo después de que terminó.
-Investiga las actividades recientes de Victoria y su paradero ordenó después de llamar a su asistente. Si. Investiga dónde ha estado y enviame la información recopilada.
Después de cortar, miró de manera sombría en dirección al auto que se había ido. La relación de Victoria con Alejandro no era habitual, pero lo más extraño eran sus hábitos alimenticios. Él la había visto cinco veces y tres de esas veces la vio disfrutando de bebidas, al parecer, sin pérdida de apetito. Sin embargo, la mujer parecía tenerles miedo a las comidas grasosas. Ese comportamiento le recordaba a su joven madrastra que se escondia y lo evitaba porque tenía miedo de que la lastimara durante su embarazo. A pesar de eso, la mujer no podía ocultar sus hábitos alimenticios.
Bautista no quería sospechar de Victoria. Era solo que sus experiencias pasadas lo llevaron a pensar de esa manera cuando la vio comportarse de esa forma. Además, era ella a quien queria conquistar. Como era la mujer en la que se había fijado y no la dejaria ir tan fácil, era lógico que quisiera saber todo de ella. De hecho, después de vivir cinco años de dificultades en el extranjero, Bautista deseaba tener un control absoluto de lo que quería. Jamás se rendiría ante nadie. El incidente cuando la perdió al irse cinco años al exterior y que ella se convirtiera en la esposa de otro hombre no volvería a suceder.
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Capítulo 105 ¿No te gusta ella en absoluto?
Esa noche, Victoria y Alejandro le transmitieron a Griselda el mensaje de Benedicto. La anciana tenía un buen estado de ánimo durante el tiempo que permaneció en la casa. Su aspecto era más saludable que cuando se encontraba en el asilo y también estaba mucho más animada. Al ver que ambos iban juntos a hablarle de eso, asintió alegremente, sin miedo.
-¿Un examen mañana? Claro, no hay problema.
Griselda se encontraba de buen humor en ese momento. Seguro estaba disfrutando del bullicioso ambiente de afuera, por eso queria terminar con lo de la cirugia lo antes posible y recuperarse pronto. Victoria, por su parte, se sintió aliviada al oirlo.
-Pareces contenta, abuela.
-Lo estoy. -Griselda le tomó la mano, suspiró y habló-: Pensé que me quedaría en el asilo para siempre. Sin embargo, no me arrepiento; aunque muera en la mesa de operaciones volvería a salir y disfrutar la vida antes de la cirugia.
Victoria se alegró en un principio por las palabras de Griselda, pero enseguida palideció al oir esa última frase.
-De qué estás hablando, abuela…
Sin embargo, no había ni un atisbo de tristeza en los ojos de Griselda. Entonces, miró a Alejandro y le hizo un gesto para que se acercara. El dio un paso adelante con una expresión seria.
-No digas algo tan fatídico, abuela. La cirugía será un éxito y podrás salir más.
-No me estoy trayendo mala suerte. Por supuesto, espero que la cirugia salga bien, pero los accidentes ocurren.
La expresión de Alejandro se tornó sombría. -No sucederá nada malo insistió.
-De acuerdo, de acuerdo. -Griselda sonrió y comentó-: De todos modos, si me ocurre algo, ambos deben llevar una buena vida. No estén tristes por mi y no se peleen. Ale, tú eres el hombre en esta relación, deberías ser más considerado con Victoria. Las mujeres deben enfrentarse a los mayores obstáculos. ¿Me entiendes?
¡Plaf! De forma inesperada, Victoria comenzó a llorar. Como estaba apoyada al lado de Griselda, las cálidas lágrimas cayeron en la mano de la anciana.
-Victoria…
La gran señora se quedó pasmada mirándola.
-Abuela… La joven apretó el rostro contra la mano de Griselda mientras la abrazaba con fuerza. Por favor, no digas palabras tan desalentadoras. La cirugia será un éxito y podrás seguir disfrutando de la belleza del mundo. Además, Alejandro y yo discutimos mucho. Necesitamos
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que
medies, así que, por favor, no dejes que te suceda nada, ¿de acuerdo? –Tenía los ojos llorosos.
Al principio, Griselda solo contemplaba las posibilidades. De hecho, últimamente tenía un estado de ánimo saludable. Antes se arrepentia de algunos asuntos, pero en esos momentos se daba cuenta de que no tenía mucho de qué arrepentirse. Estaba tranquila cuando dijo aquello. Nadie quería morir antes de tiempo, pero si la muerte era inevitable, Griselda la aceptaría con el corazón en paz. En definitiva, la muerte no era tan aterradora. Sin embargo, nunca pensó que sus palabras harían llorar a Victoria de una manera desconsolada.
