Secreto de amor novela por ursula suarez -
Capítulo 79
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Capítulo 79 Rencor
Aunque Bautista se había preparado, no esperaba que Alejandro lo golpeara; el hombre no vio quién era la víctima mientras cubría a Victoria y le daba la espalda. La joven no dijo nada por la manera amenazante en que él la miraba, como si la estuviera cuestionando por no haberlo alejado. Bautista hizo un sonido con la lengua, se limpió la sangre y lo miró.
-¿Este es mi regalo de bienvenida? No creo que sea apropiado, Alejandro.
La voz familiar alteró al hombre y solo en ese momento dejó de observarla para mirarlo; no pudo evitar avergonzarse y le tomo un momento para recomponerse.
-Has regresado -dijo con indiferencia.
-Parece que no estás feliz de verme -respondió al mismo tiempo que sacaba un pañuelo para limpiarse la sangre.
-¿Qué estabas haciendo? -preguntó mientras lo miraba de manera acusatoria.
-Le estaba diciendo a Victoria si quería ver cómo reaccionabas cuando la abrazaba contestó con indiferencia mientras sonreía.
El hombre no dijo nada y su aura era aún más sombría. «Así que era para ver cómo reaccionaba; creí que Bautista estaba enamorado de…..
-¡Chist! No esperaba que fueras tan violento -dijo con una ceja levantada.
El hombre tosió incómodo y no respondió; sujetaba la mano de Victoria mientras conversaba con Bautista.
-¿Cuándo regresaste? ¿Por qué no me dijiste?
-Tomé un vuelo en la mañana y llegué al mediodía -respondió mientras los observaba tomados de la mano.
Al escucharlo, la joven recordó el vehículo negro que había en la compañía y la mirada abrasadora de esa tarde; mientras estaba sumida en sus pensamientos, ambos se miraron a los ojos. Alejandro no se dio cuenta porque solo le miraba la mano y creía que la piel era muy suave. Ya casi no estaban mucho tiempo juntos y no tenía oportunidad de tomarle la mano, pero, en ese momento, se dio cuenta del placer que había estado perdiéndose. Luego, entrelazó los dedos con los de ella, lo que provocó que Victoria frunciera el ceño.
-Ya es tarde y no tenemos tiempo para una fiesta de bienvenida. ¿Qué te parece mañana?
-Claro. Recuerda llamar a todo el grupo.
-Está bien; entonces, nos iremos.
-Adiós.
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-Vamos dijo aun sosteniéndole la mano y la guio fuera de la habitación.
Cuando salieron, Bautista dejó de sonreír y se limpió molesto el labio herido con un pañuelo, que luego tiró al bote de basura. Luego de que la pareja saliera del lugar, Victoria tuvo un recuerdo.
-¿Dónde está Jazmín? «Vinimos juntas, pero se fue para buscar ayuda cuando me encontré con Bautista. Dijo que iba a esperarme, pero no sé dónde está.
-Se fue contestó.
-¿Sola?
—¿Qué importa? ¿Crees que ella iba a esperarte aquí? ¿Sabes a dónde estamos?
Victoria no supo qué responder. «Otra vez; comenzará a retarme como su fuera una niña. ¡Siempre lo hace!». Se liberó de él porque estaba indignada.
-Si, sé muy bien dónde estamos, ¿qué importa? Si me voy, Jazmín es la única persona que puede
mi posición, así que es evidente que debo acompañarla a sus cenas de trabajo.
ocupar
-¿Tenian que reunirse en este lugar? -preguntó con indiferencia.
-Si.
-¿Qué dijiste?-preguntó con el ceño fruncido.
Aún estaba molesto por el encuentro con César, que le faltó el respeto a Victoria porque Alejandro había estado con Claudia en la compañia. Por eso, ella se vio perjudicada por
lo que rumoreaban los empleados y porque decían que la había abandonado. Victoria sabia que no podía guardarle rencor porque no tenía el derecho; de hecho, ella estaba muy agradecida con él. No solo Alejandro les dio una lección a esos bravucones, sino que también ayudó a su padre sin siquiera saberlo. También, le dio la oportunidad de aprender y mejorar al llevarla a la compañía.
Ella debía estar agradecida, pero, por alguna razón, también le tenía rencor y comenzó a sentir celos. La joven era consciente de que no debía sentirse asi e intentaba contenerse; queria creer que era positivo que Claudia y Alejandro estuvieran juntos porque ellos la habían ayudado. No obstante, siempre que se despertaba en la noche, recordaba la manera extraña en la que la miraron aquel día en la compañía y no podía dejar de pensar. «¿Por qué? Quiero saber el porque. Debo esperar a que operen a la abuela; no será mucho tiempo, pero ¿por qué debía ir con Claudia y permitir que todos hablen de mi? ¿Por qué me enamore de él? Todo seria más sencillo si no lo
amara..
Era evidente que Alejandro no sabía en qué estaba pensando y solo la observaba de pie alli con los ojos enrojecidos; en ese entonces, notó lo agresivo que había sido. Pero si no la regaño, no sabrá lo malvado que es el mundo. ¿Y si la persona que veia esta noche no era Bautista y se encontraba con un extraño? ¿Qué habría ocurrido si no respondía la llamada de Jazmin? Podría haber resultado en un grave problema».
-¿Acaso no te dije que eligieras un lugar más apropiado para tener cenas de trabajo? Si la otra persona no está de acuerdo, entonces no te reúnes. Eres la señora Calire; nadie puede presionarte
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”
-explicó con calma.
-¿Señora Calire? -Victoria se rio al escucharlo-. ¿Nadie puede presionarme? ¿Qué sucederá cuando ya no tenga ese título? -El hombre se detuvo y ella dijo en voz baja-: ¿Qué pensarán de mí cuando descubran que nuestro matrimonio es una farsa?
La familia Selva ya estaba en bancarrota desde hacía mucho tiempo y ella era la más perjudicada. Durante los últimos dos años, la joven trabajó mucho para demostrar que no necesitaba el respeto de otros por el mero hecho de ser la señora Calire. A pesar de haberlo intentado, resul que ella no era nadie si no fuera por ese título.
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