Griselda siempre supo que los sentimientos de la joven hacia ella no eran el afecto habitual que alguien tendría por su abuela politica. Victoria creció apegada a ella y siempre confiaba en la anciana. Poco a poco, notó que la muchacha tenia un sentimiento especial hacia ella. Solo después de averiguar se enteró de que Victoria habia crecido sin su madre. Entonces, la anciana se dio cuenta de una posibilidad: la joven podría haberla considerado una mujer mayor a la que podia confiarle sus emociones. Fue ese día cuando Griselda se dio cuenta de lo profundos que eran los sentimientos de Victoria hacia ella.
-Abuela… —Empezó a sollozar, dado que Griselda no le contestó.
-Está bien, está bien. -Se apresuró a persuadirla. Sintió mucha ternura mientras murmuraba-: Ya no diré más esto. Deja de llorar, ¿si?
Por consiguiente, Griselda terminó siendo la que seguía consolando a Victoria. Le costó bastante poder calmarla. Después se dispuso contenta a ir a la habitación a dormir tras decirle a la joven pareja que volvería a estar allí a la mañana siguiente.
-Muy bien. -Le palmeó a Victoria la nuca-. Buenas noches, querida. Es hora de que descanses.
Cuando Victoria se marchó, Griselda le lanzó una mirada penetrante a Alejandro.
-¿Has discutido mucho con ella estos dias?
-Ella solo se burlaba de ti. ¿Le creíste? -explicó tras hacer una pequeña pausa.
-¿Crees que como soy anciana no puedo darme cuenta del asunto entre ustedes?
Alejandro se limitó a preguntar con calma:
-¿De qué asunto estás hablando?
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-¡Buf! Tú deberías saberlo. Como él no decía nada, preguntó de nuevo-: ¿Es por Claudia?
Para sorpresa de Alejandro, la abuela había acertado con lo que dijo, lo que provocó un notable cambio en su expresión.
-Claudia ocupa un lugar especial en tu corazón porque te salvó la vida. -En cuanto Griselda vio que movía los labios como si quisiera negarlo, continuo- No te apresures a decir que no. Tengo la capacidad de darme cuenta. Solias tener muy buena relación con Victoria, pero estos dias te has encontrado con un problema tras otro, ¿verdad? Debe haber una razon para eso. Al principio pensé que era una discusión simple entre ustedes, pero cambie de opinion cuando vi a Claudia
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aquel dia. —En ese momento hizo una pausa de manera deliberada y se tomó su tiempo antes de volver a hablar-: Claudia estuvo aqui por ti la noche que volvimos del asilo, estoy en lo cierto? -Alejandro no respondió. Después de todo, las mujeres que formaban parte de la familia Calire no eran crédulas. Griselda suspiró al notar el silencio de su nieto-. Justo lo que pensaba, ¿Ella espera algo más de ti solo porque te salvó la vida? Debe estar delirando.
Alejandro frunció el ceño y defendió a Claudia de forma instintiva.
-No lo está, abuela.
Al oír eso, Griselda, que hasta ese momento había mantenido una expresión tranquila, no pudo evitar cambiar su expresión mientras su tono se tornaba más severo.
-Entonces, ¿eres tú el que tiene ilusiones? -Alejandro no dijo nada al respecto-. ¿Te das cuenta de tu situación actual? Eres un hombre casado, sin embargo, estás involucrado con otra mujer. ¿Cómo crees que se siente Victoria?
Alejandro apretó los labios en una linea recta y guardó silencio. La mirada de Griselda se tornaba más feroz cuanto más lo miraba. Aquella aura y aquella mirada no eran propias de una persona mayor y mucho menos de alguien que estaba a punto de someterse a una cirugia.
-Dime con sinceridad, Alejandro. ¿No te gusta Victoria en absoluto? -le preguntó.
El se quedó paralizado al oír aquello. -¿Que si me gusta?–. Había un atisbo de confusión en su mirada. Dicho eso, ¿cómo la astuta mujer podía no discernir las emociones en los ojos de su nieto? Pero en el momento en que comprendió lo que él sentia, se enfadó tanto que apenas podía hablar. No obstante, inmediatamente después, pensó en algo que hizo que su enfado desapareciera. Griselda lo vio crecer.
ella.
La principal razón por la que le gustaba tener a Victoria como nieta politica era, en definitiva, por el propio Alejandro. Ella no habría contemplado la idea de que ellos estuvieran juntos si no hubiera visto lo bien que su nieto trataba a la muchacha o lo mucho que se preocupaba por Al fin y al cabo, Victoria era una joven excepcional. Si iba a casarse, deberia hacerlo con alguien a quien amara de verdad y correspondiera a sus sentimientos. Griselda volvió a suspirar al
pensar
en eso.
-Han pasado tantos años, Alejandro. No me digas que aún no sabes lo que quieres.
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